Pocas dudas tenemos de que el Sumo Pontífice de Roma es Sumo, es Pontífice y también que gobierna la Cristiandad desde la Ciudad Eterna. Tampoco podemos obviar que es una persona mayor con una frágil salud que le obliga a realizar funciones para las que ya no tiene suficiente vitalidad. Desde que empezó su fértil papado siempre se ha tenido que mover pisando arenas movedizas. Cuando dice algo heterodoxo la progresía lo aplaude y dan testimonio de que estamos ante un Papa progresista. Si en su comentario sale a relucir un concepto que entra dentro de la ortodoxia dirán que este sacerdote argentino es más de lo mismo. Hace unos días, en una reunión privada con obispos, y ante la pregunta de si sería ya conveniente dejar entrar en el sacerdocio a homosexuales el del San Lorenzo de Almagro sacó a pasear la jaca de la polémica. Dijo que no le parecía para nada oportuno y que en lo seminarios ya había demasiado “mariconeo”. Lógicamente “se armó el Belén”. La “cruzada” de una parte de la Jerarquía eclesiástica contra la homosexualidad es una lucha tan injusta como irracional. Si no se respeta la diversidad no se respeta a los seres humanos. El Papa Francisco contestó a los asistentes aquel día en clave argentina. Luego tuvo que matizar (o más bien lo matizaron otros). Los argentinos son especiales y no existe nada ni nadie en la faz de la tierra que los supere en las respuestas rápidas y contundentes. Son una mezcla de italianos y españoles donde casi nunca se piensa lo que se dice y pocas veces se dice lo que se piensa. Allí, en la tierra criolla del gran Carlos Gardel, eligieron a un Presidente que dice que cada día habla con su perro muerto. Nunca la Literatura tuvo mejor formato humano que aquel que le proporcionaron los argentinos y argentinas. Entre los seis mejores jugadores de Fútbol de la Historia ellos colocaron justo la mitad (don Alfredo, don Diego y don Leo). Borges y Cortázar nos enseñaron desde su infinito magisterio literario a intentar comprender y amar a una gente sin cuya aportación la Humanidad nunca seria la misma. El Papa dice cosas, muchas cosas . Unas veces como Papa. Otras como argentino. A veces cose los dos conceptos con el hilo de la Cristiandad. Creo que desgraciadamente el reinado del actual heredero de San Pedro está tocando a su fin. Los años no perdonan ni al Santo Padre. Otro ocupará su trono y volverá a escribirse otro nuevo capitulo de esta Historia Interminable. Dos mil años la contemplan. Un largo y laborioso compendio de luces y sombras. Pasan y caen gobiernos de toda clase y condición. Los ismos van y vienen dejando a su paso en muchos casos muerte y desolación. La Humanidad avanza o retrocede acorde con los intereses de los poderosos. Las guerras terminan dándoles su siniestro relevo a otras que empiezan. La maldad y la bondad toman distintos postulado entre los seres humanos. Cambian las formas de vida y se transforman las estructuras sociales, económicas políticas y culturales. Las Ciencias avanzan que es una barbaridad. Todo pasa y todo queda. La poesía se ahoga entre los humos de las bombas. Lo que todavía permanece en pie es la Fe heredada de aquellos mártires de las catacumbas de la Roma Imperial. Algo tendrá el agua cuando lo bendicen.
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