Ya se ha puesto definitivamente en marcha la maquinaria para una nueva Edición de la felizmente consolidada Bienal de Flamenco de Sevilla. Concretamente la XVII. ¡Como pasamos el tiempo y nosotros! Comenzará el 3 de Septiembre y será clausurada el día 30 del “membrillero” mes. Todo estará bajo la dirección de doña Rosalía Gómez que, según me comentan amigos que la conocen, se trata de una persona intelectualmente muy solvente y con grandes dotes para la gestión cultural. Suerte en su labor pues, en definitiva, su éxito será el de todos los que amamos el Flamenco. Mi relación con la Bienal ha ido de más a menos. De presenciar, en su primeras ediciones, la mayoría de sus espectáculos a terminar asistiendo a solo cuatro en la última Edición. Cumplimos años y cada día, lamentablemente, nos consideramos menos en consonancia con lo que se nos ofrece. El problema no está en el exterior sino en nuestro interior. En la próxima Edición se van a dar 70 espectáculos y, como era de esperar, ya ha salido a la palestra las inevitables voces discordantes (tanto por algunos/as de los actuantes como con algunas sonadas ausencias). Esto pasó siempre y así seguirá pasando en cuantas Bienales se programen. Estamos, a que dudarlo, ante la efeméride flamenca más importante que se celebra a escala planetaria. Un círculo mágico que envuelve, amorosamente, el mejor evento con la mejor Ciudad del Flamenco. Sevilla no solo es flamenca, que también, sino que ella representa como nadie cuanto de verdad encierra el Arte Jondo. Han sido muchos los años de esfuerzos para situar a la Bienal justo en la cima de las programaciones flamencas (no daré nombres de personas relevantes en la Historia de la Bienal para no correr el riesgo de omitir alguna). Tiene, lamentablemente, todavía una asignatura pendiente: que la Ciudad y, más concretamente, los sevillanos la hagan suya. Bien está que en estos gozosos días Sevilla se llene de “forasteros” que nos llegan desde todos los confines del mundo (la Ciudad los necesita para paliar en parte nuestra maltrecha economía). Pero, mientras los habitantes de la Ciudad no hagan íntegramente suya la propuesta artística de la Bienal, siempre tendremos a este magnifico evento flamenco cogido con alfileres. Arranca esta Edición de la mejor manera posible. Abrirá el ciclo “Raíces de Ébano” con la “Diosa del Baile Flamenco”, Manuela Carrasco, acompañada de Pansequito, Juanito Villar, el Pele y Enrique “el Extremeño”. Toda una propuesta del mejor Flamenco que imaginarse pueda. Manuela Carrasco es algo más que una excelente bailaora: es un regalo que Dios y/o la Madre Naturaleza le hizo a las almas sensibles para, de manera rotunda, confirmarnos que la belleza y el arte se conjugan armoniosamente a través de la estética de lo Jondo. Todo en ella destila pureza y su baile nos redime de cuanto la existencia humana tenga de banalidad. Tiempo de un dios sin tiempo cernudiano, donde sus manos al bracear nos bajará la luna del Alcázar sevillano (donde se celebrará este evento que abre la Bienal) hasta el epicentro de nuestros sentimientos. Allí estaremos y luego ya iremos dejando pasar los días empapados por la nostalgia de lo vivido y sobre todo gozado. Feliz Bienal a todos y a todas las que, de actuantes o complacientes espectadores, se animen a llenarse el alma de emociones flamencas. Están los que están y lamentarse por las sentidas ausencias no deja de ser un vano ejercicio de masoquismo.
No puedo sin embargo sustraerme del campo de la duda ante la ausencia de la gran triunfadora de la pasada Edición, la genial bailaora Pastora Galván. Desconozco los motivos, pero se nos priva de una gran artista al sevillano modo. Como suele ocurrir demasiadas veces, al final he terminado cayendo en lo mismo que critico: por sus contradicciones –flamencas- los conoceréis.
Nota. Asumiendo que rectificar es de sabios, podemos decir de manera gozosa que Pastora Galván está incluida en la Gala de Clausura de la Bienal. Bien está lo que bien acaba.
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