martes, 2 de junio de 2015

La importancia de llamarse Pérez





Creo que fue en 1997 cuando Gabriel Jackson escribió una obra fundamental para entender de manera diáfana y certera el nacionalismo (todos los distintos tipos de nacionalismos). Estaba editada por Planeta y se llamaba “Civilización y Barbarie en la Europa del siglo XX”. Aquí se refleja de manera pormenorizada los estragos causados en Europa por los nacionalismos. Siempre programados por “los de arriba” para manejar a “los de abajo” (más que al “Soldado Desconocido” habría que poner un enorme tumba que pusiera “A los millones de víctimas del fundamentalismo-nacionalista”). Aquí, evidentemente, hablamos de otra cosa menos trágica.  Viene todo esto a cuento por el “numerito” montado en el Campo del Barcelona por vascos y catalanes. La “Crónica de una pitada anunciada”. La cuestión era reventar el Himno español y, de paso, manifestar su sonoro desacuerdo con el Rey que representa a una Monarquía Democrática y Constitucional (ver la media sonrisa sibilina del señor Mas -o menos- en el palco de autoridades era un canto a la hipocresía-burguesa-catalana). Todo, absolutamente todo, estaba programado de antemano y se anteponía el ganar o perder una final a poder montar “el pollo” con todas sus plumas. Valga como aclaración que dada mí condición de demócrata en el fondo y en la forma nunca pondría cortapisas a nada que, individual o colectivamente, se reivindique cívica y democráticamente. Seamos justos y serios pues para algo debe servirnos la Historia: la independencia vasca se ha planteado en no pocas ocasiones a golpes de pistolas. La catalana portando libros y arte de vanguardia europea. A cada uno lo suyo.  Reconozco, como español, que la estruendosa y orquestada pitada inicial me resultó bastante irritante y me produjo la tristeza que tiene el que se enfrenta, una vez más, a la sinrazón.  Me sentí, más que ultrajado, desesperanzado de vivir en un país donde una tercera parte no quiere pertenecer al mismo. Bajo ningún concepto quiero perderme ningún partido donde juegue el Barcelona.  Pretendo, el día de mañana, poder contarle a mi nieto que su abuelo fue uno de los tantos afortunados que vio jugar a Leo Messi. Las últimas Elecciones (donde de verdad se plasma la verdadera Democracia) han demostrado que los Partidos Nacionalistas van perdiendo fuelle mientras que, en algunos casos, aumentan los folios en los juzgados. Algunos de sus dirigentes se tapan las vergüenzas “manejando” los nobles sentimientos corporativos (más que de pitar se trata de preguntarse quien te ha puesto el pito en la boca). Nada nuevo bajo el sol. Ayer lunes escuché las repuestas más variopintas y diversas para solventar esta afrenta hacia la siempre maltratada España (pero no solamente por vascos y catalanes).  Se ha reunido el “Comité de nosequécosa” para ver que medidas tomar (siete horas de reunión y tres de ellas comiendo).  Puro teatro del malo para que todo siga igual  (lo que si han resuelto rápido es sancionar al Sevilla FC. Por cierto: tiene cojones que con las grandes satisfacciones que el Sevilla le está dando a su afición haya algunos que se dediquen a lanzar cánticos contra el Betis).  Me “enredo” escribiendo  este Toma de Horas por así habérmelo pedido algunos amigos. No nos engañemos: los “piteros” buscan una repuesta contundente a su pitada para justificar su ancestral “victimismo”. ¿Qué podemos hacer?  Sinceramente lo último sería desenterrar viejas hachas de guerras que tanto dolor ha causado a este país.  Cada uno con su historia y nosotros asumiendo la importancia de llamarse Pérez.



Juan Luis Franco – Martes Día 2 de Junio del 2015

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