miércoles, 18 de marzo de 2009

Dame limosna de amores.

Era una victima sin paliativos del desamor, las drogas y la marginación. Invariablemente una cosa le llevó a la otra. Un fracaso amoroso en plena juventud la situó ante el infierno de las drogas y, lo que era un proyecto esperanzador de mujer, se convirtió en una ruina fisica y humana pero no espiritual.

La veía cada viernes sentada en la puerta de la basilica del Gran Poder. Pedía pero sin alargar la mano ni sostener en el suelo ningun tipo de platillo o vaso de plastico. Su extrema delgadez aun dejaba entrever lo que había sido una mujer de una belleza deslumbrante. Siempre peinada hacia atrás con un toque de gomina en su pelo. Educada hasta la exquisitez se mostraba ruborizada cuando alguien dejaba junto a ella alguna moneda. Siempre decía…..”muchas gracias caballero /señora que quien vive dentro se lo pague”. Con frecuencia sostenía un café en su mano derecha mientras que con la izquierda mojaba unas magdalenas con sumo cuidado de no mancharse. Denotaba poseer unos mágnificos modales y su vestimenta -dentro de su pobreza- la mantenía impoluta y decente. Su “equipaje” era un macuto/bolsa donde guardaba todas sus pertenencias y un perrillo de pelo marrón y mirada triste. Los dos - dueña y perro – componian un poema de amor y pena tan sincero y directo que, a cualquiera con sensibilidad, movía a la solidaridad y al afecto.

Despues de tantos viernes , y no sin vencer algunas dificultades, conseguí compartir con ella aparte de unas monedas un rato de conversación. Me dijo que era madrileña. Que estudiaba 4º de Derecho cuando conoció a un canalla del que se enamoro perdidamente. Le prometío que a cambio de irse con él y abandonar su entorno familiar recorrerian juntos el paraiso. Al final la dejó tirada en una cuneta en Marruecos. Dejandole de herencia una terrible adicción a todo tipo de drogas y la amargura de haber arruinado su vida y la de los suyos.

Volvió a España sin querer regresar a Madrid. No quería que su familia la viera en tal estado despues de haberle pronosticado lo que le iba a pasar. Pretendía remontar el vuelo sola y volver con los suyos el día que se encontrase rehabilitada. Buscando la luz pasó por el largo tunel de vivir en la marginación y la miseria. Vendió su cuerpo a cambio de un chute que calmara su ansiedad. Durmió y comió en los sitios mas insospechados. Conoció una fauna humana y urbanita donde solo manda el desosiego, la marginación, la pobreza mas extrema y la pena de seguir viviendo.

Un día, un féliz día, cuando se encontraba rebuscando en su maltrecho y desvencijado macuto, encontró una foto del Gran Poder. Recordó que de niña se la había dado su abuelo que era sevillano. Vinieron a su memoria las palabras que le dijo……”llevalo siempre contigo, que Este no suele fallarnos nunca”.
Sin pensarlo dos veces encaminó sus pasos hacia Sevilla donde llegó en la trasera de un camión de frutas de la huerta murciana. Preguntó a alguien …..” oiga donde puedo ver al Gran Poder”. Le dijeron….”tú cierra los ojos que Sevilla te dará la mano y te dejará ante sus plantas”


Y allí empezó esta pequeña historia quedandome la tremenda duda de cual habrá sido su final. Me explico: un viernes y los siguientes noté que Laura, (así se llamaba) ya no estaba alli. Desapareció de la noche a la mañana. ¿Donde podría estar¿. Intrigado pregunte por San Lorenzo. Las respuestas fueron de las mas diversas. Unos decían que había venido un hermano y se la había llevado a Madrid con su familia. Otros que estaba ingresada en una granja de rehabilitación. Los mas siniestros que había fallecido de una sobredosis.


La respuesta está en el viento, y quien de verdad la sabe es Aquel que desde su atalaya la veía cada mañana de espaldas en la puerta de su basilica. El que propicio que encontrase una foto suya en un viejo macuto y buscara consuelo viniendo a su encuentro. Suerte donde quieras que estes y quedate tranquila que el Señor de Sevilla te dará el consuelo y la fuerza que necesitas. Suerte, mucha suerte amiga Laura.

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