Parece que fue hace un rato cuando Enero empezó su andadura como primer capítulo de este incierto y desosegante año 2013 y ya es cuestión de horas su rendición. Los días y las horas pasan a una velocidad de vértigo y, no pocas veces, dejándonos una cierta sensación agridulce en nuestro cuentakilómetros sentimental. ¿Aprovechamos en verdad la escasa porción de tiempo que Dios nos tiene asignado? Qué importa en realidad, ¿hacer más cosas o hacer mejor las cosas? El tiempo nos atrapa y nos libera para volver a atraparnos de nuevo. Es un círculo mágico vivencial donde todo queda relativizado por los avatares de los días pasados, presentes y futuros. Nada existe más cinematográfico que el humo de un cigarro. Se inhala haciendo refulgir su ascua de candela y se exhala convertido en una pequeña nubecilla de humo. Cualquier situación donde esté implícito el ser humano tiene una lectura definitiva a través de un cigarro encendido. En una reunión donde se espera algo -o a alguien- importante siempre habrá algún cigarrillo encendido. El amor; el temor; la impaciencia; la pena; la alegría; la maldad; la bondad y la duda son proclives a ser exteriorizados con una efímera nubecilla de humo. Sale de los labios después de dejar su enfermiza secuela interior (nada le salió nunca gratis al ser humano) y se hace tan volátil como la misma existencia. En el Cine fuma la vampiresa y dibuja corazones partidos en el aire. También lo hace el gángsters antes de acribillar a su presa. O el enamorado como epilogo de la culminación del amor pasional correspondido (después de la tempestad siempre viene la calma). Fuma el indio su “Pipa de la paz” antes de cortar cabelleras por doquier (siempre que los humanos “firman la paz” los gorrioncillos tiemblan en las ramas de los olivos). El Séptimo Arte sin el humo de un cigarrillo sería más “Séptimo” pero menos “Arte”. Sarita Montiel, fumaba sensualmente mientras esperaba al hombre de sus sueños y, de paso, nos hacia soñar a toda una generación. Enero se nos marcha como un cigarro cuya colilla encendida pronto será pisada sobre el suelo. Como siempre, su pistoletazo de salida fueron unas uvas y un brindis y su despedida lo será unas cuentas en números rojos. Hemos confundido gastar dinero con gastar tiempo y así nos va. Nos llegan ahora días apasionantes en una Ciudad marcada siempre por sus preámbulos. Un macro Vía-Crucis en “Febrerillo” (este año más loco que nunca). Cada llegada de una nueva Primavera es distinta, fundamentalmente, porque el vértigo de los días hace estragos en nosotros. Solo la lectura pausada; la música del alma; la naturaleza (componiéndose apaciguadamente) y el “Arte de Cuchares” consiguen que el tiempo se ralentice. Tenemos vértigo, mucho vértigo, de vernos girando en el carrusel de la vida con el paso de los días. Enero bajará mañana su telón y nos habrá dejado una nueva y solemne función en el teatrillo de la vida. Vivimos siempre con la Esperanza en bandolera y roncos por pretender que los ecos nos contesten. Nos sentimos solos y ya no tenemos abuela para agarrarnos a su mano. Nosotros, siempre nosotros, enmarañados ente el vértigo de las horas.
martes, 29 de enero de 2013
Adios al último Cantaor de la Alameda
Con tan solo veinte días de diferencia con su mujer, “La Tomasa”, se nos va el “Último de la Fiesta” de las noches eternas de la Alameda sevillana: Manuel Georgio Gutiérrez “Piesplomo”. Eras un Cantaor (así con mayúscula) de una versatilidad verdaderamente impresionante. Tenía 88 de edad y su bonhomía de hombre cabal donde los haya conseguía no pocas veces que sus grandes cualidades cantaoras pasaran a un segundo plano. Convivió en la Alameda con todos los grandes del Flamenco y supo configurar su discurso cantaor exprimiendo lo mejor de cada uno. Os emplazamos a que leáis lo que ha escrito Manolo Bohórquez en su más que recomendable Blog “La Gazapera” sobre Manuel “Piesplomo”. Cuanto yo puedo deciros sobre este gran cantaor y mejor persona queda reflejado en el Blog de Bohórquez. La vida, no pocas veces, se nos muestra con una dureza extrema y el gran cantaor sevillano “José de la Tomasa” ha perdido en menos de un mes a sus dos más firmes pilares. Mis condolencias a él y a toda su familia. Serán los años, pero difícilmente conseguimos guardar una buena temporada la corbata negra en el cajón. Se nos están marchando, casi sin darnos cuenta, todos los grandes pilares de este Arte parido, amamantado y criado en Andalucía al que llamamos Flamenco. Descanse en paz y seguro que su esposa y Eduardo el de la Malena lo esperan en el cielo para que la Fiesta (flamenca) se haga eterna.
lunes, 28 de enero de 2013
Las Fiestas desoladas
El pasado día 26 de Diciembre leía un artículo de Juan Miguel Vega en el Diario “El Mundo” (suplemento dedicado a Sevilla). Se titulaba “Vuelta a la vida” y, para un servidor de Dios y las causas justas, perfectamente asumible desde el primer al último renglón. Se refería a los dos días de las Navidades a los que alegre –o tristemente- llamamos de “Fiesta”. Concretamente al 25 de Diciembre y al 1 de Enero. Si los llamamos de “Fiesta” por no trabajar ese día los pocos que aún conservan su trabajo y/o por estar la Ciudad desierta, admitimos “Fiesta” como animal de compañía. Si por el contrario contextualizamos el carácter de lo verdaderamente festivo ya es harina de otro costal. ¿Una Ciudad con todos sus bares, parques, museos, kioscos y demás elementos lúdicos-culturales cerrados a cal y canto está de Fiesta? ¿Con quienes o con que compartimos nuestro gozo festivo? Esos días parece ser que tienen la finalidad de que la gente –con ánimos y fuerza- puedan dormir durante todo el día los excesos gastronómicos y etílicos de la noche anterior. Sinceramente son los dos días del año que noto que la soledad me envuelve con su negro manto. Abrir los visillos de la ventana a media mañana y ver la calle desierta y todo -absolutamente todo- cerrado, resulta verdaderamente deprimente. Parece como si tu conciencia clamara angustiada desde tus adentros: “Esto te pasa por “pringao” y “aburrío”. Haberte “emborrachao” esta noche y estarías durmiendo como las personas normales”. Claro, si te acuestas a la misma hora que cualquier día y te niegas a que programen tu “Felicidad” desde la Plaza del Duque luego pasa lo que pasa. Ahora que Enero termina su ciclo de amaneceres y madrugadas me niego a desarrollar planteamientos “filosóficos” sobre la naturaleza de las Navidades contemporáneas. Decir, eso si, que su base existencial (Fe, Familia y Tradición) han sido desbancadas por un nuevo y arrollador elemento: el Consumo desaforado. Luego que cada uno se la monte (la Navidad) como pueda y/o demanden sus circunstancias. Curiosamente, mis Navidades más felices están sentimentalmente atadas a los años de mi niñez. Todo transcurría en un “Corral de vecinos” donde las carencias eran suplidas por el milagro de la solidaridad, el afecto y el compartir lo poco que teníamos. Luego, aparte de que los creyentes nos situemos gozosos en el comienzo de la “Historia más grande jamás contada””, nada más importante que contemplar la Navidad con la inocencia y los ojos de un niño. Mientras, en esta Ciudad, donde todo es manifiestamente empeorable, seguiremos llamando “Fiesta” al vacío existencial navideño (en cuerpos y almas). Lo dice un villancico popular: “Nació el Niño en la pobreza / la ilusión fue renovada / y tu sentado en la mesa / aguantando a tu cuñada”. ¡Triste época esta donde hasta la “Felicidad” es impuesta y programada!
domingo, 27 de enero de 2013
Casi todo
El problema actual de los hombres
Es que ya no saben a quien le toca mover ficha:
Si a ellos o a Dios”.
