A las ocho de la tarde

 

 

Tiempo varado en tarde de Primavera
Cuándo se hacen solidarios corazones
La Luna se asoma a su balcón y espera
Que el Sol no le de pares y nones

 

Palmas al viento ante la calle desierta
Que llora su orfandad de risas infantiles
Clamores ventaneros de gente alerta
Que rezan con los recuerdos juveniles

 

Todo pasa y todo queda
Nos recuerda don Antonio
Del brillo de la moneda
Está lleno el manicomio

 

Volveremos a pisar
La Calle en su desmesura
A unos les toca gozar
Y a otros huir de la amargura

 

Recordar lo que vivimos
Con aplausos balconeros
Volver a ser lo que fuimos
Navegantes sin veleros