viernes, 9 de diciembre de 2011

El camarote de los hermanos Marx



Los preámbulos de las pasadas elecciones en el seno del PSOE han sido, aparte de esperpénticos, bastante clarificadores de por donde discurre hoy la izquierda española (la democrática; la otra, afortunadamente, ni está ni se le espera). El barco se hundía víctima de la ineficacia para gestionar la Crisis y por algunos casos que recordar no quiero. El problema es que este “Titanic” navegaba por los, hasta entonces, placidos mares de la vida política y, ante un hundimiento tan previsible como traumático, no había botes salvavidas (pongan aquí salva-empleos) para tanta gente. Es lo que pasa cuando la política se convierte en una profesión bien remunerada y ajena al complejo mundo de la oferta y la demanda profesional y/o laboral. Pero con el desalojo del Poder ya no hay sillones para tantos culos. Asistimos esos días a todo tipo de enfrentamientos organizativos. El Federal contra el Regional; estos contra el Provincial. Todo y todos a su vez envueltos en una clara consigna de “sálvese quien pueda” para no quedarse fuera de la esfera de la “Público”. Ya en el “Fondo de reptiles” no quedaba ni la lagartija del telón del Cine Prado. Volver a lo privado –aquellos que aun recuerden a lo que se dedicaban antes- produce vértigo y más vale sentarse en los bancos de la oposición que permanecer de pie en la cola del Paro. Quien prueba el jamón –cuando además son otros los que lo pagan- difícilmente volverá a la mortadela italiana. Forma parte de la condición humana la lucha por la supervivencia y la férrea defensa del estatus conseguido (la forma, no nos engañemos, es lo de menos). Desgraciadamente los seres humanos a lo largo de la Historia siempre han intentado camuflar la falta de ética con la rimbombancia embaucadora de la estética. En definitiva, las formas intentando enmascarar el fondo de las cuestiones. La política se ennoblece con aquellos que renunciando a la comodidad de sus profesiones pierden tiempo y dinero en propiciar la mejora de la vida de los demás. Diógenes harto de tanta corrupción caminaba a plena luz del día por las calles de Atenas con una lámpara encendida. Cuando alguien le preguntaba extrañado a que se debía su actitud él siempre contestaba: “Estoy buscando un hombre honesto”. Hoy, afortunadamente, no creo que lleguemos a tanto, pero si podríamos encender un candil para encontrar a alguien que pierda dinero al dedicarse a la actividad política. A esta obra de “desembarco” le queda un último acto y todavía lo peor –para muchos cargos socialistas- está por llegar con las Elecciones Autonómicas en Andalucía. De aquí a marzo vamos a asistir a una autentica “merienda de negros” para poder meterse, aunque sea a empujones, en el “Camarote de los Hermanos Marx”. Creo que fue Alfonso Guerra quien dijo que “fuera del Partido hace frío, mucho frió” y pronto veremos las colas que se forman en las sedes pidiendo mantas “Paduana”. Han sido muchos años de dominio socialista en esta Tierra de mares y olivos y ahora les toca probar el amargo sabor de la derrota. ¿Les servirá para algo en el futuro? Sinceramente no lo se y las coordenadas en las que se mueven actualmente no invitan precisamente al optimismo. ¿Los harán buenos los que entren en su lugar? Démosle tiempo al tiempo que al final siempre termina poniendo a cada uno en su sitio.

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