De tarde en tarde te llegan noticias que, aparte de subirte la moral,
terminan por reconciliarte con el díscolo cabroncete
que todos los españoles llevamos dentro. Le han concedido el “Premio Princesa de Asturias de las Artes-2016” a Nuria Espert. Este portento de actriz vino al mundo en Hospitalet de Llobregat un 11 de junio de… (bueno el año en verdad
es irrelevante pues ella, como todos los genios, es intemporal).
Nuria Espert es a las Artes
escénicas lo que el agua a la vida: TODO.
Sensible, dúctil, versátil, apasionada y rotundamente hermosa. Sus
aportaciones al Mundo del Teatro se
me configuran absolutamente fundamentales. Siempre me ha interesado todo
aquello que tuviera relación con ella y no creo recordar una sola vez que
teniendo la oportunidad de verla actuar haya declinado el disfrute de tal gozo
estético. Nunca he dejado de sentir una especial veneración (asumiendo íntegramente el contenido de esta palabra)
por una serie de actrices donde Nuria
Espert ocupa uno de los lugares preferentes. Bien está que un Premio de la importancia del Príncipe (perdón Princesa que no me acostumbro) de
Asturias lo posean personas de tantísimo talento. Lo gana la Espert
pero, sobre todo, lo gana la credibilidad internacional del Premio. Por cierto,
no estaría de más que a la hora de programar “sus” Premios nuestras autoridades junteras se acuerden de que,
afortunadamente, artistas de la talla de Antoñita
Moreno o Gracia Montes aún siguen
entre nosotros. ¿Lo harán? Vayan ustedes a saber. La respuesta está en
el viento del “Hospital de las Cinco
Llagas”.
Juan Luis Franco – Jueves Día 12 de Mayo del 2016-05-11
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