“Rebelde sin causa” es una película, una excelente película, dirigida por Nicholas Ray e interpretada por los imperecederos James Dean, Natalie Wood (¡guapísima a más no poder!) y Sal Mineo. Ha sido considerada por la crítica como una de las películas claves en la Historia del Cine. Su temática esta hoy de plena actualidad. Vivimos inmersos cada día en un proceso de desafecto generacional desarrollado por un importante segmento de la juventud. Cuando se estrenó (27/Octubre-1955) hacia un mes que el mítico James Dean había muerto victima de un terrible accidente de tráfico (30/Septiembre-1955). El mejor homenaje que podemos hacernos a nosotros mismos es visionar, de vez en cuando, estas películas imperecederas. Así podremos comprobar lo poco que ha avanzado la Sociedad en algunas cuestiones puntuales. Los problemas generacionales no se resuelven convenciendo a los padres para que ocupen el lugar de sus hijos, ni evidentemente tampoco en sentido contrario. La falacia del “Progresismo” consiste en llevar a las relaciones Padre-Hijo y Profesor-Alumno al terreno del “coleguismo”. Por encima de otras consideraciones, todos nos argumentan que debemos ser comprensivos amigos de nuestros hijos y después que Dios reparta suerte. Entrar en el –por lo visto- pantanoso terreno de la conjugación de Deberes y Derechos (en todos los ámbitos de la vida) se nos muestra –hoy- como una cuestión secundaria (¿). No se trata de legitimar unos principios autoritarios que ya, en la Sociedad actual, se nos muestran obsoletos. La cuestión es asumir desde una temprana edad que todos tenemos –o debíamos tener- responsabilidades inherentes a nuestros distintos roles familiares y/o sociales. Suministrarle a la Sociedad –por parte de padres y educadores- una hermosa cosecha de personas decentes, solidarias, comprometidas con su tiempo, sensibles, cultas y bondadosas, se nos presenta en la actualidad como una tarea titánica. La clase política –con honrosas y puntuales excepciones- no es para nada un modelo a seguir. No se trata de “criminalizar” la necesaria gestión de lo público en un sistema democrático. Pero, visto lo visto, pocos elementos edificantes existen en su comportamiento y actitudes. El Movimiento del 15-M –que por cierto consiguió reunir a padres e hijos en un mismo contexto urbano- tenía como principal motivación el reivindicar de manera urgente un proceso regenerativo en la devaluada Democracia española. Estos si que son “Rebeldes con causa”. Lo dejaron claro cuando escribieron: “Si no nos dejáis soñar no os dejaremos dormir”. ¡Claro que si! Es legitimo pelear para que no nos cambien Justicia por Ley; Democracia por abuso; Igualdad de oportunidades por enchufismo; Entretenimiento por Tele-basura; Finanzas por usureros inmisericordes y, lo más importante, que no nos roben nuestro presente y el futuro de nuestra juventud. Sed jóvenes encauzando vuestra rebeldía hacia metas donde la utopía se funda con lo concreto. Pedid la luna pero sin olvidar que, mientras la contempláis, os están quitando el astro sol de vuestras vidas. Hoz, martillo, puño, rosa y gaviota empantanando vuestros –nuestros- sueños juveniles.
viernes, 10 de junio de 2011
Rebeldes con causa
“Rebelde sin causa” es una película, una excelente película, dirigida por Nicholas Ray e interpretada por los imperecederos James Dean, Natalie Wood (¡guapísima a más no poder!) y Sal Mineo. Ha sido considerada por la crítica como una de las películas claves en la Historia del Cine. Su temática esta hoy de plena actualidad. Vivimos inmersos cada día en un proceso de desafecto generacional desarrollado por un importante segmento de la juventud. Cuando se estrenó (27/Octubre-1955) hacia un mes que el mítico James Dean había muerto victima de un terrible accidente de tráfico (30/Septiembre-1955). El mejor homenaje que podemos hacernos a nosotros mismos es visionar, de vez en cuando, estas películas imperecederas. Así podremos comprobar lo poco que ha avanzado la Sociedad en algunas cuestiones puntuales. Los problemas generacionales no se resuelven convenciendo a los padres para que ocupen el lugar de sus hijos, ni evidentemente tampoco en sentido contrario. La falacia del “Progresismo” consiste en llevar a las relaciones Padre-Hijo y Profesor-Alumno al terreno del “coleguismo”. Por encima de otras consideraciones, todos nos argumentan que debemos ser comprensivos amigos de nuestros hijos y después que Dios reparta suerte. Entrar en el –por lo visto- pantanoso terreno de la conjugación de Deberes y Derechos (en todos los ámbitos de la vida) se nos muestra –hoy- como una cuestión secundaria (¿). No se trata de legitimar unos principios autoritarios que ya, en la Sociedad actual, se nos muestran obsoletos. La cuestión es asumir desde una temprana edad que todos tenemos –o debíamos tener- responsabilidades inherentes a nuestros distintos roles familiares y/o sociales. Suministrarle a la Sociedad –por parte de padres y educadores- una hermosa cosecha de personas decentes, solidarias, comprometidas con su tiempo, sensibles, cultas y bondadosas, se nos presenta en la actualidad como una tarea titánica. La clase política –con honrosas y puntuales excepciones- no es para nada un modelo a seguir. No se trata de “criminalizar” la necesaria gestión de lo público en un sistema democrático. Pero, visto lo visto, pocos elementos edificantes existen en su comportamiento y actitudes. El Movimiento del 15-M –que por cierto consiguió reunir a padres e hijos en un mismo contexto urbano- tenía como principal motivación el reivindicar de manera urgente un proceso regenerativo en la devaluada Democracia española. Estos si que son “Rebeldes con causa”. Lo dejaron claro cuando escribieron: “Si no nos dejáis soñar no os dejaremos dormir”. ¡Claro que si! Es legitimo pelear para que no nos cambien Justicia por Ley; Democracia por abuso; Igualdad de oportunidades por enchufismo; Entretenimiento por Tele-basura; Finanzas por usureros inmisericordes y, lo más importante, que no nos roben nuestro presente y el futuro de nuestra juventud. Sed jóvenes encauzando vuestra rebeldía hacia metas donde la utopía se funda con lo concreto. Pedid la luna pero sin olvidar que, mientras la contempláis, os están quitando el astro sol de vuestras vidas. Hoz, martillo, puño, rosa y gaviota empantanando vuestros –nuestros- sueños juveniles.
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