Sinceramente mentiría si dijera – en este caso escribiera- que era
previsible el altísimo nivel que la corrupción ha alcanzado en nuestro país. Esto
es verdaderamente preocupante y pone en el disparadero algo por los que algunos
luchamos denodadamente en nuestra juventud: la consolidación de un verdadero y
definitivo sistema democrático. Pues de eso se trata y podemos preguntarnos con
razones evidentes si no estará en peligro la Democracia española.
Puede que la cosa no llegue a tanto pero minimizar lo que aquí está pasando es
hacernos un flaco favor. Admitamos sin
reservas, cosa que creo firmemente, que no todos los políticos son corruptos.
Creo que si alguien se beneficia indirecta y claramente de este lamentable
estado de cosas es la formación política Podemos. No tienen necesidad de hacer
campaña de ningún tipo. Algunos medios –fundamentalmente televisivos- y la
plebe de rateros que pululan por estos lares se la están haciendo. El mapa político de la corrupción es
aterrador y engloba a Partidos, Sindicatos y Organizaciones Empresariales. De
manera interesada los dos grandes partidos españoles se han preocupado, en sus
etapas de gobierno, de no dotar a la Justicia de los medios necesarios para ejercer su
imprescindible labor. Nos roban y además emplean el dinero procedente de sus
tropelías en instalarse impunemente en el lujo más desmedido. Poco les importa
que ese dinero se les sustraiga a la formación de los parados, las ayudas a
nuevos emprendedores y las soluciones a las apremiantes necesidades de millones
de españoles (con el hambre de muchos niños clamando sobre sus negras
conciencias). Ellos van a lo suyo: a robar sin tregua y a gastar opíparamente
el fruto de sus botines. Llamarlos “ladrones de guantes blanco” es suavizar sus
verdaderas naturalezas. Son Rateros (así con mayúscula) de la manera más
peyorativa, ruin y mezquina del término.
Se saben seguros tras sus corazas de buenos abogados y los intrincados
laberintos judiciales de recursos y prescripciones. Han utilizado la política
para enriquecerse y enfangar a la
Democracia hasta términos que el tiempo dirá donde
desembocan. Como diría Machado…”Mala gente que camina y va apestando la
tierra”. En sus platos de caviar, sus
safaris, sus copas de champán francés, sus noches de orgías con prostitutas de
lujo en hoteles de cinco estrellas, sus viajes en primera clase, sus casas y
coches de alta gama y sus compras en lujosas tiendas están impresas, a sangre y
fuego, el hambres de los niños y el descalabro social y laboral de millones de personas.
Rateros a los que solamente los jueces y, fundamentalmente, nosotros podemos
poner en su hábitat natural: la cárcel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario