viernes, 6 de noviembre de 2015

Solos ante ante el peligro





Las estadísticas nos dicen que no menos del treinta por ciento de los españoles viven solos (en Inglaterra llegan al cuarenta por ciento).  De ese treinta por ciento un diez lo hace motivado por una serie de circunstancias personales que lo han llevado a la soledad de cuerpos y posiblemente también de almas. El veinte por ciento restante lo hace mediante un acto de propia voluntad (entiendo que tras una profunda y serena reflexión). El “personal” que se mete hasta en los charcos no termina de comprender que una es cosa es vivir solo/a y otra bien distinta es estar solo/a.  La figura de la persona que vive sola (sobre todo si es relativamente joven) está sometida a sospecha permanentemente y con un perfil prefabricado donde predomina  la insidia y los falsos parámetros sociales establecidos.  Creen que las personas que viven solas son gente huraña, antipática, egocéntrica, asócial y que se llevan todo el santo día empastillados y hablando con los muebles.  No terminan de comprender que hay quien comparte techo con tres o cuatro familiares y padece la soledad más absoluta. Cada uno es muy libre de buscar la forma de vida que considere más placentera. La soledad de soledades no se evita tan solo enmarañada en una cuestión de espacio-compañía sino de tiempo-sentimientos. Estamos instalados en una Sociedad hipócrita y superficial donde los raseros para medir a los demás siempre los ponemos utilizando los nuestros. No existe una situación perfecta donde el ser humano pueda desarrollarse y expresarse con absoluta libertad. Tenemos en nuestros genes una tradición inquisidora y cualquier ocasión es buena para sacarla de paseo.  Al final, para que engañarnos, la vida termina por demostrarnos que todos estamos solos ante el peligro.


Juan Luis Franco – Viernes Día 6 de Noviembre del 2015


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