Ha sido una palabra repetida hasta la saciedad por políticos y medios de comunicación. Desescalar. Pasar de Fases hasta conseguir la "Tierra prometida" de esto que han dado en llamar la "Nueva Normalidad". Cada político, en función de su Área de responsabilidad, ha luchado denodadamente para llegar en buena posición al final de la desescalada. Preocupante, seriamente preocupante, ha sido el comprobar por parte de los ciudadanos como los intereses partidistas arrasan con todo y con todos. Abordar tiempos tan difíciles como los que se avecinan con estos "Dirigentes" es como para echarse a temblar. Igualarlos a todos en el egoísmo y la mediocridad no sería justo. Hay excepciones (desgraciadamente muy pocas) que ennoblecen el necesario mundo de la Política. El bien común y las prioridades sociales y económicas son cosas que se diluyen en los espurios campos de las ambiciones políticas. Para no pocos políticos salir fortalecido de está dura batalla es algo absolutamente primordial. Aprovechar la desescalada para poder escalar ellos. Bien cierto es que la diferencia entre un estadista y un político es que el primero piensa en las próximas Generaciones y el segundo en las próximas Elecciones.
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