La
Historia de España
está plagada de días donde las palomas dieron un rodeo por sentir vergüenza de
volar los cielos españoles. El pasado martes día 22 de Octubre del 2013 fue uno
de ellos. Una etarra que responde al nombre de Inés del Río y en cuyo currículo
criminal figuran veinticuatro victimas inocentes fue excarcelada. A la misma
hora fue excarcelado en Londres un etarra llamado Antton Troitiño y causante de
la muerte –entre otras- de doce guardias civiles en un salvaje atentado en
Madrid. En los próximos días veremos salir de las cárceles a un reguero de
criminales a los que en algunos sectores del País Vasco llaman “Patriotas
vascos luchadores por la
Independencia”. Serán recibidos a que dudarlo como auténticos
héroes de la “causa vasca”. Todo está
motivado por una sentencia del Tribunal de Estrasburgo que anula la “Doctrina
Parot”. La misma que posibilitó en su día que los terroristas y criminales más perversos
pagaran con años de cárcel sus viles asesinatos. Junto a los terroristas
saldrán de las cárceles algunos de los violadores y criminales más perversos.
Ningún terrorista excarcelado pedirá perdón y sus voceros, hoy cómodamente
instalados en el Poder, lo cifran todo a daños colaterales de la Guerra por la Liberación del País
Vasco. Una desigual batalla donde los verdugos han puesto las pistolas y las
bombas y otros, las victimas, han puesto las nucas y los cuerpos destrozados. Debemos
asumir sin complejos que en un Estado de Derecho las leyes hay que cumplirlas y
las sentencias que emanan de Tribunales Internaciones han de ser
aplicadas. Pero lo que la gente decente
percibe, una vez más, es que lo legal y lo justo pocas veces caminan de la
mano. Nuestro Presidente del Gobierno,
que con el fantasma de Barcenas ha terminado huyendo hasta de su propia sombra,
ha perdido una ocasión de oro para dirigirse a los ciudadanos. Todos nuestros
mandatarios políticos coinciden que es una sentencia abominable pero de
obligado cumplimiento. De todas formas
causa extrañeza la celeridad con la que nuestros jueces la han aplicado en
detrimento de otras que se eternizan en el tiempo. Poco más que añadir desde esta modesta
tribuna sevillana. Mi –nuestro- mayor
grado de solidaridad con las victimas del terrorismo que estarán pasando estos
días un verdadero calvario. Por enésima
vez queda demostrado que los buenos solo ganan en el Cine y en la Literatura. Toca sentir en la boca el
amargo sabor de la ignominia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario