Debo reconocer que el término de purista en si mismo me da una cierta
sensación de escalofrío. En lo artístico, cultural, tradicional o social se
mueven en los estrechos márgenes que dimanan de una cierta forma de
fundamentalismo. La pureza no existe más
que en aquellos que, a través de la fe, la encuadran en la figura divina de la Virgen María. Hasta el agua de la lluvia cuando besa el
suelo ya viene contaminada por el aire.
Bien está que las grandes obras artísticas y/o culturales se eternicen en el tiempo
enmarcado dentro del clasicismo. Son en definitiva las raíces de donde poder
nutrirse las generaciones venideras.
Cada uno es fruto y consecuencia de una época determinada y la misma
siempre está abierta a unos nuevos parámetros para casi todo. La Novena Sinfonía de Beethoven,
el Amarcord de Fellini o la
Malagueña de don Antonio Chacón están perfectamente definidas
y desvirtuarlas con un falso vanguardismo es un puro disparate. Pero no quiere
esto decir que los nuevos directores de cine se limiten a copiar a don Federico
(Fellini); los nuevos compositores de música clásica sigan a rumbo fijo los
pasos (notas en este caso) de don Ludwig (van Beethoven) y que todos los
cantaores sigan contra viento y marea los pasos de Chacón (don Antonio). Los
puristas quieren encerrar en una jaula de oro aquello que ellos consideran
inamovibles tachando de herejes a quienes se atrevan a tocar un solo barrote de
esa jaula. La vida evoluciona y las ciencias
y las artes son un fiel reflejo de ese proceso evolutivo. Los humanos, para lo
bueno y lo malo, somos esclavos y dueños de nuestro tiempo. La clave está en
que ni todo lo antiguo merece ser conservado ni todo lo moderno merece ser
alabado (también vale al revés). Debe
existir un razonable equilibrio que, por cierto, se saltan a la torera tanto
los puristas como los falsos vanguardistas.
En no pocas ocasiones (el Flamenco siempre resulta un clarificador
ejemplo) purismo se confunde con ortodoxia y esta a su vez con
fundamentalismo. Puristas, ¡ay los
puristas!
Juan Luis Franco – Domingo Día 15 de Noviembre del 2015
No hay nada puro en el Universo. Todo evoluciona. Un saludo, amigo Juan Luis.
ResponderEliminar