Los tiempos en lo que a longevidad creativa y existencial se refieren
han variado de una manera bastante considerable. Casi sin darnos cuenta la plena madurez que
hace unos años se alcanzaba en la cima de los cincuenta años de edad en la
actualidad está situada en los setenta. Vivimos más y, contradictoriamente, en
no pocas ocasiones pensamos y actuamos menos. Cuando se hace un somero balance
de grandes personajes que consiguieron –y consiguen- a edades muy avanzadas grandes
cotas de creatividad observamos ejemplos realmente deslumbrantes. Personas que
han conseguido armonizar años y creatividad con un brindis al sol en los
atardeceres de la vida. Podemos decir, por citar algunos casos, que el Papa Francisco con 80 años está en su plenitud creativa de bondades y solidaridades
compartidas. Charles Aznovour a sus 92 años sigue dando recitales por todo
el mundo (el pasado 31 de enero dio uno en Madrid). Frank
Lloyd Wrigth con 90 años fue el
arquitecto autor del Museo Guggenheim de
Nueva York. Woody
Allen con 82 años lleva
dirigiendo e interpretando una película anual desde 1969 (la última del 2016
llamada “Café Society”). Clint Eastwood a sus 86 años
alterna tareas de dirección e interpretación desde 1955 (su última película del pasado año llamada “Sully”). Alicia
Alonso con sus 96 años a cuestas
y a pesar de estar prácticamente ciega dirige cada día desde un sillón a jóvenes
promesas de la danza cubana. Tony Bennett
con 90 años en su garganta acaba de
sacar al mercado un nuevo disco (“Tony
Bennett Celebrates 90” ) junto a Lady Gaga. Todas estas personas
-como otras muchas- poseen un talento inconmensurable y no están dispuestas a rendirse ante el
inevitable pasar de los años. Valoran cada nuevo día que se les regala para seguir
en la brecha. Saben que la vida es corta y la aprovechan haciendo lo que mejor
saben hacer: ofrecernos en vida su inmenso legado creativo y existencial.
Juan Luis Franco – Viernes Día 3 de Febrero del 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario