lunes, 30 de noviembre de 2009

Juventud, divino tesoro.


( Al joven candelario Jesús de la Salud Fernández )

En la actualidad, fundamentalmente en el campo profesional de políticos, sociólogos y educadores, se tiende –entiendo que de manera equivocada- a generalizar los problemas. Que dicho sea de paso es el camino más corto para no resolverlos. Es, utilizando el argot popular, lo de “tirar balones fuera”. Concretando en lo que a la problemática de la juventud se refiere siempre se dice: “la culpa es de los Padres”, o bien….”la verdadera culpable es la Sociedad”. Craso e interesado error, aparte de que “meter” a toda la juventud en el mismo saco es además de injusto una verdadera barbaridad.

Vamos a tratar de sistematizar someramente estos tres conceptos. Es decir: Padres, Sociedad y Juventud. Sobre las primeros es obvio el determinar que ser Padre no es una licenciatura. Ni un don del cielo (que también puede serlo en algunos casos ) y mucho menos un status social. Ser Padre/Madre es –o más bien debería ser- la mayor responsabilidad que una persona contrae consigo misma y con los demás. Hemos alumbrado a un ser cuyo comportamiento, futuro y bienestar va a depender en gran medida de nuestra entrega, sacrificio y de los valores cívicos y éticos que seamos capaces de transmitirle. Es, sin duda, la mayor responsabilidad que contrae un ser humano y la contradicción estriba en que puede ser padre -me refiero biológicamente claro está- cualquier impresentable fértil y con una rabo entre las patas. Una persona carente de principios, viciosa o inmoral, ¿qué puede aportar como padre, caso de que se estrene en esta materia? . La paternidad responsable solo puede estar al alcance de personas responsables. Lo demás es confundir al personal con cuentos chinos. Cuando un político argumenta en una tertulia sobre los problemas de la juventud actual y nos dice que:…..” los padres son los primeros que deben tomar cartas en el asunto”. ¿A cuáles se refiere¿ …¿A los que agreden a sus esposas en presencia de sus hijos pequeños cuando llegan borrachos?. ¿A los que tiran el dinero del futuro de sus hijos en vicios inconfesables?. Resumiendo: los padres son personas y de su sentido de la ética y el deber contraido dependerá su capacidad para desarrollar tan difícil y compleja tarea.

Vamos con la Sociedad. Ahí como cantaba Carlos Mejía Godoy uno se “sulibeya”. Siempre recurriendo a lo mismo. Es decir:…”que si “la Sociedad es la responsable de tal o cual cosa”…. “que es la Sociedad la que debe responsabilizarse para solucionar el problema”. ¿Y quién es la Sociedad?. Estamos hablando de un Ente abstracto. Pues la Sociedad se diluye y se vertebra en Entidades (políticas, sociales, gremiales, recreativas, culturales o religiosas) y en ciudadanos de todo signo, comportamiento y condición. Por tanto: ¿a quién nos dirigimos cuando genéricamente citamos a la Sociedad?. ¿A todo este conglomerado?. Es decir cuando se permite la botellona (con una Ley en vigor que prohibe beber en la vía pública) en detrimento de la libertad de algunos vecinos a descansar; ¿tiene la misma responsabilidad el Ayuntamiento de Sevilla que la Hermandad de los Servitas o el Club Natación Sevilla?. Cuando un “cafre” araña con una llave el lateral de un coche, destroza impunemente el mobiliario urbano, tira bolsas de basura en plena calle o comete “cívicamente” las tropelías que le salen de los ……., ¿debemos sentirnos responsables todos los demás ciudadanos?
Sinceramente creo, y me duele decirlo, que hay un interés programado en embrutecer al personal. Estamos instalados en un permanente estado de camelo. Guerra sin cuartel y marginación a los libre-pensadores. No interesan los reflexivos y “preguntones”. ¿Qué padecemos graves problemas en nuestros aconteceres diarios?. Pues nada se utilizan dos recetas. La primera es que:….“este problema ya está en estudio y en un futuro tendrá la solución adecuada”. Se trata siempre de salvar el hoy con el mañana. Para la segunda receta dirán:…. . “es la Sociedad en su conjunto quién debe resolver este espinoso tema”.

Nada nuevo bajo el sol. Vivimos y padecemos una ciudadanía adormecida por los cantos de sirena de la clase política y los ideólogos de la “Caja tonta”. No nos engañemos. No tenemos ni fórmulas ni ganas para vertebrarnos e implicarnos socialmente, y así poder impedir algunas “barrabasadas” por todos conocidas. Vamos cada uno a “nuestra bola” y así nos luce el pelo (al que le quede).


Por último al definir a la Juventud, así globalmente y sin más especificaciones, somos seriamente injustos y estamos jugando con fuego. No estamos hablando de un colectivo con los mismos intereses y perspectivas. Existen jóvenes ( y jóvanas que hay que ser políticamente correcto) que trabajan, estudian y están llenos de inquietudes culturales. Saben divertirse sin molestar a nadie ni caer en malos rollos. Son generosos, solidarios y respetuosos. Yo conozco a muchos y estoy completamente de acuerdo con los que afirman que estamos ante la juventud (un sector) más preparada de toda la Historia de este país nuestro (los llamados JASP).


Evidentemente por desgracia, para ellos y para todos nosotros, están los que sólo viven para el despilfarro del dinero (que otros ganan por ellos) y que hipotecan seriamente su salud con la inmisericorde cadena del alcohol y las drogas. Algunos son inútiles potenciales y cuyas señas de identidad se manifiestan a través del vandalismo y la violencia. ¿Que tendrían en común estos dos grupos tan antagónicos?. Pues la edad, solo la edad. La juventud que unos viven ilusionados ante un proyecto de futuro y otros dilapidan desde el pasotismo más negativo. Lo que los sociólogos observan y analizan es que cada día estos dos grupos están mas distanciados. ¿Qué otra cosa puede esperarse?. Los primeros ya han aprendido en sus cortos años lo perniciosa que pueden ser las “malas compañías” (en Sevilla estamos padeciendo estos días la búsqueda –larga y eterna- del cuerpo asesinado de una muchacha víctima de esta gentuza). Hoy ser jóven y no identificarse con alguna de las llamadas tribus urbanas es motivo de desconfianza y rechazo. Aquellos que de verdad estudian o trabajan (o las dos cosas a la vez que haberlos haylos) no necesitan mas clasificación que la que marca la honradez, la voluntad, la decencia y las ganas de vivir a tope su juventud sin quemarse en el camino. Dicen algunos políticos:….”no se puede criminalizar a la juventud” y cabría preguntarles…¿Y que herramientas utilizáis para reconducir esta nefasta situación?. ¿La permisividad mas paternalista? (ojo yo no quiero mas palos que el de la cucaña de la Velá trianera), y terminan diciendo: …”no se puede culpar sólo a los jóvenes de los males actuales de la Sociedad”. Ya estamos como siempre, hablan de los jóvenes en plural y como colectivo con los mismos intereses y no podía faltar de nuevo la manida y socorrida Sociedad

Seamos moderamente optimistas. Apoyemos a la juventud cuanto podamos, pero no vivamos en una disculpa permanente fruto de una progresía de salón.

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