martes, 23 de febrero de 2016

Dos vidas y un destino














Cuando el mes de febrero enfila su último tramo (¿fila, tramo? Resulta fácil deducir en que estoy ya pensando) de su segunda quincena y marzo cada vez se nos hace más cercano en el horizonte de la Ciudad, se han producido dos fallecimientos que han llenado de pesar al mundo de la Cultura universal.  Nos dejó a los 89 años de edad Harper Lee la autora de “Matar  un ruiseñor” que se nos configura como una de las novelas más demoledoras contra la segregación racial en EEUU y una de las cumbres literarias del pasado siglo XX. Esta novela escrita en 1960 alcanzó la cifra de 30 millones de ejemplares vendidos y su definitiva consagración llegó cuando Robert Mulligan la llevó al cine con la soberbia interpretación de Gregory Peck.  A Harper Lee le bastó escribir tan solo esta novela para pasar al olimpo de los dioses de la Literatura Universal. Vivía desde hace años retirada llevando una vida placentera y discreta. Murió mientras dormía en la residencia de ancianos donde pasó sus últimos días. Harper Lee nunca se casó ni tuvo hijos.  El mejor homenaje que podemos hacerle es leer de nuevo (o por primera vez) esta inmortal  novela o visionar una vez más la excelente película dirigida por Robert Mulligan.  La otra desaparición no menos sentida es la de Umberto Eco.  Escritor, filósofo, pensador, semiólogo y una de las mentes más lucidas de la intelectualidad contemporánea de la Vieja Europa. Un auténtico referente moral e intelectual  en una sociedad, la europea, poco proclive a pensar en cosas que no sean el pragmatismo y lo estrictamente material. Tenía 84 años de edad y nos deja dos obras fundamentales como son “El nombre de la rosa” y “El péndulo de Foucault”. Umberto y Harper; Harper y Umberto como dos referentes inexcusables para entender la extraordinaria grandeza de los verdaderos creadores. Produce desosiego observar como nos han moldeado una sociedad donde el Arte y la Cultura ni están ni se les espera.  Todo gira en torno a esto que, dentro de la Sociedad de Consumo, llaman “Entretenimiento” y donde lo insustancial prima sobre lo verdaderamente interesante. Solo tenemos a la Cultura y el Arte para dotar a nuestras vidas de la belleza de la estética y del compromiso solidario a través de la ética. Han muerto una americana y un italiano que lograron con sus inmortales obras que nuestras vidas tuvieran algo más de sentido.

 

 

Juan Luis Franco – Martes Día 23 de Febrero del 2016

 

  

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