martes, 18 de agosto de 2009

Miguel Poveda

Miguel Angel Poveda León nace a la vida y los sentires un 13 de febrero de 1973 en Badalona (“Que bonita es Badalona” que cantó Serrat). A lo más espléndido del Arte Jondo de Silverio, Manuel Torre y don Antonio Chacón, nace un verano de 1993 en el “Festival de Cante de las Minas de La Unión”. Allí no sólo conquista su más preciado galardón: la “Lampara Minera”, sino que además logra los primeros Premios en los Cantes de Cartagenera, Malagueña y Soleá. Para entendernos: llegó siendo un perfecto desconocido y salió de tan emblemático lugar configurado como un grandísimo cantaor. El mismo que está llamado a conquistar las cimas más altas del Flamenco. Simple y llanamente arrasó y embrujó con su cante en La Unión. Sin que olvidemos que tenía 20 años de edad.

Yo no tenía conocimiento de este badalonés (¿se dice así?) y me lleve una gratísima sorpresa cuando me dejaron las grabaciones de su actuación en la cuenca minera. Vislumbré –y afortunadamente acerté- que estábamos ante un cantaor largo de registro y con un eco milenario. Ya después tuve ocasión de verlo en la pelicula de Bigas Luna, “La Teta y la Luna” (1994), comprobando que nunca se sentiría extraño ante una cámara. Poseía las tres T: Talento, Temple y Tesón.

Un día, un buen día, después de recorrer los circuitos flamencos de Cataluña (amplios y dignos de admiración) decidió que ya era hora de cambiar de aires. Dicho y hecho. Decide venirse a vivir a Sevilla –la Madre Patria del Cante-y montar aquí su cuartel general profesional y sentimental. Esta vieja y sabia Ciudad lo tomó desde el principio como un hijo suyo. Ella no le pide el carnet de identidad a nadie, y ha configurado que a la postre Miguel Poveda sea el cantaor contemporáneo que la Patria flamenca de Vallejo, Pastora, Caracol y Tomás estaba demandando. Miguel Poveda así lo sabe y se considera cada día más integrado en este entramado artístico y sentimental, el cual condiciona que ser artista grande de Sevilla es tocar la Gloria con la punta de los dedos.

Ya todo lo demás ha venido rodado. Premios ininterrumpidos desde todos los frentes y unas actuaciones que se cuentan cada una como éxitos rotundos. Larga es la lista de galardones que posee este cantaoar de tronío. Citemos de manera somera los siguientes en años muy recientes:

- 2006 - 2 Giraldillos en la Bienal de Flamenco de Sevilla del citado año.

- 2007 - Premio Nacional de la Música en la modalidad de intérprete.

- 2008 - Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología de Jerez.

- 2008 – “Momento mágico de la Bienal-2008”. (Prestando su colaboración en
el excelente espectáculo “Tortola Valencia” de Isabel Bayón, le cantó
por Soleá a la sin par maestra Matilde Coral y aquello fue el delirio)


En la pasada “Caracolá Lebrijana” se produjo un hecho que ni los más viejos del lugar recuerdan que tuviera precedente. Estaba cantando por Soleá y cuando termina el segundo tercio solearero la gente lo interrumpió, y se pusieron en pie para tributarle una larga ovación. No olvidemos que hablamos de uno de los pueblos, Lebrija, que más sabe de Cante en España.

Miguel Poveda carece de antecedentes flamencos en su familia. Cuenta en alguna entrevista que su afición le nació de escuchar a su madre coplas en una antigua radio de galena. Él le ha rendido el mejor de los homenajes posibles: su última grabación. “Las Coplas del Querer” es un sentido tributo flamenco a todas las mujeres que mitigaron los duros sinsabores de la época escuchando a Juanita, Marifé, Conchita, Gracia, Farina o Valderrama. Absolutamente recomendable este doble cd donde Miguel desgrana de la manera más jonda y cabal un ramillete de coplas inmortales. Oro puro de un cantaor en estado de gracia.

El Arte en general y el Flamenco en particular siempre han sido –y serán- hijos de su Tiempo. Las circunstancias sociales y políticas condicionaron –y condicionan- que tipo de Flamenco demanda la gente. No es cuestión de entrar en detalles sobre las distintas etapas pasadas por este Arte nacido, criado, amamantado y exportado desde Andalucía. Cabría añadir que ni todo lo antiguo era bueno por el simple hecho de serlo, ni todo lo nuevo lo es por el mismo motivo. El Flamenco lo hacen los artistas y los buenos han sido y serán intemporales. En la actualidad no se canta ni peor ni mejor que antaño: se canta distinto.

Poveda forma parte de un exquisito grupo de cantaores/as tales como: Arcángel, Estrella Morente, Esperanza Fernández, Guillermo Cano, Marina Heredia, Sonia Miranda……., que a la postre determinan que el Cante –el buen Cante- goce en la actualidad de una excelente salud. Si a estos le añadimos a vuela pluma media docena larga de bailaores/as y tocaores de primerísimo nivel, nos podemos congratular con que el futuro del Flamenco está más que asegurado.

Curiosamente el Flamenco y el Toreo siempre han caminado de la mano y algo similar está pasando con el Arte de Cúchares. Gloria eterna –por tanto- a los patriarcas de estas dos modalidades artísticas tan nuestras y andaluzas como el aire que respiramos, pero démosle sitio y paso a estas nuevas generaciones que a no dudar nos proporcionarán muchos días de gloria. El Arte –en ninguna de sus modalidades- nunca es revolucionario. Siempre se impone la tradición. Siempre prevalece el clasicismo. Los artistas escriben su legado de Arte -impregnado de gozo y pena- en una página en blanco que el libro de la Historia les proporciona, pero siempre enganchando sus eslabones en la hermosa cadena artística y sentimental que les antecede.

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