“La Literatura es el
sudario
que la Reina Penélope
teje de día y desteje de noche
desde hace muchos siglos”
- Almudena Grandes –
Para aquellos que hemos hecho de la lectura parte inseparable de
nuestras vidas leer no es tan solo un placer –que lo es- sino también una
necesidad. Vivir rodeado de libros leídos o pendientes de hacerlo tiene algo de
mágico. Voces calladas esperando la caricia de la mano amiga para expresarse en
todo su esplendor. Los libros ocupan anaqueles y estanterías con sus tapas
multicolores y guardando el tesoro de la sabiduría de los hombres. El poema, el
ensayo, la novela, el cuento, el relato, el tratado político, la Historia….todo,
absolutamente todo, dispuesto a compartir contigo sensaciones y apreciaciones
de todo tipo. Aventuras, viajes, amoríos, tragedias, posicionamientos
políticos, filosóficos y/o sociales para que te sumerjas en los laberintos de
la mente humana. Libros fieles compañeros de tardes-noches invernales de mesa
camilla. En bibliotecas públicas de los dorados años de juventud. En los
atardeceres de playa o campo donde la naturaleza se convierte en un fiel
complemento de la lectura. En mañanas de verano sentados al fresco de las
primeras horas del día o en placenteros viajes en trenes que llevan por sus
raíles las tristezas de la despedidas y el gozo de las llegadas. Hasta los
ciegos idearon un sistema para no verse privados del placer de la lectura (“La Niña de la Puebla”, cantaora
invidente, era una voraz lectora y por ende una persona cultísima). Los libros redimen y liberan al mismo tiempo.
Redimen de la esclavitud inherente a los seres humanos y liberan del yugo de la
cotidianidad. No es casualidad que los regimenes dictatoriales comiencen su
reinados quemando libros, apresando escritores y periodistas y cerrando
librería y bibliotecas. Quieren a los
pájaros encerrados en las jaulas y a ser posible enmudecidos a
perpetuidad. Quien lee asiduamente vive
mil historias paralelas o distintas a las suyas. Soñar desde la lectura pausada y reflexiva se
nos presenta como una de las formas más rotundas de estar y sentirse vivos.
Sueños de papel para hacer más llevadero el duro y noble ejercicio de vivir.
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