martes, 27 de octubre de 2015

Grandeza





“No temáis a la grandeza;
algunos nacen grandes,
algunos logran grandeza,
a algunos la grandeza les es impuesta
y a otros la grandeza les queda grande”
- William Shakespeare –

La grandeza, ser grande en cualquier parcela de la vida o de una manera integral, es algo que con las coordenadas actuales está seriamente devaluada. En Sevilla cuando queremos halagar a alguien por la vía de la ojana siempre rematamos con un: ¡Que grande eres tío!  Hoy parece ser que la grandeza está íntimamente ligada al acopio de fama o dinero (o ambas cosas a la vez).  La grandeza de las personas en cuanto a sus valores éticos-morales-culturales-artísticos y sus comportamientos sociales se refiere ocupan un segundo o tercer plano.  Más que nunca toma parada y fonda el dicho antiguo de tanto tienes tanto vales. En cuanto a la grandeza se refiere  el día a día nos ofrece cientos de ejemplos realmente contradictorios. Personas que, sin pretenderlo, por su condición humana y sus intrínsicos valores artísticos-intelectuales-morales son grandes y otras que, a pesar de buscar denodadamente la grandeza, nunca terminan de encontrarla. Lo triste es que los parámetros de la grandeza están tan mercantilizados que tan solo aparecen en el ranking los escogidos por los gurús mediáticos. Unos viven obsesionados por conseguir y permanecer en la grandeza y otros tan solo tratan, a través de sus obras, de entregar sus vidas a los demás. Aparte de una supina estupidez debe ser tremendamente aburrido estar todo el día preguntándote si eres grande o no.  Al final, en lo físico, ser grande y no llamarte Pau Gasol resulta un verdadero coñazo. Sevilla es una isla de grandeza hacia donde, de manera compulsiva, siempre se dirigen remando un montón de figurones. Nunca, afortunadamente, terminan por llegar.


Juan Luis Franco – Miércoles Día 28 de Octubre del 2015

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