El recordado, admirado, añorado y llorado Paco de Lucía decía que las
músicas de raíz (jazz, blues, flamenco…) tenían en común que todas procedían
del dolor, la injusticia y de las “neveras vacías”. El hambre perentoria como
plataforma para que la música se nutra de la rabia y el desconsuelo donde, a
través de la belleza más honda, puedan ser el santo y seña de nuestras
sensibilidades de seres desvalidos. Paco
siempre mantuvo una lucha titánica para que el Flamenco fuera considerado un
elemento cultural y artístico equiparable a las disciplinas culturales y
artísticas de mayor rango y envergadura. Se dejó en el empeño hasta su propia
vida pero el resultado no pudo ser más positivo y esperanzador. Conoció en sus
propias carnes a través de su padre Antonio Sánchez (un guitarrista de noches
festeras señoritiles interminables) las fatiguitas que pasaron los artistas
flamencos de antaño. ¡Todavía hay “intelectuales” del Flamenco que reivindican
la “pureza” flamenca de ese triste periodo! Flamenco de “cuarto” para que algunos se
lleven los “cuartos”. Paco, apoyado en la sapiencia flamenca de su padre y su
hermano Ramón (un excelente guitarrista de la mejor escuela ricardiana), se
agarró siendo un niño al mástil de una guitarra y transformó un Flamenco de
“neveras vacías” por otro donde los
artistas pudieran comer todos los días. Intentar analizar el Flamenco
contemporáneo sin la vital aportación de Paco de Lucia es tan inútil como
irresponsable. El Arte Jondo o es una manifestación artística sustentada en las
raíces del alma o es solo un pasatiempo para cubrir las noches de señoritos
inmisericordes. Paco llenó las “neveras vacías”
del Flamenco con su Arte inconmensurable y con su pertinaz ejemplo de
artista comprometido con la Cultura
andaluza. No hay más pero tampoco menos.
Hoy, gracias a Dios y sobre todo a artistas de la talla de Paco, los grandes
teatros del mundo se abren y entregan complacidos a este Arte parido, criado y
amamantado en la vieja, hermosa y sabia Andalucía. ¡Que nunca más vuelva el Flamenco a la época
de las “neveras vacías”!
Dice el Pele que no cree en el duende, que cuando mejor canta es cuando mete la mano en el bolsillo y toca los billetes. Creo que sirve, aunque sé que siguen pagándole a cantaores en fiestas privadas, cada vez menos, así que espero que esa humillación dure poco y que los profesionales sigan dignificando el cante, y si no ganan-la ley de al oferta y la demanda- se dediquen a otra cosa. El cuartito es y debería haberse quedado en otro tiempo, y no salir jamás de él. Un abrazo. José Luis Tirado.
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