Es que ya no saben a quien le toca mover ficha:
Si a ellos o a Dios”.
Toca Paco de Lucía la “Rondeña” de don Ramón Montoya y está dicho casi todo. En ese “casi todo” cabe media Andalucía. Caben las mujeres enlutadas subiendo trabajosamente las cuestas de sus pueblos encalados. Cabe la mañana soleada en “Bajo de Guía” mientras los pescadores reparan las redes de sus barcas. Caben los jornaleros que vuelven cansados y sudorosos después de arañarle las entrañas a la tierra. Cabe un Arco; un Puente; una Rampa; un Palenque y una Ermita. Cabe un alado poema depositado suavemente entre los encajes que dejan las olas al besar la arena. Caben maletillas soñando la gloria en noches de luna llena apoyados en las cercas de las dehesas. Cabe un Cante, un Canto, una Copla y una Canción desesperada. Cabe la desesperanza traicionera y la Esperanza de que nada está perdido irremediablemente. Cabe el farol de una calleja y la espadaña de una torre. Cabe un racimo de uvas y un cántaro con agua fresca. Caben la risa de un niño y el llanto de un anciano (o la risa de un anciano y el llanto de un niño). Cabe el lento goteo de una soga sobre el brocal de un pozo y el tilín-tilín de la campanilla anunciadora del Santolio. Cabe un albardón colgado en la alcayata de un taller y una rueca de hilar con abuela incluida. Cabe un Cante de Trilla y el bamboleo de un abanico. Caben una mirada furtiva y un furtivo huyendo de las miradas. Cabe la sombra de un árbol y el repiqueteo del agua de la lluvia en los tejados. Cabe la mirada huidiza de un gato y la bondadosa de un perro. Caben los sonidos del silencio y el estruendo de la tormenta que barrunta lluvia. Cabe un soliloquio y un debate a tres bandas. Cabe el pájaro cantarín y los “pájaros” pendientes de “cantar”. Caben las cigüeñas de un campanario y el beso perdido de una enamorada. Cabe el resbaladizo palo de una cucaña y los ojos de un Puente. Cabe el oriundo y el forastero. Caben los conventuales rezos matinales y los gozos nocturnos envueltos en sabanas de seda. Cabe la soledad del mundo y la nostalgia de los desterrados. Cabe la belleza de la buganvilla y la lesa insustancialidad del cardo borriquero. Toca Paco de Lucía la “Rondeña” de don Ramón Montoya y está dicho casi todo. En ese “casi todo” cabe todavía media Andalucía.
viernes, 25 de enero de 2013
La Bandera del Romanticismo
Leo en la Sección de “Obituarios” del Diario “El País” del pasado 22 de Diciembre el fallecimiento de David Lomon (en realidad su apellido era Solomon, pero le aconsejaron cambiárselo para evitar, de cara a la Gestapo, denotar una ascendencia judía). Era el último “Brigadista” británico vivo de cuantos participaron en nuestra infausta Guerra Civil. A su fallecimiento, ocurrido el pasado 21 de Diciembre, contaba 94 años de edad. Llegó a España cuando tenía tan solo 18 años y su madre se enteró de donde estaba a través de una carta que le mandó a su llegada a Madrid. Decía en sus memorias: “Si le digo a mi madre donde iba no me hubiera dejado marchar”. Dejó su país, Reino Unido, abandonando una familia feliz (eran 8 hermanos) para luchar en España a favor de la Democracia y las Libertades. Fueron unos 35.000 los brigadistas que arribaron a España por aquellas funestas fechas y procedentes de 55 países. Todos jóvenes y todos subyugados por un halo de romanticismo. Entre ellos se daban cita las profesiones más diversas: mineros, abogados, médicos, periodistas, algunos escritores de gran celebridad como George Orwell e incluso políticos de la talla de Willy Brandt. Cuenta David Lomon en sus recomendables “Memorias” que al llegar a España le llamó la atención lo obsoleto del armamento utilizado por el Frente Popular y la escasísima preparación militar de los milicianos. Dice, eso si, que en su mayoría eran gentes de procedencia humilde pero tremendamente orgullosa. Este apartado –el de las Brigadas Internacionales- de la Guerra Civil española siempre me ha llamado poderosamente la atención. Eran jóvenes que abandonaron una vida acomodada y estudios y profesiones para enrolarse en una contienda ajena –material y físicamente- a sus intereses más cercanos. Los movía un existencial halo romántico y se conocen, históricamente, muy pocos casos donde sobrepasaran los límites de la ética (si esto fuera posible en una confrontación armada). Nos relata Lomon que su dieta la componía carne de burro, sardinas y alubias. A los que lograron sobrevivir su paso por España los marcó de por vida. Decían que no tenían mejor titulo que saberse “Brigadistas” (lo de “Ex” no les gustaba nada) de la Guerra Civil. Se les concedió, a los que la solicitaron, la nacionalidad española. Cuanto he leído sobre los Brigadistas –que no ha sido poco- no ha hecho más que constatar que fueron los primeros que abogaron por una nítida y muy necesaria reconciliación nacional. Ninguno mostraba rencor hacia nada ni hacia nadie y resultaba admirable su sentido de la tolerancia. Habían visto y padecido en primera persona los horrores de una Guerra entre hermanos y su romanticismo se derrumbó como un castillo de naipes. Por imperativos de la vida van desapareciendo los poquitos que ya van quedando. Fueron románticos empedernidos que arribaron un día para hacer realidad lo de “predicar y dar trigo”. Hablamos y escribimos –no lo olvidemos- de unos tristes acontecimientos ocurridos hace 77 años. Toca ya hacerlo desde el rigor y la serenidad. Los “Brigadistas” son un rotundo ejemplo de la superación emocional de la barbarie. Siempre me conmovieron sencillamente por una empatía romántica. Cada vez que leo que alguno de ellos ha dejado de existir algo se conmueve en mi interior. Dotaron de grandeza a una contienda salpicada por la ignominia y la brutalidad más despiadada. Se van muriendo poco a poco y ojala su sedimento vivencial cale en todos nosotros. David Lomon estuvo a punto de morir en la Guerra Civil como consecuencia de una explosión. Cuando recuperó el conocimiento se encontraba preso en un camión vigilado por “Flechas Azules” llegados desde Italia. Fue posteriormente canjeado por cuatro prisioneros italianos. A su regreso a Inglaterra se enroló en el Ejército británico para luchar contra Hitler. Solía decir: “Esa guerra si la ganamos”. Románticos imperecederos exponiéndose sin límites en defensa de la Libertad. Descanse en Paz, Mister Lomon, y ojala que hayamos aprendido -¡por fin!- a convivir en este sufrido país nuestro (y también suyo).
