lunes, 16 de junio de 2014

Setenta años de amor




Lamentablemente, y acorde con los tiempos que nos han tocado vivir, la prensa nos trae dos clases de noticias: las malas y las muy malas. Pero como es cierto que no hay regla sin excepción leí una a finales del pasado abril que me resultó enormemente gratificante. El titular era: “Una pareja vive setenta años enamorada y se mueren con quince horas de diferencia”. Luego el subtitular decía: “El matrimonio estaba tan enamorado que, cada mañana, desayunaban agarrados de la mano y no habían dormido separado ni una sola noche”. Ella murió con noventa y dos años de edad y su marido de noventa y uno no tardaría mucho en seguirla (concretamente quince horas). ¡Joé, que cosa más bonita!  El matrimonio compuesto por Helen y Kenneth Felumlee se conoció en 1941 y no se había separado hasta el día de su muerte. Tuvieron ocho hijos a los que cuidaron con esmero y, como es fácil de imaginar, estas cosas solo ocurren en el Cine o en EEUU (que viene a ser lo mismo).  Para algunos/as dormir setenta años con la misma o el mismo no deja de ser un ejercicio de masoquismo. Para otros será una bendición acurrucarse cada noche apoyados en la misma espalda. Ahora los divorcios y separaciones se dan de manera creciente y existen casos de gente que quiere separarse incluso antes de  casarse  (el hijo de un amigo intimo se casó en mayo del pasado año y se separaron en septiembre. Habían comprobado en tres meses que no estaban hechos el uno para la otra). Por eso es conmovedora la historia de Helen y Kenneth. Posiblemente sea de las pocas parejas que llevaron a la practica aquello de “Hasta que la muerte nos separe”.  Los imagino ya en el Cielo durmiendo placidamente en una nube de algodón. Fueron setenta años de amor terrenal y eso bien merece que Dios les proporcione un sitio de privilegio en la Gloria donde poder seguir desayunando cada mañana. Helen y Kenneth; Kenneth y Helen como ejemplo paradigmático de que amarse no es solo cosa de tres días. Han sido setenta años de amor y veinticinco mil quinientos cincuenta desayunos juntos. Como para preguntarle a tu pareja, ¿cariño, tú tomas mermelada o mantequilla con la tostada?

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