Las grandes ciudades son grandes productoras de grandes soledades. Cuando crece lo cuantitativo (habitantes) disminuye lo cualitativo (solidaridad). Ciudad y desmesura es un armazón que se monta desde la irracionalidad. En la obra pictórica de Edward Hopper y en las canciones de Frank Sinatra está recogida en toda su fidelidad la soledad del Urbanita. Cuando Hopper pintó "Nighthawks" dejó para la posteridad una obra maestra con tintes de nostalgia urbana. Sinatra al cantar "Strangers in the Night" le puso a las almas la banda sonora de la melancolía. Dos genios norteamericanos que supieron dejarnos un hermoso testimonio artístico y vivencial. Durante el largo confinamiento hemos podido comprobar cómo, a pesar de vivir rodeados de elementos tecnológicos, el fantasma de la soledad nos termina atrapando. Si existe algo absolutamente personal e intransferible es el miedo a lo desconocido. Nadie se libra de la soledad de soledades y en saber gestionarla en clave positiva nos va nuestro sosiego. Una buena terapia siempre será visionar los cuadros de Hopper y escuchar las canciones de Sinatra. El Arte, en momentos de incertidumbre y soledad, nunca suele fallarnos.
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