martes, 2 de febrero de 2021

Chopin

La Pandemia ha propiciado que nuestra vida (en todos los sentidos) haya sido alterada sustancialmente.  No queda otra que adaptarnos a lo que cada día nos demandan las circunstancias.  Desde que pasé a la "Reserva India " de los laboralmente inactivos dos días tiene la semana que colman una buena parte  de mis aspiraciones existenciales.  Lunes y jueves.  Los lunes acudo puntual a San Nicolás para, a través de La Candelaria,  reencontrarme con mi pasado.  Los jueves acudo (más bien acudía) a Dos Hermanas donde, por medio de mis nietos,  contemplo gozoso la estela de mi futuro.  Hay un hecho puntual que vivo cada lunes cuando estoy muy cerca de arribar a San Nicolás.  Ocurre en la calle Mármoles.  A esa hora de la mañana escucho como un pianista (entiendo que de manera magistral) interpreta a Chopin.  La música llega plácidamente a la calle a través de un balcón semiabierto.  Siempre me paro un momento pues se que en cuanto arranque a andar se evaporará la magia.  Ignoro si el pianista será profesional o simplemente un buen aficionado. Lo cierto es que un buen piano; un buen pianista y una partitura de Chopin dan para mucho. Con el hermoso complemento añadido de estar ya a cien metros de La Candelaria.  Son esos placeres cotidianos que te demuestran que la Felicidad  más que tener es sentir.

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