La noche se le hizo eterna e inacabable. Ni con la ayuda nocturna de la radio ni contando ovejitas consiguió restarles horas al insomnio. Cuando dieron las ocho de la mañana se sentó en la cama y se rascó la espalda dolorida y tensa. Pensó que no existe nada más largo en el tiempo que una noche sin dormir. Por encontrarse un día más en el Reino de los vivos, dio las gracias a una foto enmarcada del Gran Poder que presidía su mesita de noche. Descorrió lentamente el visillo de la ventana del dormitorio y comprobó que hacía una mañana de un gris plomizo y tontorrón. Mañanitas que aún no definen como serán la de los días venideros. Un canto a la nostalgia y a la ausencia de la luz que nos llegará en radiantes amaneceres de veranos. Mientras un chorro de agua caliente le caía sobre la nuca aliviando sus castigadas cervicales, pensó que este no sería un día más de su existencia. Para nada. Después, mientras se enjabonaba la cara, recordó la espuma de las olas que van y vienen dejándoles besos de encajes a la arena de la playa. Escuchó en la radio a Tom Martín Benítez hablar del “caso Gürtel” y sus consecuencias políticas para el partido de la oposición en España. Esbozó una mueca de sonrisa en su cara llena de espuma blanca, que conseguían resaltar aun más sus amarillos dientes de fumador. ¡Que país!, pensó para sus adentros. Después, y de una manera sincronizada, se vistió con parsimonia y a la calle que tocaba rendirle cuentas al pasado.
Una semana antes, y de manera casual, leyó en la prensa que sobre un sacerdote de un pequeño pueblo de...... pesaba la grave acusación de haber abusado reiteradas veces de menores de edad. Cuando vio la foto de aquel “representante” de Cristo en la Tierra, se le vinieron a la mente de golpe los trágicos momentos vividos en su niñez. De niño, ingresó en un Colegio de los llamados de “curas”. Era una cuota de bondad que algunos de estos colegios pagaban a las gentes humildes, admitiendo a sus vástagos más brillantes en los estudios. Eso si, entrando por puertas traseras y sin poder utilizar las instalaciones deportivas del Colegio. Juntos, pero no revueltos. ¡Hasta ahí podríamos llegar!
Allí fue donde tuvo la mala suerte de tropezarse con un canallesco pederasta camuflado de falsa bondad cristiana tras una sotana. Sufrió abusos de manera continuada y con la grave amenaza de que si se lo contaba a sus padres, las consecuencias para su familia serían terribles. Provocó su pronta salida del colegio suspendiendo voluntariamente una asignatura detrás de otra. Allí los únicos torpes que podían permanecer eran los niños de familias adineradas.
Ya de mayor se juro para sus adentros que aunque tuviera que esperar una eternidad, no descansaría hasta saldar cuentas con su duro pasado. Al cabo de los años, de los muchos años ya vividos y pasados, la vida, a través de la información de un periódico digital, le dio la oportunidad que tantos años llevaba esperando. Allí estaba treinta años más viejo su antiguo verdugo. Cogió su coche pertrechado de víveres y gasolina y emprendió su camino hacia tierras……. Fueron doce horas de viaje con una sola parada ocasional para reponer fuerzas y establecer su hoja de ruta. Lo tenía todo bien meditado y pensaba que ya – a estas alturas de su vida- poco le quedaba por perder.
Los acontecimientos se sucedieron de manera vertiginosa y pueden quedar resumidos en los titulares de la sección de sucesos del periódico…….. Decía lo siguiente: “Aparece muerto en la sacristía de la Iglesia de la Buena Nueva el cura párroco titular de la misma”. “El finado que estaba inmerso en la actualidad en graves acusaciones de pederastia, apareció colgado de una viga”. “Para darle muerte se utilizó el cíngulo de esparto de una imagen de San Pedro mártir que se encontraba a la entrada del templo”. “Hasta el momento no hay ningún detenido, pero la Guardia Civil tiene muy avanzadas las investigaciones sobre este asesinato”. “Tampoco se descarta que pueda tratarse de un suicidio”.
Cuando salió por carretera de tierras…. respiro hondo y aliviado. En contra de lo que siempre pensó, no tenía ningún sentimiento de culpa sobre lo ocurrido. A pesar de ser una persona pacifica y de fuertes convicciones religiosas estaba convencido de haber librado a la Sociedad de una autentica alimaña. Ya los superiores de su Congregación no tendrían necesidad de seguirlo escondiendo y trasladarlo a nuevos destinos. Su carrera de pederasta había llegado a su fin. Estaba seguro de que posiblemente sería cuestión de tiempo que se descubriera la autoría del crimen. O puede que cuajara la teoría del suicidio. No le preocupaba en absoluto. Lo hecho, hecho estaba, y ya no tenía vuelta de tuerca.
