viernes, 13 de noviembre de 2009

Paseando a Miss Poyotú.


Difícil, muy difícil, debe resultar para un sociólogo encuadrar sociológicamente a todas las tendencias y formas de comportamientos en la Sociedad actual. Asumiendo que todos tenemos –o debíamos tener- un comportamiento ético y estético y, que del resultado del mismo se no debía conocer y clasificar, las cosas al día de hoy ya resultan bastante más complejas. Aparecen de manera banal y novedosa elementos de comportamientos, que nos convierten en frágiles veletas movidas por los vientos de la “modernidad”. Archivamos –o abandonamos- principios éticos y morales heredados de nuestros mayores o acumulados por la experiencia de los años vividos. Algunos de los cuales son considerados obsoletos por una Sociedad mercantilista donde prima el valor de los bienes acumulados, y donde todas las cuestiones sociales, culturales, religiosas o políticas son pasadas por el filtro de lo “politicamente correcto” (el Visor del Gran Hermano de George Orwell). Todo lo hacemos bajo la sacrosanta bandera de la Libertad. (¡Libertad, libertad, cuántas barbaridades se cometen en tu nombre!).

En la actualidad educar a un hijo en los eternos valores de la decencia, el esfuerzo, la solidaridad y la bondad, es tarea bastante complicada. Entrarás –por la carencia absoluta de coordinación- en contradicción con los planes educativos que se “desarrollan” en nuestras Escuelas y tendrás que luchar heróicamente contra unas televisiones perversas y embrutecedoras. Cuatro son los elemento que -coordinados- configurarían una buena Educación. Deben –o mejor debían- sustentarse en: el Hogar (los padres); la Escuela (los profesores); la Sociedad y la Cultura (los políticos, filósofos, escritores y sociólogos) y los Medios de Comunicación (directores, periodistas y comunicadores). La misión de los jueces consiste -o debía consistir- en cortar los abusos que se cometan en cualquier campo. Si cada uno cumple con su tarea y desarrolla con rigor su cometido otro gallo cantaría. ¿Tarea enormemente complicada?. ¿Utopía en estado puro?. ¿Demagogia del nueve?. Sin duda. Pero siempre será preferible emprender de manera correcta un largo camino, que intentar acortarlo con falsas veredas que no llevan a ninguna parte.

Entrar en el conocimiento y análisis de las numerosas tribus urbanas existentes –fundamentalmente en la juventud- y tratar de descifrar el comportamiento de las mismas, es tarea bastante ardua y compleja. Evidentemente a unas determinadas formas exteriores –la vestimenta- van unidos unos gustos y unos roles sociales que llevan como finalidad primordial marcar una tajante diferencia con el resto. Últimamente este tema de las tribus urbanas se ha puesto de moda al aparecer en EEUU una foto de nuestro Presidente del Gobierno con Obama y su bella esposa, acompañados por las hijas de ZP con atuendos de góticas. Esto ha posibilitado que a través de Internet, un enorme caudal de internautas se hayan interesado por las características de dicha tribu urbana. Es lógico y defendible a todas luces que el señor Zapatero y su señora defiendan a capa y espada la privacidad de sus hijas menores de edad. Eso es sagrado y está fuera de toda discusión. Evidentemente si haces una visita de Estado a EEUU y te entrevistas con Obama, la mejor manera de preservar la intimidad de tus hijas es dejarlas en casita. Pero, en fin, allá cada cual con su película.


Entre la gente madura tampoco anda corto este capítulo de las clasificaciones sociales y urbanita. No solo aparecen en el apartado político-social en cualquiera de sus variantes, sino en ámbitos mas personalizados. Hablamos de aspectos lúdicos, culturales, religiosos, medioambientales……

Posiblemente sea en las relaciones de pareja donde aparecen unas variantes que pueden ser más transitorias. La condición de casado/a, viudo/a, soltero/a, separado/a o simplemente ser pareja de hecho puede variar de la noche a la mañana, y cambiar de estado como quien cambia de camisa. “Un poné” que decimos por aquí y a modo de ejemplo: yo tengo un amigo que se casó en primeras nupcias (pasó de soltero a casado). Luego lamentablemente falleció su añorada y querida esposa (pasó de casado a viudo). Al poco tiempo volvió a casarse (pasó de viudó a casado). Desde hace unos meses esta separado legalmente de su 2ª esposa (pasó de casado a separado). Yo cuando lo veo rehuyo su presencia pues solo le falta para su curriculum civil-sentimental ser pareja de hecho, y no vaya a ser que que me camele y me ponga mirando a Brenes.

Pues bien, compruebo que en los últimos años ha aparecido –fundamentalmente en el sexo femenino- una nueva figura a las que un gacetillero local, al que le atribuyo la misma dosis de talento que de mala leche denomina: “Consejeras sentimentales de tenasleidis”. Son mujeres que por distintas circunstancias han tenido malas experiencias con los hombres. No hablamos evidentemente de aquellas que han sido víctimas del maltrato fisico o psicológico por parte de una cohorte de canallas integrales. No, más bien se separaron de sus maridos porque no dieron la talla que de ellos esperaban, o simplemente porque enviudaron en la plenitud de sus vidas de mujeres. Algunas curiosamente se han replanteado seriamente su opción sexual y andan a la caza y captura de mujeres con problemas sentimentales. Han cruzado de acera –están en su pleno derecho- y culpan a los hombres –en su conjunto- de todos los males que acontecen a las mujeres.

Dentro de mi capacidad para observar y siempre procurando que no me resulte ajeno nada de cuanto acontece a mi alrededor, las veo desplegar su tela de araña en largos desayunos mañaneros, en excursiones playeras o como compañeras de compras pausadas en época de rebajas.

Un mujer que sufra –aunque sea en una fase incipiente- algún conato de maltrato físico o psicológico debe actuar con contundencia, exponiendo su caso sin demora a personas de su entorno familiar y en los departamentos que la Junta de Andalucía tiene al respecto. Luego ya no les valdrá lamentarse cuando sea portada a hombros –camino del Campo Santo- por familiares y amigos. Duro comentario, pero en este tema no valen atajos ni medias tintas. A un maltratador no cabe darle segundas oportunidades pues volverá a reincidir con más crudeza si cabe.

Estas “Consejeras sentimentales” van por otros derroteros. Se “convierten” en fieles amigas de mujeres con problemas sentimentales –algunos de fácil solución- e intentan convencerlas de que todos los hombres son iguales de perversos. No hay distinción entre ellos pues en el fondo todos son maltratadores potenciales. En su discurso siempre utilizan un mismo latiguillo:… “poyotú cortaba de raíz con él, pues fijate como terminó lo de mi hermana”. “Tú sabes de sobras que puedes contar conmigo para lo que sea que para eso somos amigas”. Pescan en ríos revueltos con la caña de la insidia. Tienen una carta escondida bajo la manga y sólo la sacan cuando entienden que la partida ya está ganada.

Pues eso: poyotú me andaba con cuidado con semejante personal.

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