No es la primera vez que comento que los Toma de Horas nacieron de una
manera no programada y gracias a la paciencia y el interés de Salva
Gavira. No se crearon para auspiciar
debates y mucho menos para adoctrinar y/o pontificar sobre nada o sobre nadie.
Nos marcamos dos objetivos que, sinceramente, ignoro hasta que punto se están
cumpliendo: transmitir nobles emociones y provocar un punto de reflexión en
quienes amablemente nos visitan. Tenemos a doña Tolerancia como eje vertebrador
y asumimos, sin complejos, entrar en los pantanosos terrenos de la
subjetividad. Unas veces se considerará que aquí se plantean cosas de cierto
interés y en otras que las mismas son absolutamente irrelevantes. Posiblemente,
en ambos casos les –os- asista la razón.
Recibimos una media que ronda las doscientas visitas diarias y eso nos
parece motivo más que suficiente para seguir generando Toma de Horas. Cuando llegamos y traspasamos el umbral de
las 100.000 visitas nos dimos por plenamente satisfechos y realizados (en clave
cofrade podríamos haber dicho: ¡Ahí queó! Pero creemos que aún tenemos cosas
que contar). Con toda sinceridad, nunca pensé –pensamos- llegar a suscitar más
interés que el provocado en nuestro círculo más intimo. A una serie de amigos
muy escogidos me permito enviárselos por el sistema de “copiar y pegar” pues me
consta que valoran cuanto aquí se escribe (valorar no significa necesariamente
estar de acuerdo en todo). Esto me provoca una cierta sensación de pudor, pues
parece como si les metiera de rondón en sus ordenadores los Toma de Horas. Los
blogs se crearon para ser visitados y no para que ellos visitaran a los amigos.
Lo hago por ser plenamente conocedor de
que son gente que me aprecia y valora, posiblemente, en mayor medida de lo que
uno merece. Cuando alguna vez dejo de mandarlos, no pocos de ellos, me comentan
si el motivo es solamente por problemas técnicos. Con amigos de esta valía uno
tiene asegurado un lugar en el paraíso. Escribo diariamente de cinco a seis
Toma de Horas y solamente uno de ellos ve la luz (y la sombra). Descarto
aquellos que me parecen excesivamente individualistas (para nuestras
“batallitas” personales ya tenemos a nuestra almohada) o por considerar que
puedan herir algunas sensibilidades. Internet nos ha proporcionado la
posibilidad de expresarnos libremente y no vamos a renunciar a tan noble
propósito. Sevilla, siempre Sevilla, como eje fundamental de nuestros desvelos
y ensoñaciones. Nuestras inquietudes no conocen límites y luchamos diariamente contra
lo que más daño ha hecho siempre a los seres humanos: la soberbia, la inquina,
la avaricia y la vanidad. Seguiremos por
estos lares mientras el cuerpo y la mente aguanten. Aquí, en los Toma de Horas,
solo sobran aquellos que caminan -desfilan- alborozados detrás de la Bandera del
Fundamentalismo. Un día, esperemos que
aún lejano, seremos pasto de las llamas del olvido. No pasa nada. Lo importante
es sentirse vivos y expresar emociones, sensaciones y opiniones de todo cuanto
nos rodea. No hay más pero tampoco menos.
Copiar y pegar (amigos) siempre será preferible antes que pegar y copiar
(a los amigos).
Pues sí, querido Juan Luis, aunque algunos seamos reacios a poner mensajes, seguimos intensamente tus opiniones, claro que sí. Y sobre el copia y pega tengo mi criterio: prefiero la originalidad en todos los casos, más buenos, mas malos, pero nuestros. Un saludo cordial.
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