Ya hemos sobrepasado de largo los dos años desde que se produjo en
Sevilla el desembarco del llamado “Zoidazo”. Juan Ignacio Zoido llegó a la Alcaldía sevillana
después de conseguir una abrumadora mayoría en las Elecciones Municipales. Su
victoria electoral tuvo dos elementos complementarios. De una parte la gestión
cargada de despropósitos de la terna Monteseirín-Torrijos que cubrió, con mucha
más pena que gloria, la anterior etapa municipal. Todo un cúmulo de errores y
dispendios que ha propiciado la falta de liquidez del Ayuntamiento (la Ciudad) para unos cuantos
años. Después estaba el excelente trabajo que realizó Juan Ignacio Zoido desde la Oposición en los Barrios
(y sobre todo en las Barridas más periféricas). Muchos sevillanos entendieron
que el perfil que dimanaba de la figura política y personal del Zoido era lo
que Sevilla necesitaba. Consiguió incluso muchos votos de ciudadanos que nunca
antes habían votado al PP en la Ciudad.
Pues bien, nuestro
gozo en un pozo. El balance político, económico, social y cultural del
“Zoidazo” en estos dos primeros años es un claro canto al pesimismo. Se dieron en estos dos años de mandato
municipal una serie de factores que en modo alguno justifican el grado de
abandono a que está sometida la Ciudad. Bien cierto es que se
encontraron con unas arcas municipales donde tan solo había facturas pendientes
de pago (incluso hasta en pesetas). Pero
esto ya lo sabían de antemano (lo de la “mano” me ha salido sin querer).
Después al señor Zoido lo nombraron Presidente del PP de Andalucía y tuvo que
dividir su tiempo en ambas funciones: Alcalde y Presidente de un Partido (que
nunca gobierna en Andalucía). Sevilla
necesitaba –y necesita- un Alcalde a tiempo total y rodeado de un Equipo que
sea algo más que meras comparsas. Parece
ser que el señor Zoido está variando el rumbo de su ruta política y eso creo
que es una buena noticia para la Ciudad. Curiosamente
la “tinaja” de su crédito político todavía no está completamente vacía. Tiene
tiempo todavía de enmendar una función pública donde han prevalecido las “fotos”
(gestos) sobre los “carretes” (hechos). Sevilla tiene muchas asignaturas
pendientes y eternizarla en el tiempo es como dejarla morir de manera
irremisible. La Oposición
municipal, en la figura de Juan Espadas,
cuenta con un referente político de excelente factura. Tiene un buen Equipo y
no sería desdeñable que en un futuro ocupara el sillón de la Alcaldía sevillana. Ha estado oscurecido por la alargada sombra
de Sánchez-Monteseirín y desprenderse de la misma no le ha resultado una tarea
fácil. Parecer ser que empieza a sacudirse tan nefasta herencia política. Lo
cierto, y es algo que nos puede invitar al optimismo, es que en Sevilla con
Zoido y Espadas hay partido por jugar. La Ciudad está desnortada, sucia, mal gestionada,
con Barriadas periféricas abandonadas y pendiente de proyectos sencillos pero
ilusionantes que la saquen de la atonía.
El tiempo se agota y, lo peor, es que nosotros nos agotamos con él. ¿Tendrá todavía algún recorrido político el
“Zoidazo”? En unos meses saldremos de
duda. Agarrarse que vienen curvas.
Nota sentimental: Felicidades a todas las Conchas y Conchitas, en mi
familia había tres y, afortunadamente, me queda mi prima Conchita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario