miércoles, 11 de noviembre de 2015

Barquitos de papel





“Las olas de la mar siempre
terminan borrando los corazones
pintados sobre la arena de la playa”

Cada vez más de tarde en tarde me llegan peticiones a través de amigos y conocidos para que colabore con algún artículo en las pocas Revistas flamencas y/o culturales de las pocas que van quedando.  Me excuso de hacerlo pues todo cuanto tenía (y tengo) que decir solo lo hago (y haré) a través de los Toma de Horas.  Aquí, gracias a Internet y fundamentalmente al impagable apoyo logístico de mi buen amigo Salva Gavira, me siento bastante cómodo y embarcado plenamente en la nave de la libertad. Desde que comenzamos ya son cerca de mil trescientos los Toma de Horas “colgados “en el Blog.  Repasando someramente sobre lo escrito creo que no se me ha olvidado nada fundamental y aquí se quedan plasmados mis inquietudes, sentimientos y desvelos. No es la primera vez –ni será la última- que comento sobre las fotos que Salva Gavira utiliza para enriquecer los textos y que son espectaculares. Configuran junto con lo escrito un “corpus” inseparable y que nos demuestra que con pocos y buenos mimbres también se puede hacer un buen cesto. El día que por imperativos de la vida se termine esta hermosa aventura cerraré definitivamente esta ilusionante  y fértil etapa de aprendiz de escritor.  En estas modestas páginas quedarán para siempre cuanto me he atrevido opinar de lo humano y lo divino. ¿Utilidad o importancia? Sinceramente creo que poca o ninguna. Vamos camino de las cuatrocientas mil visitas que, ignorando si son muchas o pocas, a mí me parecen una barbaridad.  Tengo la grata impresión de que este Blog no ha pasado desapercibido en nuestra Ciudad y esa ya es bastante recompensa. Siempre hemos huido (y huiremos) del exabrupto, el fundamentalismo y las descalificaciones personales que siempre terminan por envilecer a quienes las propagan. Queda tinta en el tintero para emborronar todavía algunos Toma de Horas  más y en esa grata tarea seguiremos. Pasan los días y con ellos pasamos nosotros. Frágiles barquitos de papel navegando los días de lluvia por entre los canalillos de las azoteas sevillanas. Sevillanos errantes buscando los paraísos perdidos.  Gotas de cera derramadas por los laberintos de la Catedral.  Pisadas en la arena que se pierden cuando amanece el día.


Juan Luis Franco – Miércoles Día 11 de Noviembre del 2015

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