Hoy es 19 de Marzo y, mientras la Iglesia nos dice que es el Día de San José, los Grandes Almacenes determinan que sea el Día del Padre. Que levante la mano quien no conozca un Pepe entre su círculo afectivo y/o profesional. ¿Nadie la levanta, verdad? Dos José nos ha dado la Historia de especial relevancia. Uno, vivía en Nazaret y era carpintero. Tuvo un aprendiz que en los pocos años que habitó entre nosotros le dio tiempo a construirnos las puertas del Cielo (otros le construyeron a Él una enorme cruz de madera). El otro, nació en Setúbal y es un afamado entrenador de fútbol. A pesar de sus éxitos futboleros, y de su alta consideración profesional y/o monetaria, siempre lo encontramos –en clave machadiana- “mustia la tez y el pelo cano” y en permanente estado de cabreo (dicen que de noche se le presenta el espíritu de Camp Barça). Queda también otro muy pinturero al que se conoce como “Tío Pepe”. Provisto de chaquetilla y sombrero rojo representa el cúlmen del vino fino de Jerez (presidiendo además la Puerta del Sol madrileña). Todos, en definitiva, llevamos un Pepe dentro de nosotros. Genial e inmortal Mario Moreno “Cantinflas” en el suyo. Ahora con esto de las modernidades los José no se transforman en Pepe, sino que se les quita el acento y santas pascuas: Jose. Nuestro -¿por pocos días ya?- Presidente de la Junta, don José Antonio Griñán, parece ser que le gusta que le llamen Pepe. Dios me libre de tomarme tamaña libertad. El problema lo tiene en como le llamen –o no- en las urnas el próximo 25-M: Presidente o ExPresidente. Los padres ya se nos representan como algo más serio, aunque también sujeto a distintas variantes. Quitando al Padre Celestial que para los creyentes solo hay –o debía haber- uno, se nos aparece una amplia gama de padres terrenales. Los hay naturales; biológicos; adoptivos y putativos. Luego tendríamos una segunda división acorde con el comportamiento observado hacia nuestros hijos. Podemos ser: despóticos; permisivos; generosos; egoístas; tradicionales; modernos; desprendidos…..La lista sería larga y siempre abierta a alguna nueva incorporación. Tampoco es descartable que unamos varios conceptos a la vez. Posiblemente ser padre (abuelo ya ni les cuento) sea una de las cosas más hermosas que nos ocurren a los hombres en nuestro terreno deambular. Es para el único oficio donde difícilmente a priori se puede conseguir un titulo. Aquí la práctica se nos antoja imprescindible. Crecemos de manera conjunta a nuestros hijos y, el día a día, va modulando nuestra figura paterna. Llegar a conseguir el que un día se nos considere “Pater amantísimo”, es algo que escapa a nuestro control. Son ellos, nuestros hijos, quienes tendrán siempre la última palabra. Mientras, si te regalan una corbata este Santo Día del Padre di que es muy bonita (aunque tú no te la comprarías ni borracho). Todo se reduce a una dualidad existencial: que tus hijos estén orgullosos de ti y, lo más importante, que tú te muestres orgulloso de ellos. Feliz día a todos y, sobre todo, a todas (los Pepe vienen inevitablemente del vientre materno de las Pepa).
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