jueves, 10 de octubre de 2024

La verdad soberana del Fútbol



Con muy pocas horas de diferencia se han producido en el mundo del Fútbol dos acontecimientos absolutamente relevantes.  Jesús Navas jugó su último derbi contra el Betis siendo el jugador que más derbis acumula en la Historia.  Para no perder la costumbre también lo ganó.  Andrés Iniesta organizó una rueda de prensa en Barcelona para anunciar su definitiva retirada de los terrenos de juego.  Dos jugadores excepcionales que han conseguido ennoblecer este deporte al que llaman Rey  y al que muchos han convertido en vasallo.   Los títulos conseguidos por estos dos excelsos futbolistas producen una cierta sensación de vértigo.  Tanto los conseguidos en la Selección Nacional como en sus equipos de orígenes.  Evidentemente es más fácil ganar títulos con el Barcelona de Messi que hacerlo en un Sevilla de mucho menor presupuesto.  Jugadores con una apariencia física que los aleja del prototipo de  atletas y que, sin embargo, reúnen unas condiciones físicas realmente extraordinarias.  Navas, como un pájaro carpintero, picotea de manera incesante por su banda derecha mostrando un derroche físico y técnico realmente espectaculares.  En Iniesta se dan cita el talento, el esfuerzo y el temple para configurar el juego de uno de los grandes futbolistas de la Historia del Balompié  (¿no se les cae la cara de vergüenza que se marche sin un Balón de Oro?). Ambos cuando juegan flotan sobre el césped como en un movimiento dancístico perfectamente sincronizado.  Saben de memoria los tiempos que requiere cada situación.  Pararse, templar, acelerar, pasarla, centrar o chutar.  El balón siempre fue generoso con aquellos que  lo trataron con delicadeza.  Dos orgullosos niños de pueblo  (Los Palacios y Fuentealbilla) criados para que con el paso de los años fueran ejemplo y orgullo de sus compatriotas de terruño.  Discretos, introvertidos, honestos, trabajadores, hogareños y familiares.  Siempre alejados de los focos mediáticos y siempre dispuestos  para cuantos actos benéficos se le reclamen.  Ambos, en momentos puntuales de sus exitosas carreras, sufrieron las pausas donde la mente tarda tiempo en equilibrarse.  La fama estaba hecha para ellos; pero ellos nos estaban hechos para la fama.  El Fútbol con ellos se engrandece y nos redime ante la enorme cantidad de basura que nos rodea.  Asistí orgulloso como mi gente verdiblanca en el Benito Villamarín (homenaje a Joaquín)  le brindó una clamorosa ovación al de Los Palacios Y Villafranca.  La gente no es tonta y siempre supo distinguir lo auténtico de lo estrictamente banal.  Se nos van Jesús Navas y Andrés Iniesta y el Fútbol se queda huérfano de tanto derroche de talento, sacrificio y honestidad.  Desearle suerte en todas las variantes de la vida es lo menos que podemos hacer.  Gracias por todo y por todos.  Representáis a la verdad soberana del Fútbol.

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