Ayer nos enteramos de la triste noticia del fallecimiento de José Luis Balbín. Tenía 81 años de edad y su paso por la televisión dejó una estela de rigor periodístico y de buen hacer verdaderamente encomiables. Su programa “La Clave” en una televisión en blanco y negro y dentro de una España que buscaba con esperanza la paleta de colores fue un adelanto de por dónde debían ir las tertulias. Todo en aras de ir construyendo un país donde se pudiera debatir de manera civilizada sin que la sangre (tan presente en nuestra Historia) llegará a desbordar los cauces de los ríos. Pocas dudas albergo que esta tierra es poco proclive a las buenas raíces y así nos va. No solo olvidamos a las buenas enseñanzas sino también a los buenos maestros. Para cada programa de “La Clave” José Luis Balbín escogía un tema y el gran Carlos Pumares programaba una película acorde con el tema elegido. Balbín encendía parsimonioso su pipa y juntaba en torno suyo a una serie de tertulianos de las ideologías más diversas. Allí se debatía más que se discutía y podían convivir sin grandes sobresaltos las tendencias ideológicas más dispares. Las dos Españas se diluían de manera equilibrada bajo la magistral batuta de este mago del periodismo televisivo. Por la senda que lleva a la eternidad se nos van de manera permanente personas que formaron y formarán para siempre parte de nuestra cultura sentimental y cultural. Se nos fue José Luis Balbín y en el humo de su pipa quedará para siempre plasmado los aromas de la verdadera libertad. Se lleva con él “La Clave” de una España que se niega todavía a cerrar las puertas de las armerías ideológicas.
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