“Una sociedad justa es aquella en la que para ser decente no hay que ser heroico”
- José Antonio Marina -
Son muchos los españoles –andaluces y
sevillanos ni les cuento- que están traspasando la frontera que lleva de la
escasez a la miseria. Personas hace muy
pocos años estructurada socialmente y hoy guardando cola para entrar en algún
comedor social. Son las victimas más
propiciatorias de un sistema político y social perverso en su configuración y
maquiavélicos en sus fines. Se ha
configurado un entramado financiero donde los poderes son más fácticos que en
cualquier otra época conocida. El actual
capitalismo en su fase neoliberal se ha derrumbado victima de sus propias
contradicciones y fruto de la codicia y la usura de sus más firmes baluartes. El
sistema está podrido por una corrupción galopante y un afán privatizador de lo
público apabullante. Consiguiendo, gracias a las “garantías constitucionales”,
que los corruptos se vayan de rositas y con los “botines” intactos. Cuando crearon la Ley previamente ya habían
creado la Trampa. Han
sometido a las clases más desfavorecidas a un empobrecimiento tan brutal como
despiadado. Para que nadie se llame a
engaño: estos despropósitos en la gestión pública son aplicables por igual a
nuestros dos grandes Partidos, PSOE y PP.
Los durísimos “Recortes” aplicados a los países más pobres de Europa
vienen determinados por las “instrucciones” de la poseedora de la llave de la “Caja”:
Deustschland con doña Ángela al frente de la nave teutona. ¿Por tanto que importancia tiene que votemos
a nuestros políticos si luego son meros servidores del gigante alemán? ¿No sería mejor que votásemos en Alemania
como lo que somos: sus súbditos? ¿En
verdad creemos que nuestros políticos cobran de las arcas públicas para
defender nuestros intereses? Ni don
Mariano, y mucho menos don Alfredo, tienen la suficiente fuerza y carisma para
defender nuestro país (ni fuera ni dentro de nuestras fronteras). Estamos abocados al fracaso colectivo a menos
de que nos percatemos que esto solo lo podemos arreglar nosotros. Toda la política de grandes “Recortes” tiene
como prioridad el sanear un sistema (el neoliberal) que nos ha llevado a la
ruina. Nos sacrificamos para que “renazca” de nuevo quien nos ha sacrificado a
todos nosotros. ¡De locos! Nos están
engañando diariamente con sus falsos “cantos de sirena” mientras vemos como
decrecen nuestras exiguas ganancias y aumentan considerablemente las suyas. Los jóvenes en paro con una buena formación
asumen que solo tendrán futuro fuera de España.
8 de cada 10 parados de larga duración y mayores de 50 años de edad
saben que sus posibilidades de encontrar trabajo son nulas. ¿Derrotismo?
¿Pesimismo? Sinceramente dense
una vuelta por las colas de los comedores sociales o en los repartos de
alimentos en Caritas o Cruz Roja y verán como “está el patio”. Como única salida solo nos queda intentar,
con todas las armas cívicas y sociales a nuestro alcance, un cambio drástico en
la maltrecha Democracia española. Toca sin
más demora limpiar el “corral político español” de tanta porquería. Cuando
políticos ideológicamente tan dispares como Esperanza Aguirre o Cayo Lara
abogan por una urgente regeneración democrática algo grave esta pasando. Nadie
escucha ni lee a los intelectuales de verdad.
Los Medios de Comunicación responden a criterios empresariales arropando
a la ideología más proclive a sus intereses.
Los políticos se han profesionalizado utilizando el nombre del pueblo en
vano. La justicia es más legal que justa. Todos nos dicen que seamos pacientes con
nuestra hambre que el maná terminará por llegarnos. Nos están engañando como
bellacos y todavía tenemos tendencia a creerlos. Lo dejó escrito Bertolt Brecht: “Las
revoluciones se producen cuando colocan a los pueblos en callejones sin
salida”. No quieren enterarse de lo que
pasa y un día puede que ya sea demasiado tarde.
Son ya muchas las personas que se ven obligadas a meter la cuchara en la
sopa de la ira. Ellos no tienen arreglo pero: ¿y nosotros?
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