Hermoso, sentencioso y rotundamente vivencial es el poemario donde el Cante flamenco se adorna y expresa su verdad de luz y sombra. Las llamadas letras del Flamenco que, se nutren de lo popular y expresan, en directos recorridos sentimentales, los gozos y las penas de la aventura de la vida. Siempre desde un contexto individualizado: hombres y mujeres con su llanto de siglos cantando en soledad ante la inmensidad del firmamento. Nada existe menos corporativo que el Cante. Un hombre o una mujer cantando al viento sin más compañía que la dulce mecida de la guitarra. Cuatro elementos fundamentales han configurado la temática de las letras del Flamenco: madre, cárcel-libertad, salud-enfermedad y el amor (más concretamente el desamor). Todo ha girado siempre en esta cuadratura poética en torno al ser humano, situándolo en su justo contexto de ave solitaria. Como muestra citemos algunos ejemplos clarificadores.
Se refiere al desosiego que produce el enamorarse y nos dice:
Como te llamas Aurora
Yo me levanto al rayar el día;
Si te llamaras Angustias
Yo de penita me moriría.
El amor elevado a su máxima rotundidad:
Yo te estoy queriendo a ti
Con la misma violencia
Que lleva el ferrocarril.
La pena por la orfandad de madre:
Que Dios maldiga este sueño
Que tan profundo he tenío;
Se ha muerto la mare mía
Y ni siquiera la he sentío.
La madre como cumbre de nuestro armazón sentimental:
Con sangre de quien te ofenda
Tengo que regá tu calle;
Más si te ofende mi mare
Lleva la cruz con paciencia
De ella no puedo vengarme.
La enfermedad siempre acechando:
Nadie se arrima a mi cama
Estoy ahíto de pena;
Que quien de mi mal se muere
Hasta la ropa va y se la queman.
Antídoto eficaz contra las habladurías:
Cuando paso por tu casa
Compro pan y voy comiendo;
Pa que tu gente no diga
Que con verte me mantengo.
El cuestionamiento de la honra:
Te cegaron los dineros
Y ahora estás de boca en boca
Con tu honra por los suelos.
La paja en el ojo ajeno:
Por Dios Alcalde Mayor
No prenda usted a los ladrones;
Porque usted tiene una niña
Que roba los corazones.
El ser humano sin más compaña que su dolor:
Me siento más desgraciao
Que aquel que se ve en la calle
Como un perro apaleao.
El tiempo termina por igualar a ricos y pobres:
Apoyao en su dinero
A to er mundo avasalló;
Hoy se apoya en un bastón
Y arrastra los pié por suelo
¡El tiempo lo cambia to!
Cientos, miles de coplas, esperando que el Cante produzca el milagro que nos decía Manuel Machado:
A todos nos han cantao
En una noche de juerga
Coplas que nos han matao.
Aquí lo dejo por el momento, aunque amenazo con seguir dando la “vara” con tan jugoso y emotivo tema: las letras del Flamenco. Las mismas que quedaron grabadas a sangre y fuego en la cultura popular más genuinamente andaluza. Forma literaria-sentimental de nuestro impagable legado de hombres de sombra y luz llamado: Arte Jondo.
Hola, tambien me llamo manuel rios y no se como llege aqui. saludos voi a leerte
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