martes, 22 de enero de 2013
El Entierro de la Sardina (filosófica)
“Tener como única certeza la sabiduría de la incertidumbre” - Milan Kundera –
La Filosofía no solo ha desaparecido de un plumazo (es decir: de un decretazo) en los planes de Estudios españoles sino, lo que es peor, de nuestras maltrechas existencias. Los políticos, de todo signo y condición, han propiciado que nuestras vidas –y nunca mejor dicho- estén teledirigidas. No les interesa en absoluto individuos que piensen y razonen en libertad, teniendo verdadero pánico a que nuestras legítimas dudas puedan ser colectivizadas. Es una siniestra herencia recibida de los poderes fácticos de la “España de charanga y pandereta” que siempre persiguió a sangre y fuego a los librepensadores. No es casualidad que los verdaderos intelectuales hayan sido “carne de presidio” en los Regimenes totalitarios. En los “Democráticos” se les domestica para que no sirvan de nexo de unión entre el pueblo y su necesaria emancipación. El año que hace poco se nos fue ha sido un clarísimo ejemplo de manipulación política –y sobre todo social-, donde se creaban continuamente laberintos rocambolescos en aras de confundir a la gente sobre sus verdaderos propósitos. Estas Navidades he estado releyendo a René Descartes (1596-1650). Considerado padre de la Filosofía Moderna -amén de insigne Matemático y Físico-, su “Método cartesiano” adquiere hoy día unos visos de actualidad apabullantes. Para simplificar diríamos que el “Método” en síntesis se caracteriza por “el uso de la razón sobre los sentidos”. “La duda prevalece sobre los conocimientos fraudulentos, por lo que el resultado de la duda es el rechazo de los falsos conocimientos y la búsqueda, en definitiva, de la verdad universal”. La clase política actual está envilecida y, para posibilitar su propia supervivencia, ha encerrado en una fría y sórdida mazmorra los planteamientos filosóficos. Santo Tomás de Aquino, Aristóteles, Sócrates, Platón, Kant, Hegel, Marx, Engels, Bertrand Rusell, Sartre, Ortega (no don Amancio el de Zara sino “y Gasset”)… son hoy, de manera interesada, fósiles momificados a perpetuidad. Lo paradójico es que se trata de una tarea liquidacionista donde confluyen sospechosamente Izquierda y Derecha. Tenemos la obligación existencial de dudar de cuanto nos rodea, sobre todo de aquello que no vemos meridianamente claro y afecta a nuestras vidas. Los políticos, que rigen nuestros destinos, no son buenos gestores y personas decentes porque así nos lo digan sino porque nos lo puedan demostrar. Vivimos inmersos en una catarsis de consignas y decretos enmarañados en la sacrosanta lacra de la manipulación. Se nos miente en las promesas electorales y, en el colmo del cinismo, se nos recuerda continuamente que están legitimados por las urnas (más bien por la mentira). Defendamos la Democracia con todas nuestras fuerzas y denunciemos sin paliativos a los falsos “demócratas”. Hoy, no hay tiempo ni lugar para la reflexión sosegada y el resurgir de los planteamientos filosóficos. Nos quieren “amembrillados” sentados frente a la “Caja tonta” para disponer a su antojo de nuestras vidas y haciendas. Vamos a pasarlo mal, posiblemente muy mal, a menos que nos sacudamos el bobo que han engendrado en nuestro interior. Dudemos de que no existan más salidas que la que “ellos” nos programan. Pensemos como poder cambiar pacíficamente este cúmulo de despropósitos. Desenvainemos la espada de la Filosofía ahora que aún estamos a tiempo. ¡No pensad, no pensad, malditos!, nos dirán aterrados ante la posibilidad de perder su dominio. Tiempo de reflexión; segundos fuera y a pelear con las armas de la razón.
lunes, 21 de enero de 2013
Andalucía cantaora
El Flamenco y Andalucía se retroalimentan de la misma fuente: la verdad pura y desgarrada de la tierra. Es difícil imaginar una cuna para el Flamenco que no fuese Andalucía. Ambos vienen del mismo llanto y ambos se nutren del mismo gozo para existir. Triana, Jerez, Cádiz y los Puertos como núcleos primarios de Cantes y Cantaores. Sevilla como reluciente crisol donde todo queda definitiva y magistralmente rematado. Málaga, Granada, Almería, Córdoba y Jaén como espejos relucientes donde el Flamenco se refleja en la plenitud de su hermosura. Huelva, cuna del Fandango y amorosa Madre del Descubrimiento por ultramar, aporta mares y sierras para que el Flamenco vuele libre del pecado de la impureza. Cantó, canta y cantará Andalucía mientras el aire susurre su letanía de siglos por sus olivos; sus olas se rindan dibujando encajes por sus playas; sus vírgenes salgan a la calle para demostrarnos como se conjuga dolor y belleza y un solo andaluz, ahíto de gozo y pena, canté enamorado a la luna para encontrar respuesta a su existencia. La verdad flamenca, como Andalucía, es Madre y Señora. Nos llega palpitando emociones al alba por las veredas del alma y se duerme lentamente en las madrugadas de navajas afiladas. Cada Cante y cada Cantaor simbolizan un solo universo en si mismos. El Flamenco se enseñorea en sus mágicos acordes y la palabra traspasa el verbo hasta convertirse en Cante. El amor, eje vertebrador de la existencia humana, queda reflejado en el Arte Jondo en su faceta más descarnada: el desamor. No hay más pero tampoco menos. El hermetismo en los origines de Cantes y Cantaores no hace más que incrementar su necesario halo de misterio.
Andalucía más que tierra de grandes e insignes poetas –que también- es poesía en si misma. La pena amarga de los días eternos contextualizada en los pentagramas del Flamenco. El gozo por la dicha de vivir en armonía con Dios, la Naturaleza y los hombres plasmado en los lúdicos Cantes festeros. Canta Andalucía y el Dios del Universo asiente satisfecho desde las barandillas del Cielo. Quítale a Andalucía el Cante, la Copla y los Toros y los poetas mantendrán permanentemente sus hojas en blanco; los músicos enmudecerán perdidos entre las sombras de la noche y el hombre levitará ante su atávico desconsuelo de siglos. Andalucía cantaora como ejemplo paradigmático de que no todo está perdido. Canta el andaluz para que su eco vuele libre por mares y montes. El llanto amargo de las enlutadas mujeres andaluzas plasmado en un quejío por Siguiriya. La aguda espina del deseo clavada en el palpitante pecho de una adolescente aliviada a compás de Tangos. La cuna de un nuevo andaluz nacido a la vida mecida por Alegrías. La sentencia solemne y sabia de los surcos de la tierra al compás de Soleá. Canta Andalucía por Tientos y las ropas al soleo se bambolean armoniosas al aire de la mañana. La tierra, siempre la tierra, como ejemplo rotundo e inmisericorde de que el hombre muere en vida cuando lo enmudecen. Cantes de ayer, del hoy y del mañana envueltos en el halo protector de la Madre Andalucía. Andalucía cantaora mostrándole al mundo de manera inequívoca que el dolor también encierra su cuota de belleza. Una queja estremecida y lastimera o un rítmico estruendo de alegría para plasmar la vida en clave flamenca. “La Soleá bien templá / la Siguiriya doliente / el Taranto visceral / y los Fandangos valientes. Andalucía cantaora navegando por los mares de los sueños con sus velas henchidas de gozo y pena.
