jueves, 1 de octubre de 2009

El duro rostro de Satán

Hace unos días, en un pueblo de Tenerife, un uruguayo mató a su mujer y posteriormente la metió en un arcón. Después se suicidó tirándose por un barranco de más de veinte metros de altura (tenía que haber empezado por el final). Previamente había enviado a sus dos hijos, de cinco y siete años con una familia -uruguaya como ellos- que vivían en su misma calle. En el bolsillo del pantalón del menor de los niños la policía encontró un papel que decía textualmente:….”cuando lean esto mi mujer y yo estaremos muertos”.

Unos días antes, una “madre” en EEUU mató a su hijo de pocos meses. Le cortó posteriormente la cabeza a rodajas y….!se la comió!. Sin irnos tan lejos y más concretamente en la Muy Noble, Leal y Sufrida Ciudad de Sevilla, un asesino canalla que responde al nombre de Miguel Carcaño, ha cambiado de nuevo su declaración sobre el asesinato de Marta del Castillo, y de cómo se desprendió –se desprendieron- del cadáver de esta infeliz muchacha sevillana. En un alarde de criminal cinismo y con una sangre fría tan solo al alcance de las alimañas más crueles, vuelve a darle al Juez una nueva versión de los hechos y con esta ya van…..!cuatro!. Terrible el que estos padres y esta familia no puedan siquiera enterrar a su hija. Descansar de tan cruel incertidumbre, y sufrir el eterno duelo de los desconsolados que entierran a sus hijos. Son creyentes y esto debe ser el soporte donde poder agarrarse, e intentar sobrevivir en el duro día a día que les aguarda. Ahora mismo su mayor deseo es recuperar el cuerpo de su hija para darle cristiana sepultura.

Se me argumentará que los tres ejemplos expuestos anteriormente pueden considerarse como extremos y diabólicos. ¿Así lo creen?. Hoy día basta leer la prensa, escuchar la radio o ver la televisión para percartarnos de que el duro rostro de Satán se refleja en todos los espejos de la Sociedad. A una alarmante pérdida de valores éticos y morales, podemos añadir un evidente pasotismo a la hora de intentar remediar los males que nos aquejan. Hoy si el Mal está campando a sus anchas, es porque su antídoto natural –el Bien- ni está ni se le espera. Solo cuando un problema serio nos afecta personalmente, es cuando pretendemos que los demás lo conviertan en un problema colectivo. Siempre pensamos que serán otros desde instancias superiores los que tienen la obligación –en parte es bastante cierto- de reconducir a la Sociedad hacia metas más nobles y justas. ¿Y nosotros que podemos hacer para remediar este estado de cosas?. Unas pocas que –como miembro activo del escepticismo- creo que dejaremos en el baúl de las buenas intenciones. Podíamos por ejemplo hacerles ver a los políticos –de todo signo y condición- que nuestro voto no está cautivo de nada ni de nadie. Que nos pertenece, y que nuestro mayor aval democrático es el buen uso que de él hagamos. También procurando dinamizar la vida ciudadana en nuestros barrios, haciéndoles ver a los “funcionarios” que hoy dirigen las Asociaciones de Vecinos, que no somos monos de feria a los que torear de manera permanente. Podemos –y debemos- apoyar sin complejos todas las causas justas y tendentes a liberarnos del negro futuro que nos espera (sobre todo a nuestros hijos y nietos). Existen algunas personas honradas y eficaces en la política, el sindicalismo y los movimientos vecinales, aunque soterradas por los inventores y beneficiarios de “lo políticamente correcto”. Apoyemoslas sin fisuras.

Los Carcaños de marras son el fiel exponente de una Sociedad permisiva, pusilánime y anclada en una falsa “Progresía de salón”. Estos criminales son la punta del iceberg, pero no olvidemos que este se sustenta sobre la perniciosa y podrida base del salvajismo más atroz. Consecuencia directa de una “Educación” que desde hace mucho tiempo –en este sufrido país- hace aguas por todas partes. Ha triunfado plenamente el individualismo para el que hemos sido programados desde todos los frentes ideológicos. Nunca estuvo más de actualidad el:…”Yo soy yo y mis circunstancias”.

Si miran con disimulo –hacerlo sin tapujos nos puede acarrear funestas consecuencias- a ese grupito de jóvenes, y algunos no tan jóvenes, que se reunen en los aledaños de su bloque, y que solo tienen como meta las drogas, el alcohol, el sexo como dominación machista y el vandalismo más salvaje, no le quepa ninguna duda de que entre ellos hay un Miguel Carcaño en potencia listo para actuar. Le esperará despues de sus tropelías la fama mediática y la confianza de que en unos pocos años ya estará en la calle (el salvaje asesino de Marta recibe carta de “admiradoras” en la cárcel, y me han comentado –no he tenido “estomago” para averiguarlo en internet- que tiene un blog para recibir muestras de apoyo). Charles Manson en versión tristemente sevillana. No nos equivoquemos, si en el grupito que les comento puede haber de hecho un Miguel Carcaño, lo que es seguro es que cualquiera de nuestras hijas o nietas puede haber una Marta, y en nosotros a la postre puede haber un desconsolado Antonio del Castillo.

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