Sevilla está mal, muy mal. Andalucía está igual o peor. España es un
barco a la deriva lleno de piratas. Europa funciona –como siempre- a dos
velocidades: la del Norte y la del Sur. Hombre rico; hombre pobre. El mundo según de que parte hablemos está
como está. Los ciudadanos de cualquier parte del universo descubrieron hace
tiempo que los políticos (de todo signo y condición) defienden prioritariamente
sus intereses y los de la
Empresa que los mantiene y encumbra (el Partido). Dicho esto
conviene hacer algunas matizaciones: sin dudar no estamos ante la peor época
que ha padecido la Vieja Europa
(recordemos la trágica II Guerra Mundial que provocó millones, millones y
millones de muertos). Tampoco debemos olvidar los ciudadanos que la Democracia es la única
forma racional que tenemos para la defensa de las libertades. La misma se
asienta en Partidos democráticos; Sindicatos independientes; Organizaciones empresariales
y el necesario poder cívico plasmado en Organizaciones sociales y/o culturales.
Esto es la teoría pero la práctica deja bastante que desear y así nos va. El
necesario contraste de opiniones se ha convertido en un circo mediático donde
siempre prevalece el exabrupto, la grosería y las descalificaciones personales.
Al mismo acude un público manipulado que lo mismo suele aplaudir fervorosamente
una opinión que la contraria. Desgraciadamente lejos queda en el tiempo un
programa tertuliano de cuando la tele era en blanco y negro llamado “La Clave”. Dirigido magistralmente por José Luis Balbín y
su inseparable pipa los contertulios debatían sin interrumpirse ni faltarse al
respeto. Se escogía una película acorde con el tema a tratar y a la
finalización de la misma se abría un clarificador y jugoso debate. ¡Tiempos
aquellos enterrados hoy por los mercaderes catódicos! Ahora hasta los frikis de
por la tarde se atreven a “pontificar” sobre todos los males políticos y
sociales que nos aquejan. A la clase política actual (salvo honrosas
excepciones) se le nota en demasía que han ido poco a clase y han pervertido
cuanto de noble tenía un Arte donde se fundía la Política con la Filosofía, la Economía y la Sociología. Han convertido lo político
en una profesión tan bien remunerada como pésimamente desarrollada. Aburren por
su discurso monocorde, burdo y carente de dialéctica. El PP dice que lo que hace es inevitable y
que la culpa la tiene los que dejaron medio hundido el barco español. Los del
PSOE no dicen nada por encontrarse en la actual y difícil coyuntura muy cómodos
en la Oposición. Los
Partidos pequeños esperando pescar en ríos revueltos. Los Sindicatos… ¡Ufff...
vaya papelito el de los Sindicatos! Tan
solo la Sociedad Civil
es capaz de reaccionar democráticamente ante tal cúmulo de despropósitos. Están croando las ranas por los estanques
vacíos y nadie parece hacerles caso.
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