“La poesía no es más que una capa de barniz
que el Arte y la Naturaleza le dan a la vida
para paliar la soledad en los hombres
y mitigar el desamor en las mujeres”.
Lo dejó escrito para la eternidad el gran Gabriel Celaya: “Poesía para el pobre / poesía necesaria como el pan de cada día / como el aire que exigimos trece veces por minuto / para ser y en tanto somos dar un si que glorifica”. Decir que corren malos tiempos para la lírica es decir poco. ¿Cuándo han corrido buenos tiempos para la música del alma? Lamentablemente existe hoy poco tiempo –o poco interés- para adentrarnos en los hermosos laberintos sentimentales de lo poético. Rafael, el Poeta del Puerto de Santa María, se preguntaba en su día: “¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora? / ¿Qué miran los poetas andaluces de ahora? / ¿Qué sienten los poetas andaluces de ahora? /….. ….. / Cantan, y cuando cantan parecen que están solos / Miran, y cuando miran parecen que están solos / Sienten, y cuando sienten parecen que están solo”. Sevilla no solamente es la Tierra de los Poetas, que lo es, sino que además encierra en sus vericuetos sentimentales, de sombra y luz, el alma verdadera de la Poesía. ¿Nos interesa descubrirla y salir a su encuentro? Visto lo visto parece ser que no. En una Sociedad donde mandan y reinan los pragmáticos poco espacio queda para la ensoñación poética. Los que se consideran –o nos consideramos- ilustrados podrían recitar de memoria nombres y obras de poetas sevillanos del ayer (Bécquer, los Machado, Cernuda, Aleixandre, Villalón, Montesinos, Cansinos, Blanco White, Romero Murube….) y, difícilmente, citar a algunos de los que escriben poesía en la actualidad. En países realmente civilizados como Suecia, Francia o Dinamarca la poesía, al igual que el pan, es de consumo diario e imprescindible. Cuerpo y alma alimentados para que se conjuguen los latidos del corazón con los latidos del alma. Lo poético no solo se encuentra en un ripio que rime Cartagena con pena. La obra de Dios –la Naturaleza- cuando se muestra pacifica y respetada por los hombres es pura poesía. La Música cuando logra arañarte las paredes del alma es poesía en movimiento. El Cine, el Teatro, las Artes Plásticas y la Literatura cuando se despojan de artificios pueriles y comerciales, son un vivo ejemplo de noble sedimento poético. No debíamos de necesitar la Poesía solo para soñar, sino simplemente para vivir y dotar a nuestras vidas de trascendencia espiritual. No se trata de evadirse de la realidad cotidiana, se trata más bien de transformarla social y culturalmente. Gabriel Celaya tituló uno de sus poemas más celebres: “La Poesía es un arma cargada de futuro”. Hoy, lamentablemente, está ausente de nuestras vidas y arrinconada en el baúl de las cosas insustanciales. Ni está ni se le espera y, lo que es peor, nadie parece necesitarla. Las flechas del amor han terminado rotas a los pies de los cajeros automáticos. Es el signo de los tiempos y por ahí andamos dando tumbos y pegando palos de ciego. Está todo dicho y poco se puede añadir: “Poesía necesaria como el pan de cada día…..”
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