domingo, 20 de enero de 2013
Miradas cruzadas
La nueva configuración que la Junta de Gobierno de mi Hermandad de Pasión llevó a cabo en el interior de la Capilla Sacramental fue realmente exitosa. Estamos, independientes de filiaciones y afectos pasionarios, ante uno de los rincones sevillano de mayor calado sentimental y/o espiritual. Como todo lo verdaderamente sustancial en la Ciudad resulta desconocido para muchos sevillanos. Está configurado como un habitáculo proclive a la oración, la contemplación y la reflexión verdaderamente impresionante. Pequeño en sus dimensiones y con una cercanía a las imágenes que nos hace formar parte de un mágico rincón sentimental/espiritual. Se abrió, a la espalda del Señor, la ventana que da al Patio de los Naranjos y que permanecía torpemente cerrada (Patio, como tantos en Sevilla, con fuente pero sin agua) y se consiguió armonizar el claroscuro del interior de la Colegial con la luminosidad del exterior. Todo en la Capilla responde a una ubicación que roza la perfección de las cosas bien hechas y mejor dispuestas. A la izquierda del Señor está un San Juan con la mirada siempre fija en la Virgen de la Merced. Ella, mira de frente hacia la cancela que separa de manera armoniosa la Capilla de la Iglesia. El Señor de la Pasión lo preside todo y se nos representa como el eje vertebrador de todo cuanto allí ocurre. Mira hacia abajo en un gesto lleno de complicidades compartidas con quienes lo visitan. Su Cruz brilla en las mañanas luminosas con el sol que penetra dulcemente por la ventana trasera y se posa en el madero El Gran Poder transmite su dolor para, a través de la solidaridad, dar consuelo y servir de antídoto contra los males del mundo. Pasión reconforta desde su dulce mirada donde la pena amarga adquiere visos de racionalizada intelectualidad. El estoicismo de su rostro más que de mansedumbre está impregnado de resignación ante la culminación de lo inevitable. No se descompone ante su trágico destino y nos da una magistral lección de entereza ante el mayor de los infortunios. Dentro de la Capilla hay un cruce de miradas que nunca terminan de encontrarse. La ubicación de las imágenes es simple y llanamente algo perfectamente ensamblado. Sentarse en este pequeño recinto sentimental un rato para a través de la meditación y el rezo buscar a Dios es un ejercicio absolutamente recomendable. Allí el tiempo no se mide por minutos sino por momentos. Todo queda relativizado y nuestra figura se empequeñece ante la magnitud de lo que contemplamos y nos contempla. Es una de las pocas posibilidades que tenemos de escapar transitoriamente de una “vida” que se mueve –y nos mueve- a una velocidad vertiginosa. Miradas cruzadas para que la nuestra no se pierda ante lo vanamente superficial. Una hermosa lección de siglos donde los ojos –sus ojos- nos marcan sin dobleces el camino a seguir. San Juan, el valor de la amistad. Madre y Señora de la Merced, el dolor más penetrante sublimizado por la belleza más profunda. El Señor de la Pasión, como ejemplo clarificador de que todo el que camine detrás de Él nunca equivocará su camino. Hoy, 20 de Enero, es la “Solemne Función” del Señor de Pasión. Hoy toca mirarlo –y lo más importante: que Él nos mire a nosotros- desde la grandiosidad del Templo del Salvador. Miradas cruzadas en un cruce de caminos sevillanos.
viernes, 18 de enero de 2013
Por vuestra inquina os conoceremos
Demostrado queda, lamentablemente, que muchos seres humanos necesitan nutrirse de la inquina para su ruin existencia. Para ellos, la necesaria dosis de bondad, solidaridad y equidad que da auténtico sentido a la existencia humana ni está ni se le espera. Esa “mala gente que camina y va apestando la tierra” que escribía Antonio Machado. Les mueve y se mueven por el resentimiento hacia todo el que no piensa como ellos o, en definitiva, no les limpia su falso y efímero trono de usurpador. No tiene límite su discurso descalificatorio y, lo peor, es que siempre encuentran pusilánimes “compañeros de viaje”. No han podido traspasar el umbral de la mediocridad y su autocomplacencia ya no encuentra espejo donde mirarse. Algunos “articulistas” del periodismo español actual (del Flamenco ni les cuento) son un fiel reflejo de estos especimenes “intelectuales de salón”. Los mismos que intentan su consagración con críticas tan demoledoras como injustas (hacer una crítica constructiva sobre algo o sobre alguien es absolutamente legítimo. Entrar en los terrenos de las descalificaciones personales es sencillamente repugnante). La Crítica flamenca –con alguna que otra destacada excepción- en Andalucía es bastante decente y creíble. Manolo Bohórquez, crítico de “El Correo de Andalucía”, representa para mí cuantos valores debe atesorar una buena crítica flamenca. Va siempre de frente y por derecho con su enorme caudal de conocimientos flamencos (conseguido a través de vivencias; “combebencias” y muchísimas horas de hemerotecas). Dice lo que piensa libremente sin tener por ello que añarar los DNI de los artistas. No es la primera vez que tengo que escribir que mi relación con el Flamenco es, fundamentalmente, desde mi doble condición de aficionado y estudioso (siempre por ese orden). Colaboro desinteresadamente con una Compañía Discográfica en tareas de coordinación y producción prestándoles algunas horillas al año. Lo hago de manera altruista y así ayudar a una de mis necesidades existenciales-espirituales: el Flamenco. Esto no es óbice para que, de cuando en cuando y a través de “mensajeros”, me llegue alguna andanada con su correspondiente carga de mala uva (se me ha dado el caso de que me “pongan a parir” por alguna grabación flamenca en la que ni siquiera había intervenido). Afortunadamente con los años vas adquiriendo madurez y aprendes a valorar los comentaristas y desdeñar los comentarios. En definitiva: quien lo dice y no lo que se dice. No ofende quien quiere sino quien puede. Todo lo resumo en una ecuación existencial: cosas y personas que me interesan y cosas y personas que no me interesan. Vivo –y he vivido- al margen de esta desosegante manera de encarar la Cultura. Se retroalimentan de la falsa polémica en un intento de hacerse los dueños del “Cortijo”. Paso de ellos como Drácula de los crucifijos. Llevo una vida placentera y ordenada (alterada por las “huestes” de Rajoy) leyendo, escribiendo, escuchando música, viendo cine, disfrutando de mis nietos y mi “gente”, plasmada en diarios paseos por la zona sevillana donde transcurrió mi infancia y juventud. Desposeído de cargas laborales ya era hora de ponerme el alma en bandolera. Asumo plenamente lo que escuché un día en Sanlúcar al reciente Premio Cervantes, don José Manuel Caballero Bonald: “Cada día amo más al Flamenco y menos a los flamencos”. Sin animo de enmendarle la plana a tan sabio Maestro yo añadiría: “Sobre todo a algunos “plumillas” del Flamenco”.
