martes, 20 de septiembre de 2022

El orden de las cosas




“De continuo nos decían que lo primero es lo primero. Todavía estamos esperando que alguien nos aclare cómo podemos distinguir lo primero de lo segundo”
Primero nos dijeron que el dinero no daba la felicidad para luego decirnos que hay que ganar dinero que las cosas no la regalan. Primero nos educaron como monaguillos perpetuos para luego aclararnos que solo en el ateísmo encontraríamos la felicidad. Primero nos dijeron que tuviéramos como referencia a nuestro hermano mayor para después, cuando voló en libertad, decirnos que era mejor que tuviéramos referentes más fiables. Primero nos pedían que amaramos el barroco sobre todas las cosas para luego hacernos vanguardistas de paraísos en ciernes. Primero nos daban gatos por liebres para después cambiarlos por perros callejeros . Primero nos vendían las canciones de Renato Corosone para luego situarnos frente a los anaqueles donde relucían The Beatles. Primero nos daban su afecto para después aclararnos que cada uno en su sitio y que era mejor guardar las distancias. Primero nos llevaron a conocer el mar y después, con el paso del tiempo, nos desvelaron que los misterios del mar son insondables. Primero nos dijeron que en el cuento de Caperucita el malo era el lobo para después decirnos que en realidad la mala de verdad era la puñetera abuela. Primero les decían a nuestras hermanas que las ranas se convertían en príncipes para luego darles la mala nueva: son los príncipes los que al final salen ranas. Primero nos animaban a ir a misa de doce para luego decirnos que bastaba con los propósitos de enmienda. Primero nos trajeron las frutas prohibidas del paraíso para luego sancionarnos por haberlas probado. Primero nos enseñaron a hacer los nudos de las corbatas para después decirnos que los encorbatados eran señoritos burgueses. Primero nos enseñaron a amar los trenes de latón para luego vendernos que donde se ponga el AVE que se quite todo lo demás. Primero nos vendieron la obediencia como un bien supremo para luego transformarnos en rebeldes sin causa. Primero intentaron confundirnos pero a la vista está que no lo consiguieron del todo. Eso sí, siempre nos quedará la eterna duda de si lo primero era más importante que lo segundo. Lo primero de lo segundo o lo segundo de lo primero. La noria de la vida girando sin pausa pero sin prisa. El orden de las cosas siempre pendientes de ser ordenadas racionalmente.

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