hasta que la noche llegue;
yo he visto mañanas tristes
tener las tardes alegres.
Suena el majestuoso eco flamenco del gran Enrique Morente por el granadino Paseo de los Tristes camino del Mirador de San Nicolás. Por el gaditano Barrio de la Viña Juanito Villar, el hijo de la Gineta, mueve con su compás las olas de la Playa de la Caleta. Desde Córdoba la llana nos llega el Cante sabio con aromas de Judería de Luís de Córdoba. Allí, donde cada noche, se encienden los faroles de un Cristo que le da nombre a una Plaza. En los confines sevillanos, donde se confunden intramuros y extramuros, una Esperanza Trinitaria se estremece, entre cirios y flores, con los Fandanguillos sentimentales de Manuel Vega "El Carbonerillo ".
"La pena grande que se llora
con las lágrimas se va;
la pena grande es la pena
que no se puede llorar
esa no se va, se queda".
Por la trianera Cava de los gitanos suenan los Tangos del Titi en la voz de azúcar cande de Naranjito de Triana, consiguiendo que el Crucificado de la calle Castilla le diga en clave trianera al Sumo Hacedor: "Perdóname Padre Mío pero no me pidas que me marche del todo de Triana ". La rueda mágica del Arte Jondo girando a compás de gozos y penas. Nadie hable mal del día hasta que la noche llegue.
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