miércoles, 16 de enero de 2013
Sevilla en Tiempo de bobalicones y pasotas
En la España actual –y en Sevilla no digamos- la felicidad está al alcance de muy poca gente. A los muy millonarios siempre les parecerá corto su botín. Aquellos que se sientan en las poltronas del Poder –político y financiero- notan moverse bajo sus pies la efervescencia callejera. Dentro de cualquier colectivo, de los que por suerte aún trabajan, nadie está contento con su status actual. El que trabaja vive atemorizado y el que quiere y no puede trabajar vive desesperanzado. En la actualidad el entorno familiar y/o personal está seriamente deteriorado por la dramática situación social –y política- que padecemos. Durante la efervescencia comunista se decía que: “Un Fantasma recorre Europa”. Ahora, más que fantasmas, los que mandan en nuestras vidas y haciendas son “fantasmones” ebrios de poder e impregnados de irracionalidad. ¿Podemos por tanto decir que la felicidad existencial se ha marchado de esta castigada Sevilla? ¿No existen sevillanos felices y ajenos a su propia realidad cotidiana? Los hay y en cantidades nada desdeñables. Les ha llegado su momento de gloria a los bobalicones y a los pasotas. Los primeros, anclados en su pertinaz capacidad para no enterarse de cuanto pasa en su país, su región, su ciudad y su casa. Pero eso si: “Viva mi Beti güeno” o “Sevilla hasta la muerte”. Son bobos integrales sacrificando su candidez existencial en los altares de los Sacerdotes de la mala praxis política. Carne de cañón para arribistas, oportunistas y demagogos. Durante el periodo franquista sutilmente les impusieron un concepto -que aún perdura- y que inocentemente consideran de cosecha propia. Decían y dicen: “Yo paso de política” (lo malo es que los políticos nunca pasan de ellos). El simplismo se ha apoderado de sus vidas y nada ni nadie pueden conseguir que tomen conciencia de su situación y la de su entorno. Los segundos, los pasotas, están viviendo su “Edad de Oro”. Pasan de todo, prioritariamente de asumir cualquier tipo de responsabilidad. Evidentemente, del Gasto y el Consumo (fruto del esfuerzo y el trabajo de otros) no pasan. Conozco casos de hijos de gente conocida que a sus ¡treinta y dos años! aún no se han estrenado laboralmente (tampoco, evidentemente, han completado ningún tipo de estudios. En España hay más de un ¡millón de jóvenes! con más de veinticinco años de edad sin haber completado estudios básicos ni haber trabajado un solo día de su vida). Dicen, eso sí, que la culpa es de la “Crisis de los cojones”. Hoy ya tienen la coartada perfecta y viven encantados de haberse conocidos. Cuando le apuntan la posibilidad de trabajar en el extranjero siempre sueltan la misma frase: ¿Afuera me voy a ir yo? Que se vaya er Rajoy con to sus….”. Hoy, con el sambenito de lo “Políticamente correcto”, estamos aprisionados en nuestra Libertad de expresión. Decir algunas cosas que resultan evidentes a todas luces es seriamente comprometedor. En definitiva, la Crisis que padecemos es consecuencia –entre otras muchas razones- de la actitud pasiva de bobalicones y pasotas. Ni los bancos han regalado nunca nada gratis ni los políticos –de cualquier signo y condición- han cumplido nunca sus promesas. He conocido hombres que han peleado denodadamente toda su vida por la defensa de las libertades siendo, en vida, señalados y vilipendiados por los mismos que luego se beneficiaron de su lucha. En Sevilla los bobalicones y los pasotas deberían ser especies protegidas para asombro y desconcierto de cuanto nos visitan. Nunca una barca pudo avanzar sin remar con fuerza y nuestra Ciudad, lamentablemente, de buenos y esforzados remeros anda cortita.
lunes, 14 de enero de 2013
Las sempiternas Cruzadas españolas
“En España el andaluz entretiene; el castellano reflexiona; el aragonés jalea; el catalán comercia y, al final, siempre termina mandando un gallego”
Desde tiempo inmemorial la Historia de España se retroalimenta en tornos a sus “Cruzadas”. Siempre hemos necesitado un referente en el que descargar nuestras iras y frustraciones. La Tolerancia, desgraciadamente, nunca ha sido una de nuestras más grandes virtudes. Propiciamos una Guerra in-Civil entre hermanos con miles de muertos y con un desgarramiento tan cruento y desgarrador que todavía en la actualidad mantiene sus rescoldos (los mismos que algunos de manera interesada soplan cuanto pueden). Con la “Movida catalana” en aras de una pretendida Independencia se escucharon y leyeron verdaderas barbaridades. Un tertuliano de una Televisión llegó a plantear seriamente la necesidad de una inmediata intervención militar en Cataluña. ¡Casi nada! Seamos justos y objetivos cuando afirmamos que las “Cruzadas” en nuestro país no tienen un claro signo político. Recientemente conocimos -y sobre todo padecimos- la “Cruzada Progre” de la etapa Zapateril. Los cimientos de la Crisis que padecemos en España los puso un Partido Socialista ajeno a sus principios social-demócratas y con don José Luis y Don Alfredo como Directores de Orquesta. “Gestionaron” tarde y mal la que se nos venía encima, perdiéndose un tiempo que a la postre se ha demostrado resultaba fundamental. Propiciaron con su nefasta política social el “Desembarco en Normandía” de las huestes del PP. No nos engañemos: las Elecciones siempre las pierde quien gobierna y nunca la gana quien aspira a gobernar. Por conocida no hurguemos más en esa Etapa de nuestra Historia política más reciente, máximo ejemplo de cuanto representa la ineficacia en la gestión pública. Lo que pasó después es de sobras conocido y, sobre todo, padecido por todos. El Programa Electoral del PP se convirtió en un papel mojado por la mentira y el camelo. No se ha hecho nada de lo prometido y se han hecho cosas que se dijeron nunca se harían. Todo en aras de una inmediatez donde las circunstancias –malas- económicas siempre son las que mandan. La “Política” de recortes sociales ha sido demoledora y se ha cebado con los más débiles y desprotegidos. No existe un colectivo en España que no haya sido agredido sin más explicaciones que algo tan perversamente español como el “ordeno y mando”. Existe, y a las pruebas me remito, una “Cruzada” de la peor Derecha española de la Democracia para desactivar los Derechos Sociales adquiridos duramente por los trabajadores (es decir: aquellos que viven dignamente de su trabajo y no de la “mangoleta” y el enchufismo). Los politólogos europeos se preguntan como es posible que, aprovechando las secuelas de la “Crisis”, hayan resurgido Partidos de extrema derecha en toda Europa ¡menos en España! Será cuestión de que el PP mire en su fondo de armario para encontrar la respuesta a este dilema. Aquí se está abandonando a su suerte a personas varadas por la vida y las circunstancias y se está protegiendo a ladrones multimillonarios de guante blanco. Ha sido la primera vez en Europa que un colectivo como el de los jueces se manifiesta en contra de los medidas de un infausto Ministro de Justicia (¡vaya con el “Progre” de la Derecha!). Sinceramente creo –y así lo espero y deseo- que esta Legislatura no agotará su mandato. De “motu propio” los populares no soltarán el Poder y solo la presión cívica y democrática de la Sociedad Civil conseguirá terminar con este cúmulo de barbaridades. Lamentablemente no existe hoy día ninguna alternativa creíble y los “Zapateristas”, con don Alfredo a la cabeza, se niegan a abandonar sus sillones (y sus trasnochadas y oportunistas consignas). Nos esperan tiempos extremadamente difíciles pero no podemos bajar la testa para que nos descabellen. Los bancos con el beneplácito de los políticos mandan en nuestras vidas y haciendas. La España machadiana y ultramontana de “cerrado y sacristía” se impone –o al menos lo intenta- sobre los sentimientos de la mayoría de la gente. Cruzada, una nueva y perversa Cruzada, campea libre y perversamente por los mares y campos españoles.
