martes, 18 de agosto de 2015

Rafael Chirbes





El pasado sábado falleció a los 66 años de edad el escritor Rafael Chirbes. Vivía en las afueras de un pequeño pueblo alicantino llamado Beniarbeig sin más compañía que un par de perros y su extensa y valiosísima biblioteca. Lo descubrí hace ya algunos años en el Mercadillo del Jueves. Vi sobre una raída sabana extendida por el suelo un libro que llamó mi atención. Su autor era un tal Rafael Chirbes y se titulaba “Los viejos amigos” (2003). Su voraz lectura no hizo más que confirmarme que había encontrado a un autor al que seguiría siempre de por vida (la suya o la mía).  Poco a poco me fui haciendo de todas sus novelas publicadas hasta llegar a lo que entiendo representa el culmen de su obra: “Crematorio” (2007-Anagrama) y, fundamentalmente, “La otra orilla” (2013-Anagrama). En esta última queda narrado de manera absolutamente deslumbrante y demoledora el periodo de corrupción que ha padecido -y padece- nuestro amado y maltratado país. Recuerdo no hace mucho una entrevista televisiva que le hicieron a Rafael Chirbes en el programa “Página 2 de RTVE.  En la misma dejó meridianamente clara su lucidez y su activo escepticismo totalmente desprovisto de tanta moralina al uso. Venía a decir que él no era un cura ni tampoco un psicólogo con fórmulas mágicas para sanar almas y cuerpos.  Era, simple y llanamente, un escritor que entendía la Literatura como una forma de agitación social y un tañer de campanas para despertar las conciencias adormecidas. Sus novelas fueron traducidas a varios idiomas y, en vida, consiguió todos los premios literarios nacionales habidos y por haber. Huía de la fama aunque esta se empeñaba en atraparlo a través de sus grandes éxitos de ventas.  El pasado lunes le detectaron un cáncer de pulmón (era un fumador empedernido) y a los cinco días de tan triste diagnóstico le dijo adiós a la vida. Se diría que puestos a morir mejor hacerlo con las botas (pluma y tintero) puestas y sin dar muchos problemas a familiares y amigos (¿dónde hay que firmar?). Tuvo tiempo de terminar la que ya será su novela póstuma (“París-Austerlitz”) y enviarla a la Editorial Anagrama que la publicará posiblemente el próximo enero. Tiempo estos complicados de asimilar donde las pérdidas las contamos ya por legión. Leerlo y admirarlo será  el mejor homenaje que podemos hacerle a él y, fundamentalmente, a nosotros mismos. Descanse en paz Maestro. Hasta siempre y gracias por todo don Rafael.


Juan Luis Franco – Martes Día 18 de Agosto del 2015

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