Sinceramente si digo que conozco a Eugenio de toda la vida no hago más que decir una verdad como un templo (el de Santa María la Blanca). Este oriundo de la Puerta de la Carne, que fue un novillero frustrado por una inoportuna cogida en una becerrada por campos extremeños, lleva en sus genes la espuma de la cerveza de Casa Coronado; el olor a pescaito frito de la freiduría de todas las freidurías sevillanas y el color insobornable del verde que te quiero verde curtido en la Peña Decana del Equipo verdiblanco. Lo suelo ver con menos frecuencia de la que los dos quisiéramos y siempre, absolutamente siempre, me alegra la mañana con su presencia. La vida sentimental de Eugenio es digna de recogerse en los Registros Civiles de la Historia de amores y desamores. Se ha casado tres veces y lo ha hecho con tres hermanas del Barrio de San Bernardo. Así como suena: tres mujeres y un destino llamado Eugenio. Cuando andaba navegando entre la perdida de la niñez y el encuentro con la adolescencia se hizo novio oficial de Adela. Una quinceañera bella entre las bellas y a quien parecía que iba dedicada la canción del Dúo Dinámico. Después de un largo noviazgo Eugenio y Adela decidieron pasar por la vicaría. Cubrieron una fructífera etapa de matrimonio feliz con la cosecha añadida de un niño y una niña que hoy son dos magníficas personas. Fueron treinta años de felicidad hasta que un día Adela se nos fue dejándonos huérfanos de su bondad y su carisma. Eugenio practicó la viudedad durante unos tres años hasta que empezó a frecuentar más de la cuenta a una de sus cuñadas. Aquello terminó en una nueva boda y un nuevo convite, esta vez en la Caseta ferial de la Peña Bética Puerta de la Carne. Si casarse dos veces y con dos hermanas ya era difícil Eugenio logró ensamblar la cuadratura del círculo y nos demostró que no hay dos sin tres. Se divorció de su segunda esposa y utilizó como paño de lágrimas a la tercera hermana. Tanto va el cántaro a la fuente de los amores que al final se rompió creando los preámbulos de una tercera boda. Esta no pudimos celebrarla por estar confinados por la Pandemia. Siempre me dice que tenemos pendiente el convite. En el Libro de Familia del suegro de Eugenio figuraban tres descendientes: Adela, Julia y Carmela. Todas, absolutamente todas, se casaron con Eugenio. Tres mujeres y un destino. Y pensar que todavía hay quien duda que muchas veces la realidad supera a la ficción. Dale a Sevilla un libro en blanco y te rellena sus páginas en un abrir y cerrar de….hermanas.
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