miércoles, 28 de septiembre de 2011

La Jugada perfecta




“Con el talento individual se ganan partidos;
con el talento colectivo se ganan títulos”
- Michael Jordan -


El Mundo del fútbol se nutre de momentos mágicos que, aparte de encumbrarlo al terreno de la estética del Arte, lo hace eterno en la memoria sentimental de la gente. Hace algo más de un año vivimos la conquista de la Copa del Mundo por la Selección Española. Posiblemente aquel día conseguimos gracias a don Andrés Iniesta el poder disfrutar de la Jugada perfecta de nuestras vidas. Fue el gol que posibilitó que España saliera a la calle en olor de multitud patriótica. Posibilitando que balcones, ventanas y coches lucieran la insignia nacional sin que por ello nadie fuera tachado de “facha”. He visto la jugada repetida muchas veces a través de Youtube y me la se casi de memoria. El pase a Iniesta se lo da Cesc Fábregas. Es un balón a media altura un poco adelantado para evitar el fuera de juego de Andrés. Este lo controla sutilmente dejándolo botar una vez. Lo empala antes de que baje y así evitar el cruce a la desesperada del defensa holandés. El portero a pesar de intuir por donde va a ir el balón solo puede rozarlo. El gol de nuestra vida enmarcado en la Jugada perfecta. Maradona se cruzó medio campo ante Inglaterra sorteando ingleses como si huyera del hambre de su infancia. Valdano ha comentado en más de una ocasión que a pesar de apoyarlo en toda la travesía sabía que no se la iba a pasar a nadie. O la clavaba o la perdía. Fue, eso si, el testigo terrenal más cercano que tuvo aquella magistral jugada. Valdano la vivió en primerísima persona y eso es tocar el cielo con la palma de la mano. El añorado Antonio Puerta le marcó un golazo al Shalke-04 que a la postre le abrió al Sevilla las puertas de la Gloria. Corría el minuto cien de partido cuando Puerta engancha una impresionante volea a media altura que se cuela como un obús en la portería alemana. El trianero Dani marcó el gol más importante de la Historia del Betis. Fue en una final de Copa contra el Osasuna. El nazareno Varela avanzó unos metros por el centro hasta llegar a las inmediaciones del área navarra. Dani aguanta escorado a la izquierda evitando el fuera de juego. Varela le pone la “pelota” adelantada y Dani la controla, haciéndola avanzar suavemente, hasta conseguir cruzarla lejos del alcance del portero. Marcó el gol de su vida y, lo más importante, de toda la Historia verdiblanca. Era la final de la Novena Copa de Europa en Glasgow. Jugaban el Real Madrid y el Bayern Leverkusen. Aquel día posiblemente Zidane consiguió en un increíble remate hermanar Fútbol y Ballet. Fue un balón que Solari le mete por la izquierda a Roberto Carlos en plena carrera. Este centra sobre la marcha para quitarse al defensa de encima. Le sale un globo imposible de rematar para cualquier delantero. Para cualquiera menos para Zidane lógicamente. Este se sitúa en el borde del área y cuando la pelota aterriza la engancha en una acrobática volea que se cuela por toda la escuadra. Quedó configurado en ese mágico momento la plasmación del mejor remate de la Historia del Fútbol. Todas jugadas perfectas y todas eternas en la memoria sentimental de aquellos que amamos el buen fútbol. Este Deporte es virilidad, pasión desenfrenada, violencia, dinero, pelotazos, fundamentalismo, irracionalidad y una sutil manera de distraer al personal de problemas más importantes. Pero también es belleza estética, duelo deportivo, lazos familiares, tradicionalismo, momentos ilusionantes, sentido llanto y alegría compartida. Lo dijo don Vujadin Boskov: “Fútbol es Fútbol”. No hay más, o lo tomas o lo dejas.

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