Hoy, día 2 de Enero del 2017,
es el segundo día del Quinario del Señor
de Sevilla. Estos días donde
estrenamos unos propósitos de enmiendas que pocas veces serán cumplidos siempre
estrenamos la Verdad de las verdades:
la que dimana del Señor del Gran Poder. Perdido queda ya en los anales de los tiempos
el día que el pueblo llano y noble de la Ciudad
decidió hacerlo el epicentro de sus devociones más intimistas y sentimentales. Cuando
Juan de Mesa le dio forma allá por 1620 no se imaginaba que también le daba
cuerpo sentimental a lo que Sevilla
requería y demandaba. Los sevillanos (y
sobre toda las sevillanas) establecieron siempre una relación con el Señor de una manera unipersonal e
intimista. En el Gran Poder está implícito
de manera armoniosa una saeta de Manolo
Caracol; una cantata de Bach y una copla de Juanita Reina. Todo le sienta bien al Señor. Desde lo genuinamente popular hasta lo más selectivamente
exquisito. Él nunca crea más fronteras
que aquellas que configuran el mundo de los resentimientos. Recibe cada día del año en su casa que, desde
hace tiempo, lo es también de miles de sevillanos/as. Imaginar a la Ciudad
sin la presencia del “Cisquero de San
Lorenzo” es tarea tan estéril como imposible. Vino para quedarse y ser un fiel
testimonio de que un día nos rendimos humanamente ante su divino talón. Otros
pasaron, nosotros pasaremos y otros vendrán. Siempre nos quedará el consuelo de
que Él permanecerá eternamente entre
los ausentes y los presentes. Verlo estos días donde el frío se apodera de
nuestros cuerpos es un canto a la Esperanza.
Nosotros estamos de paso pero Él
nunca lo está. Una candela perenne donde
arrimar las manos en noches donde se conjuga el frío de almas y cuerpos. El Dios
de la Ciudad.
Juan Luis Franco – Lunes Día 2 de Enero del 2017
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