El Parque Nacional de Sivenir está situado en el oeste de Ucrania. Es el más importante de este país que consiguió su independencia en 1991 al disolverse la URSS. En este Parque viven 80 osos pardos que el pasado verano fueron noticia en todos los informativos del mundo. Se había detectado a través de sus comportamientos y posteriores análisis que estaban todos alcoholizados. En los alrededores de este Parque existen diversos bares y restaurantes y, los clientes y camareros de los mismos, atiborraban de vodka y cerveza a estos mamíferos cuyo peso puede oscilar entre los 100 y los 600 kilos de peso. Parece ser que el emborracharlos tenía como finalidad el atraer a un mayor número de clientes al Parque. Los visitantes se quedaban perplejos viendo las cabriolas que hacían los osos y, como se la “pelaban” cuando tenían cerca a alguna muchacha ucraniana. El tema ha llegado a tal índice de gravedad que el Gobierno de Ucrania ha creado un “Centro Especial de Desintoxicación para Osos Alcohólicos” (esto es completamente en serio). Allí, en Ucrania, se han invertido los papeles y ahora la gente bebe como osos y, los osos beben como cosacos. En un país que en febrero pueden estar a treinta grados bajo cero el estar sobrio es casi un milagro. Allí, en las pruebas de alcoholemia, suelen multar al que conduce sin secuelas de alcohol. Los pobres animales –me refiero a los osos- se han visto sin comerlo ni beberlo (bueno, borren esto último) en los telediarios de todo el mundo dando piruetas y haciendo payasadas. Esto me ha planteado serias dudas: ¿Cuántos litros de alcohol hacen falta para emborrachar a un oso? ¿Qué tiempo continuado necesitan beber para terminar todos alcoholizados? ¿Cómo se rehabilitan a los osos para que superen su alcoholismo? ¿Les pondrán en la terapia películas del Oso Yogi y Bubú en Jellystone? Lo cierto es que si en algo han persistido los verdaderos animales –los humanos- a lo largo de la Historia, ha sido en inventar infinitas formas de burlarse y machacar a los demás componentes de esto que se llama el Reino Animal. Hay noticias tragicómicas que no pueden sustraerse de algunas de estas variantes. La tragedia está en el abuso que se comete contra estos nobles especimenes de la Naturaleza y, lo cómico, en tener que crear un Centro Especial para rehabilitarlos. ¿Cómo van los osos a la terapia de grupo? ¿De diez en diez o individualmente? Aparte de sancionar con dureza a sus inductores “mollatosos”, ¿cómo propiciar el que no vuelvan a recaer? ¿Cubrirán sus síndromes de abstinencia con Coca-Colas light? Posiblemente suene raro el que por las noches del Parque no vuelva a escucharse el… ¡Ucrania, Patria querida, Ucrania de mis amores, quien estuviera en Ucrania multando a tantos mamones! Esperemos que esta odisea de vodka y cerveza termine bien para los osos y que cuando miren a la luna no crean que se trate de un queso de bola. La caja de sorpresa de esta Sociedad desquiciada nos ofrece cada día un nuevo capítulo. Ahora les ha tocado el turno a los “Osos borrachos de Ucrania”. Mañana, posiblemente, les toque a las “Llamas cocainómanas del Perú”. Pasado mañana Dios dirá que nueva perversidad contra los animales tendremos guardada en la chistera. Una última interrogante: me imagino que para combatir la resaca de un oso habrá que prepararle una tortilla de paracetamol.
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