domingo, 25 de noviembre de 2012

Puertas al campo


Hoy, precisamente hoy 25 de Noviembre del Año del Señor del 2012, se van a celebrar elecciones en Cataluña para dilucidar su futuro y, posiblemente, el nuestro. El pasado 11 de Septiembre, celebración de la Diada, las cosas por tierras catalanas quedaron enmarcadas en los caminos que ya no tienen ni retorno ni vueltas atrás. 1.600.000 personas reclamando en la calle el 11 de Septiembre de manera civilizada la Independencia para Cataluña es un argumento que no admite ningún género de dudas. Hoy celebran Elecciones y del resultado de las mismas (más que previsible) dependerá el que asuman, sin más dilaciones y complejos, el comienzo del entramado político-social-burocrático que les llevará a configurarse como Nación. He leído estos días a través de Internet numerosos y variopintos artículos de opinión sobre la idoneidad, oportunidad y/o posibilidad del desgaje definitivo de Cataluña de la Nación Española (que dicho sea de paso está hasta los co….. del “problema” vasco y catalán). Para algunos analistas la independencia sería catastrófica para Cataluña y para otros sería beneficiosa a largo plazo. Sinceramente, dado mi corto entendimiento en estos menesteres, no sabría como pronunciarme sobre este espinoso tema. Esperemos que, a mi querida España, no le pase como a los jóvenes que se emancipan de sus casas y van todas las semanas a llevarle a la madre la ropa sucia y, de paso, a pedirle al padre para la manutención y el alquiler del piso. Eso si, la voluntad mayoritaria de los pueblos como en el caso que nos ocupa no puede ser frenada por el “incuestionable” Reino de la Ley (la Constitución Española en este caso). Estamos ya en la segunda década del siglo XXI y demostrado queda que nuestra Constitución actual está obsoleta y ampliamente amortizada por el tiempo. Siendo optimistas podemos afirmar que nuestra Democracia (por los continuos abusos de no pocos políticos) está bajo sospecha. Ya, sin más dilación, urge negociar una Constitución acorde con las realidades y el tiempo que nos ha tocado vivir. Ignoro si la solución sería un Estado Federal ya que ni los “federalistas” se ponen de acuerdo sobre su contenido-cometido. “Algo huele a podrido en…España” y toca una campaña ciudadana de desinfección. Articulemos unas Leyes que propicien la Justicia (de verdad); la Solidaridad entre los pueblos; la Decencia; los Derechos sociales y políticos (hoy arrebatados) y donde se prime el esfuerzo y no la “mangoleta” y la chapuza torticera. Quienes quieran quedarse al margen de esta España nuestra, donde los “nacionalistas” (de todo cuño) alternan los insultos con las peticiones, están en su derecho. Por la vía democrática y con las armas del civismo los pueblos están legitimados para plantear sus reivindicaciones (estas nos gusten o no siempre serán justas, aunque no sean legales). Los políticos, los malos políticos, siempre intentaron enfrentar a los pueblos (saben que la unidad acabaría con sus privilegios). La pretendida “catalanofobia” de los andaluces es una postura inducida por las altas esferas. Fueron muchísimos andaluces, y no pocos sevillanos, los que encontraron en Cataluña en los años sesenta los que aquí se les negaba: Trabajo. Me place, en otro Toma de Horas, analizar la importancia de Cataluña en el Flamenco. Puede que no sea casualidad que entre los grandes artistas flamencos contemporáneos exista un ramillete de excelsos catalanes: Miguel Poveda es de Badalona; Duquende de Sabadell y Mayte Martin y Chicuelo de Barcelona. ¿Casualidades de la vida? Puede, pero merecerá la pena que analicemos el Flamenco por tierras catalanas. 

Terminemos diciendo que en una reciente encuesta el 65% de los andaluces, que tienen a Cataluña como su segunda Tierra, eran partidarios de la Independencia catalana. Cosas veredes amigo Sancho.

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