lunes, 25 de mayo de 2015

El vértigo de los días





Como el que no quiere la cosa Mayo enfila su recta final. Los días pasan a una velocidad de vértigo y casi no nos da ni tiempo para analizar los momentos vividos.  Personas sensatas e inteligentes me advirtieron hace ya algunos años que a partir de los cuarenta los días, meses y años cogen siempre una velocidad de crucero. Nos hablaban desde la incuestionable razón que da la sabiduría de los años vividos y sobre todo consumidos.  El presente se nos escapa de las manos como el agua de la lluvia o la arena de la playa. El pasado ya no cuenta y el futuro no existe todavía. Tenemos, a ciertas edades, como  único tiempo palpable y tangible el presente más inmediato. Más que hacer planes con nuestra vida es la vida en si misma la que hace planes con nosotros. Reconozco sin ambages que me da cierto miedo envejecer por la incertidumbre que esto conlleva. Se nos dice de continuo que es ley de vida. A pesar de nuestro desosiego poco podemos hacer para parar el curso de la existencia humana. Existen leyes contra las que es inútil rebelarse. Como tantas cosas en la vida la asumimos por tratarse de males compartidos. Más que miedo tenemos una cierta sensación de vértigo por la incertidumbre de cómo será el epílogo de nuestra vida. La fe si no consigue mover montañas al menos nos mueve a nosotros hacia la Esperanza. Los nietos se nos configuran como un hermoso islote donde atracar ilusionados nuestra cansada y desvencijada barca. No nos engañemos, nadie quiere pasar por debajo del arco de la decrepitud. Pero al final, siempre al final, puede que la última playa por visitar nos resulte la más hermosa y placentera. El vértigo de los días.



Juan Luis Franco – Lunes Día 25 de Mayo del 2015

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