Pasado mañana domingo 25 de Marzo del 2012 será –o debía serlo- un día grande para los andaluces de luces y sombras. Se nos ofrece la posibilidad de votar y cambiar –o perpetuar- con nuestro voto el deambular de esta Tierra tan poéticamente alabada como socialmente castigada. No hace tantos años la ilusión en forma de Autonomía hicieron reverdecer nuestros olivos; pespuntear de esperanza la espuma de las olas del mar bravío y, llenar de pureza la cal de las casas de nuestros pueblos. Después de un largo, muy largo, dominio socialista, todo ha sido dilapidado política y socialmente hasta configurar una Sociedad donde la ilusión ni está ni se le espera. Los parámetros por los que se mide hoy día el nivel de vida de la gente son demoledores en Andalucía. Estamos, eso sí, a la cabeza del consumo de cocaína en España y posiblemente en Europa. Parece ser que las expectativas electorales presagian que habrá, salvo sorpresas, un drástico cambio político en Andalucía. Ganará el PP con Javier Arenas a la cabeza como un ejemplo paradigmático que nada es imposible por tierras andaluzas. ¿Se consideraba ya imprescindible un cambio de rumbo? Sin ningún género de dudas y, además, han sobrado unos pocos de años. ¿Traerá el PP la solución a nuestros gravísimos problemas? Sinceramente no lo se y mantengo serias dudas sobre el particular. La situación de penuria y zozobra que padecemos (en Andalucía, España y Europa) está motivada por el permanente saqueo a que políticos y financieros han sometido a las arcas públicas. La cruel paradoja es que los mismos saqueadores son los que nos “prestarán” los recursos económicos para salir a flote. Eso si cobrándonos cuantiosos intereses y llevándose por delante las conquistas sociales de los trabajadores. Los políticos nos mienten continuamente y, lo más triste, es que hemos aprendido a convivir placidamente con sus mentiras. El próximo domingo 25 de marzo del 2012 se nos ofrece la posibilidad de participar en la –en teoría- Fiesta grande la Democracia: la posibilidad de votar. Que cada uno obre –no confundir con defecar- como estime oportuno. Un servidor hace tiempo que dejó de creer en la clase política y sigue manteniendo su voto en blanco. Es mi opinión y cada uno debe configurar libremente la suya. “Ajolá” que con el resultado de las urnas se empiece a ver algo de luz en este largísimo y tenebroso túnel. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde y tampoco es cuestión de contradecir lo que dice ancestralmente la sabiduría popular. Suerte a los que llegan y, a los que se van, que se apunten a algún ERE de las pocas Empresas que han dejado activas en Andalucía. Dice nuestro Himno (tan ninguneado hoy como nuestra bandera y sentimientos) que “nos levantemos”, pero cuando no para de llover mejor quedarse acostados
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