You Really Got Me

Hay canciones de nuestra juventud que se te pegan a las paredes del alma y te acompañarán mientras vivas o, al menos, mientras tengas activa la posibilidad de recordar. Una de esas canciones es para mí el “You Really Got Me” de “The Kinks”. Recuerdo con exactitud como llega este temazo a mis manos (mejor a mis oídos). Fue un regalo de una “medio novia-medio amiga” que tuve en el Barrio de San Bernardo. Se llamaba Amalia y aparte de una joven mujer con grandes inquietudes culturales-musicales era un bellezón del diez. Aquello no cuajó pues ambos le teníamos un cierto miedo existencial a compromisos serios en tan tempranas edades. Creo que me lo regaló por Navidades y lo había adquirido en “Casa Damas” en la sevillana calle de las Sierpes. Cuando lo escuché por primera vez en mi tocadiscos “Philips” me quedé literalmente petrificado. ¡Como sonaba aquel Grupo! Amalia se marchó siendo aún muy joven con sus padres y su hermano a Bélgica y nada más supe de ella. Pero cada vez que escucho el “You Really Got Me” se me viene a la memoria. Se me aparece con su hermosa sonrisa y una minifalda que era capaz de parar el poco trafico rodado de entonces. Son regalos con una carga sentimental imperecedera. Todavía conservo este disco y, evidentemente, es una de mis más preciadas joya en la amplía discografía que he acumulado a lo largo de los años. Vivir tan solo de “la” nostalgia es mala cosa. Vivir “con” ciertas dosis de nostalgia es signo inequívoco de que parte de nuestra vida ha sido gozosa.  Nada como las canciones nos retrotraen a tiempos pasados y disfrutados.  El “You Really Got Me” comandando un mundo sentimental que me huele a Puente; a Piscina de agua helada; a Bailes domingueros con tinajas llenas de sangría; a Párroco benefactor y solidario; a Fábrica de Artillería; a Miércoles Santo; a besos furtivos en el Túnel y, en definitiva, al querido Barrio de San Bernardo. Le pusimos nombre y canciones a nuestra ansiada libertad.  Una de ellas será para siempre el: “You Really Got Me” de “The Kinks”.

Juan Luis Franco – Lunes Día 13 de Abril del 2015