domingo, 5 de junio de 2011

20.000 leguas de camino sevillano






20.000 visitas. Ese es el sorprendente número que marca el contador de este modesto Blog en el que, Salva Gavira y un servidor, le tomamos –o lo intentamos- las horas a esta Ciudad de nuestros amores y desvelos. Nosotros funcionamos por libre y no estamos inmersos en redes blogueras o sociales. Nada ni nadie nos patrocina. Agradeciendo, como no, a Fali Fernández que nos refleje en el luminoso cristal de su Blog (No coge ventaja, ¡Miarma!). Procede aclarar que no es por una cuestión de principios y, mucho menos, una critica a aquellos que funcionan colectiva o corporativamente. Cada uno que se lo monte como quiera o pueda. Siempre entendí la capacidad de crear como un ejercicio en solitario. Luego y motivado por el interés que despierte el “producto” creado, la soledad puede –y debe- ser superada y ampliamente compartida. Nunca creí en los clanes culturales donde funciona el: “hoy por mí y mañana por ti”. Entiendo que puedo ser un “rara avis” en un mundo donde a los “llaneros solitarios” le terminan quitando la llanura y el caballo. Suele ser frecuente que a muchos les resulte extraño que, con mi larga vinculación al Mundo del Flamenco, tenga tan pocos amigos entre el “Artisteo”. La duda es fácil de despejar: yo no me hago amigo de los artistas sino de las personas. A lo que se dediquen profesionalmente es una cuestión secundaria. El ser humano crea desde la reflexión y la soledad, sin más aditamentos que lo que siente, es decir la pasión, y lo que sabe, o sea el conocimiento. El resultado final vendrá determinado por lo que Dios o la Madre Naturaleza hayan puesto de su parte. Se lee desde fuera hacia dentro y se escribe desde dentro hacia fuera. Afortunadamente, he logrado recopilar con los años un ramillete de amigos de lo mejorcito que había por el “Mercado” de la vida. Gente con aficiones dispersas y poco coincidentes entre ellos. Salvo algunas excepciones no se conocen entre si, y eso me permite tratarlos por “como son” y no por lo que me “gustarían que fueran”. Eso si, todos poseen tres elementos de confluencia: la bondad, la honradez y la solidaridad. Tienen, invariablemente, un denominador común: todos se sienten atraídos por la magia de esta viaja Ciudad. Por algo será. Curiosamente, amigos foráneos pero asiduos visitantes del “País de las Setas”, también están tocados por la varita mágica del embrujo de la Vieja Híspalis (mi amigo Eduardo Ufano, un zamorano de pro, es más sevillano y flamenco que la “Pila del Pato”). Puede que incluso en algunos casos tome forma en ellos aquello de: “ser más papistas que el papa”. Pero si en algo tiene sentido la sobredosis es en el cariño, esto es lo que da sentido a la existencia. Los “Toma de Horas” nacen del encuentro de dos almas gemelas, posiblemente algo divergentes en las formas, pero profundamente unidas en el fondo. Dejamos colgados en el aire de la Ciudad esta especie de cometa que surca gozosa el azul de sus cielos, temerosa de que aparezcan los negros nubarrones y la terminen derribando. Somos exigentes –que no dogmáticos- en nuestra manera de defender aquello que nos pertenece por ser herencia sentimental de nuestros mayores. Siempre, y por una cuestión de sentido de la ética, respetuosos con las ideas ajenas (salvo si estas entran en el pantanoso terreno del fundamentalismo). Escribimos y plasmamos en variopintas fotos aquello que nos duele e interesa. La niñez, o lo que es lo mismo el paraíso perdido, como fuente caudalosa de todas nuestras sensaciones. Nuestras tradiciones; el compulsivo mundo de la política; el Flamenco; el Cine; los Toros; pinceladas de misceláneo como muestra inequívoca de que nada nos resulta ajeno y, de manera preferencial, la Ciudad adornada con el hermoso velo de su pasado y, expuesta hoy en su desnudez, a un desosegante presente y un incierto futuro.
Ahí, solo ahí, es de donde se nutren los minuteros de los “Toma de Horas”. Aquí seguiremos mientras Dios nos de nuevas treguas y nuestro sentido de la realidad no se quede colgado como las telarañas por las vigas de los techos. ¡Tic, tac, tic,tac,tic,tac…….! 20.000 momentos y….seguimos.

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