domingo, 13 de enero de 2013
Los laberintos urbanos
“Posiblemente el problema de las grandes ciudades
sea que hay mucha gente y muy pocas personas”
El excelente escritor granadino, Antonio Muñoz Molina, cuenta una anécdota verdaderamente interesante en su más que recomendable Blog “Escrito en un instante”. Le ocurrió hace más de veinte años cuando aún compaginaba sus funciones en el Ayuntamiento granadino con su imparable y fecunda faceta de escritor. Estaba escribiendo su excelente novela “El invierno en Lisboa” y se enfrentaba a un serio problema narrativo. Tenía escrita más de media novela y el personaje de la misma tenía que llegar a Lisboa, Ciudad que nunca había visitado Muñoz Molina. Resolvió el tema pidiendo permiso en la Casa Grande granadina y marchándose tres días a Lisboa. Dice que la paseó pausada pero intensamente descubriendo rincones y palpando de primera mano sus laberintos urbanos. Después pasó lo que pasó: la gestación de una extraordinaria novela llamada “El invierno en Lisboa”. No se si será motivado por los achaques de la edad, pero lo cierto es que cada día me encuentro más incomodo y desubicado en la Ciudad que me vio nacer y que un día me verá morir. Esta sucia, pésimamente gestionada y, lo que es peor, ninguneada por no pocos sevillanos de “relumbrón”. Recuerdo cuando en el año 2005 me desplacé a Zamora para dar la “I Exaltación de la Saeta” en aquella bonita ciudad castellana. Estuve allí un par de días y me volví a mi tierra verdaderamente complacido por lo visto y contemplado. Una Ciudad limpia y muy bien gestionada. Con su zona monumental en perfecto estado de revista y sus parques y jardines impolutos y sin estar apresados por rejas y cancelas. Se me argumentará que al tratarse de una Ciudad pequeña es más fácil su gestión, control y mantenimiento. Sinceramente no lo se, aunque creo que sería una excusa poco o nada consistente. Los políticos de nuestra Ciudad tienen en su particular diccionario una palabra tabú: Consenso. Cualquier proyecto de mantenimiento o engrandecimiento de cualquier índole es seriamente cuestionado por “la otra parte” y así nos luce el pelo. Estadio Olímpico, la Torre Pelli, Las “Setas” de la Encarnación, Las Atarazanas, la Copa Davis o hasta un azulejo para la parte trianera del río Betis son motivo de duros enfrentamientos. La sociedad sevillana se vértebra en torno a la fugacidad de sus tradiciones y se desarticula en lo social, lo cultural y lo político. Decía Antonio Gramsci que hay que “ser pesimistas en la reflexión y optimistas en la acción”. Para aquellos jóvenes sevillanos con talento y voluntad de labrarse un buen futuro no le queda otra que abandonar la Ciudad. Aquí están –y estarán- irremediablemente perdidos y abandonados a su triste suerte. Sevilla debía tener en cualquiera de sus entradas exteriores un cartel que dijera: “Sevilla. Ciudad inmortal. De pasado esplendoroso y hoy, Reina del Paro y Capitana Genérala de la Chapuza”. Siempre será preferible un buen ejercicio de razonado pesimismo que vivir permanentemente subido en una nube de bucólica felicidad.
viernes, 11 de enero de 2013
En el filo de la navaja
Todos -absolutamente todos- los analistas de cualquier signo o condición se reafirman en que el recién estrenado 2013 será mucho peor que el infausto 2012. La tasa de Paro pasará con creces la barrera de los ¡6.000.000! de parados. Los “jerarcas” europeos, dueños absolutos de nuestras vidas y haciendas, exigirán al Gobierno español unas cuantas vueltas más de tuercas en la injusta “Política de recortes”. Estamos asistiendo estupefactos al cruel acoso y derribo que, de manera inmisericorde, se practica contra los más débiles. Están consiguiendo que cada día muchas familias, hasta ayer estructuradas socialmente, crucen la frontera que les llevará a la pobreza más extrema. Nunca los ricos fueron más ricos y nunca los pobres fueron más pobres. No debíamos olvidar que ambos conceptos son complementarios y, aún asumiendo el sambenito de demagogo, constatar que con las sesiones de Rayos Uva de una Ministra comerían dos familias durante todo un mes. La Educación, la Sanidad y los Servicios Sociales están en un proceso imparable (siempre podremos pararlo entre todos) de liquidación pública y posterior venta al sector privado. La Derecha española, encarnada en el PP, está desactivando no solamente el llamado pomposamente “Estado del bienestar” sino, lo que es más grave, todas las conquistas adquiridas con enormes sacrificios por los trabajadores españoles en los últimos años. Se han pasado por el forro todas sus promesas electorales y, de facto, han convertido la política en una gran mentira. Las últimas encuestas determinan que un 53% de quienes votaron al PP en las últimas elecciones no volvería a hacerlo. Paralelamente, y dado que la gente no es tonta, las mismas encuestas determinan que la única alternativa política posible (PSOE) no termina de remontar el vuelo. Más bien todo lo contrario (la sombra del señor Zapatero es alargada y, don Alfredo, hace tiempo que debía estar jugando al dominó en un Centro de la Tercera Edad). ). Los Sindicatos, después de tantos años de complaciente actitud con los Gobiernos de turno (quien paga manda) no saben como manejar esta explosiva situación (no terminan de enterarse que las “Huelgas Generales” son ya inoperantes y obsoletas. Sería aconsejable que leyesen a Rosa Luxemburgo en su impagable ensayo titulado “Huelga de masas, partido y sindicatos”-1906). Si algo tuvo de positivo el 15-M fue un resurgir espontáneo de la Sociedad Civil española al margen de Partidos y Sindicatos. Por ahí andamos y nadie debe hacerle caso a don Mariano cuando alaba a los españoles que prefieren ver los –sus- problemas sentados cómodamente en los sofás de sus casas. Hasta ahora, afortunadamente, las legitimas y necesarias protestas callejeras han sido pacificas y civilizadas (la actitud provocadora de unos grupos de anti-todo no puede extenderse al resto de los ciudadanos). Este año al ampliarse todavía más la política de recortes aumentarán de manera considerable la respuesta ciudadana a los mismos. España va a ser –ya es- un polvorín. Todo motivado por la ineptitud y la codicia de unos políticos (de todo signo y condición) que han posibilitado, de manera interesada, que los banqueros sean los verdaderos dueños del “Cortijo español”. ¡A la calle, a la puta calle!, a defender de manera civilizada, democrática y enérgica nuestras vidas y, lo más importante, la de nuestros hijos y nietos. Presumo que esta legislatura no se agotará y asumiendo que estas cosas democráticamente no son buenas, se hace del todo absolutamente imprescindible. Si se manifiesta el Personal Sanitario nos afecta porque somos –o seremos- pacientes. Si lo hacen los Profesores también, porque ellos trabajan para nuestros hijos y nietos. No hay protesta profesional o ciudadana donde no existan motivos para participar activa y solidariamente en ella.
