“A enemigo que huye
puente de plata
y pena que se queda
pena que mata”
Tienen, cuando les interesa, mala memoria o más bien la tienen
selectiva. Los he visto actuar desde la niñez. Gente mezquina que tienen como
principal misión en la vida envenenar todo cuanto les rodea. Solo se acuerdan
de aquello que justifique sus viles acciones y siempre suelen decir que todo lo
hacen por el bien ajeno. Van y vienen
como las palomas mensajeras que vuelven al palomar después de llevar por el
aire mensajes manchados de alquitrán. Te dan una mala noticias (no pocas veces
fruto y obra de su pertinaz maquiavelismo) y encima quieren que les agradezca
la “sinceridad” que han mostrado para
con tu persona. Cambian de color y de chaqueta como de manera de pensar y
sentir. Te dicen...”Tú bien sabes que a mí no me gusta hablar mal de nadie pero….”. En los “peros”
están las claves de sus viles comportamientos. Su discurso se basa en la
insidia y la calumnia para tambalear las nobles raíces de personas decentes. No
asumen que existan seres humanos bondadosos que consideran que su felicidad
consiste en hacer participe de la misma a los demás. A estos sembradores de
infamia los tenemos en todos los ámbitos posibles. En el trabajo, en la
familia, en la Comunidad de vecinos,
en la Hermandad ,
en algunos de los políticos que votamos o entre los tertulianos con quienes
compartimos copa y charla. Con los años
los afronto como algo personal y siempre tengo a mano “puentes de plata” para que se marchen a envenenar otros mares. Tiran
las piedras y esconden sus sucias manos ennegrecidas por la carbonilla de los
trenes que van del vacío a la nada. Tenerlos a distancia es una medida tan
necesaria como profiláctica. Disfrutan con lo que mejor saben hacer: envilecerse
como seres humanos.
Juan Luis Franco – Viernes Día 9 de Diciembre del 2016
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