Nota aclaratoria: Esto que os relato forma parte de un guión que un amigo me pidió para un corto que va a rodar sobre la terrible lacra de la pederastia en la Iglesia. No podemos como creyentes obviar la gravedad del tema. Hablamos de abusos terribles a niños desprotegidos y, a los que algunas altas jerarquías eclesiásticas, han intentado cubrir históricamente con una cortina de incienso.
Una semana antes, y de manera casual, leyó en la prensa que sobre un sacerdote de un pequeño pueblo de...... pesaba la grave acusación de haber abusado reiteradas veces de menores de edad. Cuando vio la foto de aquel “representante” de Cristo en la Tierra, se le vinieron a la mente de golpe los trágicos momentos vividos en su niñez. De niño, ingresó en un Colegio de los llamados de “curas”. Era una cuota de bondad que algunos de estos colegios pagaban a las gentes humildes, admitiendo a sus vástagos más brillantes en los estudios. Eso si, entrando por puertas traseras y sin poder utilizar las instalaciones deportivas del Colegio. Juntos, pero no revueltos. ¡Hasta ahí podríamos llegar!
Allí fue donde tuvo la mala suerte de tropezarse con un canallesco pederasta camuflado de falsa bondad cristiana tras una sotana. Sufrió abusos de manera continuada y con la grave amenaza de que si se lo contaba a sus padres, las consecuencias para su familia serían terribles. Provocó su pronta salida del colegio suspendiendo voluntariamente una asignatura detrás de otra. Allí los únicos torpes que podían permanecer eran los niños de familias adineradas.
Ya de mayor se juro para sus adentros que aunque tuviera que esperar una eternidad, no descansaría hasta saldar cuentas con su duro pasado. Al cabo de los años, de los muchos años ya vividos y pasados, la vida, a través de la información de un periódico digital, le dio la oportunidad que tantos años llevaba esperando. Allí estaba treinta años más viejo su antiguo verdugo. Cogió su coche pertrechado de víveres y gasolina y emprendió su camino hacia tierras……. Fueron doce horas de viaje con una sola parada ocasional para reponer fuerzas y establecer su hoja de ruta. Lo tenía todo bien meditado y pensaba que ya – a estas alturas de su vida- poco le quedaba por perder.
Los acontecimientos se sucedieron de manera vertiginosa y pueden quedar resumidos en los titulares de la sección de sucesos del periódico…….. Decía lo siguiente: “Aparece muerto en la sacristía de la Iglesia de la Buena Nueva el cura párroco titular de la misma”. “El finado que estaba inmerso en la actualidad en graves acusaciones de pederastia, apareció colgado de una viga”. “Para darle muerte se utilizó el cíngulo de esparto de una imagen de San Pedro mártir que se encontraba a la entrada del templo”. “Hasta el momento no hay ningún detenido, pero la Guardia Civil tiene muy avanzadas las investigaciones sobre este asesinato”. “Tampoco se descarta que pueda tratarse de un suicidio”.
Cuando salió por carretera de tierras…. respiro hondo y aliviado. En contra de lo que siempre pensó, no tenía ningún sentimiento de culpa sobre lo ocurrido. A pesar de ser una persona pacifica y de fuertes convicciones religiosas estaba convencido de haber librado a la Sociedad de una autentica alimaña. Ya los superiores de su Congregación no tendrían necesidad de seguirlo escondiendo y trasladarlo a nuevos destinos. Su carrera de pederasta había llegado a su fin. Estaba seguro de que posiblemente sería cuestión de tiempo que se descubriera la autoría del crimen. O puede que cuajara la teoría del suicidio. No le preocupaba en absoluto. Lo hecho, hecho estaba, y ya no tenía vuelta de tuerca.
Nota aclaratoria: Esto que os relato forma parte de un guión que un amigo me pidió para un corto que va a rodar sobre la terrible lacra de la pederastia en la Iglesia. No podemos como creyentes obviar la gravedad del tema. Hablamos de abusos terribles a niños desprotegidos y, a los que algunas altas jerarquías eclesiásticas, han intentado cubrir históricamente con una cortina de incienso.
Generalizar los casos de pederastia en la Iglesia católica es aparte de desproporcionado también injusto.
Tampoco son casos tan aislados como nos gustaría a los creyentes. Creo que el Santo Padre camina en la dirección correcta en sus últimas declaraciones. Denunciar, expulsar y poner en manos de la justicia a esta partida de canallas, es el único camino posible para proteger a los niños de sus zarpas.
No me ha parecido muy acertado este artículo.
ResponderEliminar¿Podría haber realizado un guión de entrenadores de fútbol de niños?
ó de poetas y píntores que por aquella época eran muy tra-larás.
Siento decirle Juan Luis, que lo de hoy no me ha gustado nada.