Han expoliado las “Arcas Públicas” (estos y los que estaban antes) y ahora quieren que lo paguemos entre todos. Dejemos las Banderas ancladas en el Patio de Armas y prioricemos lo que de verdad nos importa: nuestro presente y el futuro de nuestros hijos y nietos.
Reconozco que tenía olvidada mi juvenil etapa mitinera, pero las circunstancias mandan. Puede que se verdad aquello de: donde hubo candela rescoldito queda.
miércoles, 9 de enero de 2013
Tres sentidas ausencias. Tres Flamencos de muchos kilates.
Arranca el año 2013 llenando de luto las almas de los buenos flamencos. Con una diferencia de muy pocas horas se nos van tres artistas del Flamenco tan distintos como interesantes. Curro Vélez, un bailaor trianero de entre lo mejorcito que ha dado el arrabal y, como suele ocurrir demasiadas veces, no justamente reconocido en la tierra que le vío nacer. Desde hace años alternaba sus actuaciones con la gerencia de su emblemático Tablao en el Barrio del Arenal sevillano (ejemplo paradigmático de que lo comercial no tiene porque estar reñido con la calidad). Grandísimo bailaor trianero al que, insisto, no se le ha dado su justo sitio en el Baile Flamenco. Tomasa Gutiérrez Díaz “La Tomasa” nos deja a los 87 años de edad. Hija de “Pepe Torre”; sobrina del genial “Manuel Torre”; esposa de Manuel “Pies de Plomo” y madre del gran cantaor sevillano “José de la Tomasa”. Empezó a cantar ya de mayor y siempre acompañada a la guitarra por el recordado “Eduardo de la Malena”. Causaban sensación por la pureza de su discurso jondo entre los buenos aficionados flamencos. Fueron muchas las noches que me emocioné escuchando su hilo de voz templado y doliente en la Peña “Torres-Macarena”. Por último, nos ha dejado a los 60 años de edad uno de los últimos grandes bohemios del Cante Flamenco, Antonio Chacón Cruz “Antonio Chacón”. Este grandísimo cantaor sevillano del Barrio de los Carteros reunía todas las condiciones para haber sido uno de los grandes de la Historia del Cante Flamenco sevillano. Su peculiar forma de entender la vida le privó de alcanzar cotas mayores en el Flamenco. Era su vida y la vivió como y cuando quiso. Se por Manolo Bohórquez que pasó sus últimos años solo en una parcela de Castilblanco de los Arroyos y que cuando la muerte llamó a su puerta estaba en una Residencia en Huelva. Comenzamos el año con la perdida de tres baluartes del Arte Jondo. Curro Vélez, “La Tomasa” y Antonio Chacón ya forman parten de nuestra memoria sentimental. Nuestro fraternal abrazo a sus respectivas familias y rogarle al Dios de los Cielos que no siga cargando de negro luto nuestros sentimientos flamencos. Descansen en la paz eterna aquellos que contribuyeron a ayudarnos a crecer como andaluces y, lo más importante, como seres humanos.
La flauta del afilaor
Mi padre corta tableros con su serrucho mientras cantiñea por lo bajini un cante por Fandangos de Canalejas de Puerto Real (“Con sangre de quien te ofenda / tengo que regá tu calle / más si te ofende mi mare / llévalo tu con paciencia / de ella no puedo vengarme”). Mi madre lava en el patio junto a un pilón circundado por latas recicladas en floreros. Mi hermano arregla la cadena de su bicicleta situándola al revés en el suelo. Mi abuelo lee sentado al sol un libro con poemas de Gustavo Adolfo Bécquer. Mi abuela, de riguroso luto, hace punto sentada en su mecedora al final de un corredor con olores a bolitas de alcanfor y alhucema. Lola Montes se mira en el espejo y se pone en su róete una moña de jazmines para ir a ver al Señor del Gran Poder. Mi tía Carmela borda en su bastidor las estrellas de la bocamanga de un recién estrenado Teniente de Artillería. Antonio Fernández Montes restaura, en la puerta de su “cuarto”, un retablo antiguo encargo del anticuario Pepe Saavedra. Amparito “la Planchadora” dobla amorosamente sus recién planchadas camisas para llevarlas a los “Almacenes Peyré”. Isabelita “la del Lappi” se asoma a la ventana para ver llegar a su marido en bicicleta desde la Central Térmica. Los gatos, en los pretiles de las azoteas, dormitan alguna de sus siete vidas al sol. Salvador y Rafael Reina llevan a Amparo, su madre, a la “Casa de Socorro del Prado” con un fuerte dolor en un costado. “Yeye” Martínez Raposo bascula vaporosa en su mecedora flotando como una alada mariposa. Manolito “el de la Tranviaria” me apremia para jugar a la pelota en las Mercedarias. El carro con la leña para los Ybarra desembarca su maderera mercancía. Las campanas de San Nicolás tocan acompasadas llamando a misa. Rafael “el del Vino” ve orgulloso acicalarse en el espejo a su guapísima hija Carmelita (futura esposa de Miguel el de los “Hermanos Reyes”). En la cal de las paredes se refleja el resplandor dorado de la tarde. Pili “la de Parralo” pela a su abuela sentada al sol en su silla de enea. Pepe Fernández Montes torea de salón en el patio soñando con el albero maestrante. “Caralápida” pasa con maestría su muñequilla de charolista sobre un mueble bien de una casa bien de Los Remedios. Las niñas juegan al coro y nos recuerdan cantando lo que eternamente le dicen los barqueros a las niñas bonitas. La Plaza de las Mercedarias espera ansiosa la llegada de un tropel de niños rompedores de pelotas de trapo. Por la calle San José el sol de la tarde levanta su dorada mirada y se posa complacido en el azulejo de la Candelaria. Las monjitas del Convento de Madre de Dios rezan entre dientes mientras preparan la masa para sus dulces. Hoy, precisamente hoy, estamos a 15 de marzo de 1958. Es un sábado de una tarde primaveral en mi “Corral de vecinos”. Todo estaba por estrenarse y todo, absolutamente todo, estaba por descubrir. Muchos y muchas de los aquí citados forman ya parte de mi –nuestra- memoria sentimental. La magdalena de Proust siempre golosa dándonos vueltas en el paladar de los recuerdos. La tarde se iba muriendo lentamente y nosotros, los “niños del pan con azúcar”, corriendo en desbandada ante la súbita aparición de un “guindilla” (de niño ya empezamos a correr delante de los guardias y de viejo tendremos, por los injustos “Recortes”, que volver a hacerlo). Se acabó bruscamente el partido de pelota y también este “Toma de Horas” atado a un pasado con olor a café de pucherete y blancas sabanas tendidas al sol. Suena a la lejos la flauta del afilaor y este sufrido país nuestro vuelve –lamentablemente- a afilar de nuevo cuchillos y tijeras.
lunes, 7 de enero de 2013
El tic-tac de las horas
En Sevilla, como no podía ser de otra forma, el telón del nuevo Año se sube cuando comienza el Quinario del Señor de Sevilla. Después y de manera sincronizada comienza la Novena del Señor de Pasión. En Ellos, y en Nuestra Señora de la Candelaria, duermen y anidan placenteros mis sentimientos sevillanos más firmes y arraigados. Los Reyes Magos ya han pasado (con la esperanza de que ni un solo niño los haya visto pasar de largo) y las recientes “Fiestas Navideñas” forman parte ineludible de nuestra memoria sentimental. Las Navidades son contradictorias por su propia naturaleza: tristes por su inevitable carga de melancolía y alegres por renacer de nuevo a la Esperanza. Luego, los avatares personales de cada uno determinará quien ganó la batalla. Desgraciadamente, lo comercial carece de sentimiento y este es valor predominante en las Navidades contemporáneas. Hoy, cuando el calendario marca un 7 de Enero del Año del Señor del 2013, empieza –empezamos- de verdad una nueva aventura por la supervivencia en esta selva a la que llamamos Sociedad. Que duda cabe que van a ser tiempos muy difíciles y donde no podemos sustraernos de participar activamente en la soluciones de nuestros problemas. Hace frío, mucho frío, en la calle y los cristales de mi ventana se vuelven turbios con el vaho que las acaricia. Desde hora muy temprana la Ciudad se despereza para volver a salir al encuentro de ella misma. La “santa rutina” que decía González Ruano. Frank Sinatra canta desde el ordenador “Summer Wind” y la mañana se llena de optimismo. Quien canta –o escucha cantar- su mal espanta. Los manteles con trineos y estrellitas duermen placidamente en los cajones de los armarios. Belenes y árboles navideños serán desmontados y guardados en cajas hasta la llegada de un nuevo Adviento. Otras cajas, la de los Grandes Almacenes, verán hoy desfilar una cohorte de descontentos prestos a devolver la ilusión en forma de regalos. Los contenedores acumulan enormes cantidades de cajas vacías y las botellas, ya sin sus líquidos elementos, reposan en fila india huérfanas de brindis y parabienes. Los cohetes y petardos, mermados afortunadamente por la Crisis, dejaron su huella de hollín negro sobre el castigado asfalto. Lo dejó escrito meridianamente claro don Antonio Machado: “Todo pasa y todo queda / pero lo nuestro es pasar / pasar haciendo caminos / caminos sobre la mar”. Un Villancico inmortal atado a las paredes del alma nos lo recuerda cada año: “La Nochebuena se viene / la Nochebuena se va / y nosotros nos iremos / y no volveremos más”. Sevilla pone de nuevo en marcha su Reloj sentimental que, amorosamente, nos hará contar las horas que nos llevarán al esplendor que termina por darle sentido a Ella y, sobre todo, a nosotros. Alguien voló sobre el nido de la espadaña de San Roque para confirmarnos de manera rotunda que, en Sevilla, siempre habrá motivos para la Esperanza. Un Tic-tac, tic-tac……repetitivo y monocorde donde las amapolas del Aljarafe terminarán por encandilarse y los pulsos a acelerarse. Las monjas de clausura rezarán el Ave María con las ventanas de los conventos abiertas a la luz. Los ciegos por las esquinas sevillanas ensartarán las divinas agujas para que en los talleres de bordar el oro forme arabescos sobre los mantos. En la Ciudad de la luz no existe peor ciego que el que no quiere ver. Todo eso llegará y quiera el de San Lorenzo que aún estemos por aquí para disfrutarlo y contarlo. Mientras, no queda otra que dormir arrullado por el dulce soniquete del Tic-tac, tic-tac, tic-tac…….. Arranca el Año y con él siempre, invariablemente siempre
arrancamos nosotros.
domingo, 6 de enero de 2013
El Ilustre Vecino
“Madrugó el Hijo de Dios
para crear Madrugada
y hasta el aire se postró
al paso de su Zancada”
Con toda su carga de luces y sombras vivir en Sevilla es una gracia del Cielo. Si además eres vecino de San Lorenzo o sus aledaños ya ni les cuento. Estar todo el año cerca de Él es algo difícilmente imaginable. La Plaza de San Lorenzo (bien restaurada aunque manifiestamente mejorable) cambia sustancialmente en cada Estación del Año. Él nunca cambia sino más bien consigue, poco a poco y año a año, cambiarnos a nosotros. Es en las tardes primaverales con su concurrida afluencia de madres jóvenes y niños correteando por ella (¿qué vida tiene una Plaza o Plazuela sin niños jugando bulliciosos en ellas?) cuando San Lorenzo recobra todo su esplendor. Allí, el Otoño es frágil y melancólico; el Invierno duro e inmisericorde; el Verano tedioso e interminable y la Primavera esplendido colofón de una Plaza donde se sitúa el epicentro de la espiritualidad sevillana más autentica. Él está dentro para poder pasar consulta sentimental todos los días del año y nosotros estamos fuera porque Él así lo determina. En Sevilla, los hombres van a rezarle al Señor y las mujeres simple y llanamente a hablar con Él. Para nosotros, sevillanos en busca del paraíso soñado, nos basta con mirarlo de frente y rezarle un Padre Nuestro. Para ellas, sevillanas de penas asumidas, todo se reduce a un fraternal dialogo. Empecé a frecuentarlo con mi abuela Teresa cuando tan solo contaba ocho años de edad. Después acompañé cada viernes a mi madre durante al menos treinta y cinco años. Ahora voy solo y a diario. Empezar mi habitual paseo matutino por el Centro sin verlo previamente carecería de sentido. Siempre me llamó la atención como mi abuela, mi madre y cuantas mujeres lo visitan le hablan (e incluso le riñen). No me resisto a contaros una anécdota que viví hace un par de años. Estaba una señora compungida detrás de Él y en un ejercicio de intrusismo no me resistí a empaparme de tan jugoso dialogo. Era un lunes a primera hora y estábamos tan solo esta señora apoyada en Su Talón y yo situado estratégicamente a una cierta distancia. Por sus años debía de padecer un problema de sordera y era fácilmente entendible cuanto decía. Se le había muerto su marido y le recriminaba al Señor su dolorosa perdida. Esto era cuanto escuché:
-- Me lo has quitao de mi vera. ¿Tanta farta te hacía ahí arriba?
Un leve sollozo y continuaba:
-- Mira que he venío veces a pedirte por él. Pues ni caso me has hecho.
Seguía con voz entrecortada:
-- Pues que sepas que no voy a vení a verte en una buena temporá.
Unos segundos de pausa interminable y remataba con una reflexión definitiva:
-- Bueno, vamo a dejarlo está. Que comprendo que Tú también has pasao lo tuyo.
Ese día comprendí lo que el Señor ha representado, representa y representará siempre para esta Ciudad. Los Evangelios; la Teología de la Liberación y la Catequesis más profunda servida al sevillano modo por esta buena mujer. Dios me perdone por haber sido testigo voluntario e indiscreto de tan profundo dialogo (hablando con Él nunca existe el soliloquio y mucho menos el monologo: con Él se dialoga). Los vecinos de San Lorenzo tienen un doble privilegio: residir en una de las zonas más hermosas de Sevilla y tenerlo a Él siempre como Ilustre Vecino. Un día, espero que aún muy lejano, también formaré parte de ese vecindario.